Danza verde sobre el cemento

Sobre el ingrato cemento, un bailar¨ªn rompe y desgrana manzanas verdes: es el inicio de un espect¨¢culo compuesto por cinco performances continuas de importantes creadores, que desarrollan su labor en la Comunidad de Madrid, donde el tema de la ecolog¨ªa y el paisaje ocupa una parte fundamental del argumento colectivo.

Poco a poco, militantes del sector convocados, ocasionales paseantes y gente del barrio llenaron la todav¨ªa hoy inh¨®spita plaza que colinda con el Pasillo Verde. Los Veranos de la Villa y la sala Cuarta Pared han ideado este programa que quiere acercar este sector de la ciudad a las expresiones m¨¢s actuales del baile. La experiencia de ayer por la tarde lo consigui¨® plenamente.

El argentino Mart¨ªn Inthamouss¨², envuelto en tres micr¨®fonos de mano con sus largos cables, cort¨® las manzanas verdes y las esparci¨® sobre el pavimento, haciendo de la acci¨®n colectiva algo que aunaba cotidianidad con arte. La aceptaci¨®n del p¨²blico fue una demostraci¨®n de que la danza no est¨¢ tan distante ni es ajena a lo que nos pasa a todos; se trata de hacerlo bien, de comunicar, de que los artistas exporten su sinceridad desde el estudio a la calle, y en la calle est¨¢, probablemente, su futuro y su p¨²blico b¨¢sico.

El mensaje ecol¨®gico estaba muy presente en todo: el agua de Carmen Werner, las manzanas de Mart¨ªn y el ¨¢rbol hu¨¦rfano de Daniel Abreu aportaban una voluntad expresiva clar¨ªsima y un compromiso que desde la primera pieza del argentino se hac¨ªa en un espacio acotado en los que cantaba, sufr¨ªa y buscaba una respuesta del espectador.

Hubo en todas las piezas una interacci¨®n con mucha l¨®gica entre voz-sonido, movimiento y performance, y eso es quiz¨¢ lo que pide hoy el arte de la acci¨®n callejera de la danza para conectar con un p¨²blico emergente, que no tiene que ser refugio sino futuro.

El franc¨¦s Nicolas Rambaud, sentimental y t¨¦cnicamente impecable, hizo un solo expresivo y de desamor que sirvi¨® de tr¨¢nsito a la sensualidad de M¨®nica Garc¨ªa y a Daniel Abreu, ir¨®nico y ecologista, vestido como un Jack Twist que planta obcecadamente un ¨¢rbol sobre el cemento, trae la tierra, lo riega y le da vida.

Finalmente, Carmen Werner y su compa?¨ªa, cuando el p¨²blico pr¨¢cticamente se hab¨ªa duplicado y anochec¨ªa, hizo una coreograf¨ªa de grupo basada en el agua: las bocas de riego ba?aron a los bailarines y llegaron hasta el p¨²blico, que no rechaz¨® y recibi¨® con alegr¨ªa la irrigaci¨®n. El mensaje de Werner era muy claro: los bailarines llegaron al espacio decidido con una margarita en la mano, y se trataba de dar vida a la flor con la energ¨ªa del baile y del preciado l¨ªquido.

La experiencia del Danzacalles en el Pasillo Verde da un resultado asombrosamente positivo, donde se re¨²ne la energ¨ªa de la danza contempor¨¢nea madrile?a con la aceptaci¨®n del colectivo urbano. La experiencia se repetir¨¢ ma?ana y pasado, a partir de las ocho de la noche.