"Si hablara el gato dir¨ªa que hay vientos de guerra"
Alberto Asor Rosa (Roma, 1933) es uno de los grandes intelectuales de la izquierda italiana; es, tambi¨¦n, un importante historiador de la literatura de su pa¨ªs, un catedr¨¢tico que ha hecho de su magisterio una referencia. Pero se desconoc¨ªa que fuera capaz de meterse en la piel de los perros y de los gatos. Ahora ya se sabe. Acaba de publicar en Espa?a Historias de animales y otras vidas (Barataria), en el que el gato y el perro (una perra) toman la palabra. Mucho m¨¢s que un libro de ficci¨®n. Estuvo presentando este libro (su segunda narraci¨®n, despu¨¦s de su autobiogr¨¢fica Alba de un mundo nuevo) en el Instituto Italiano de Cultura, en Madrid, y all¨ª hablamos.
Pregunta. Ha escrito usted un libro filos¨®fico.
Respuesta. No era mi intenci¨®n. Pensaba escribir un libro sobre una experiencia sentimental, dando voz a un gato y a un perro, exactamente a una perra. Quer¨ªa establecer un cruce de relaciones entre dos seres vivos animales y dos seres humanos. La filosof¨ªa nace quiz¨¢ del hecho de que, para determinar esta relaci¨®n, y sobre todo para determinar estas interrelaciones hombre-gato, mujer-perra, hombre-mujer y tambi¨¦n gato-perra era necesario reflexionar sobre la vida, la existencia, los amores y los afectos. Y por lo tanto alg¨²n elemento filos¨®fico no intencional aparece, dir¨ªa que de forma espont¨¢nea.
P. Y hay alguna reflexi¨®n sobre el fatalismo que nos persigue...
R. Desde hace unos a?os atravieso una fase de escepticismo hacia los seres humanos. Este escepticismo se basa en la percepci¨®n de que en los comportamientos de los hombres a menudo emergen, para seguir con la broma, actitudes animales, as¨ª como en la observaci¨®n de los comportamientos animales aparecen tendencias, manifestaciones que podr¨ªamos definir humanas. En el trasfondo de esta historia hay experiencias incluso privadas, adem¨¢s del sentimiento de una condici¨®n bastante tr¨¢gica de la realidad humana contempor¨¢nea, que en este momento me parece que no logra encontrar el camino de nuevos valores y de nuevas cosas en las que creer. Decir esto directamente hubiera significado asumir un discurso de tipo filos¨®fico que quer¨ªa evitar. Dar voz a los animales para poder expresar estas cosas permite decirlas de manera ligera e ir¨®nica.
P. Se sirve de un gato y de una perra. ?Qu¨¦ representan?
R. Aparte de las met¨¢foras, es tambi¨¦n una historia verdadera. Existieron el gato y la perra, existen la mujer y el hombre. Si no hubiera existido esto, la narraci¨®n hubiera sido una narraci¨®n filos¨®fica a la manera de los franceses del siglo XVIII. El gato es el fil¨®sofo de origen proletario que ha conocido lo dura que es la vida, as¨ª que se adapta a la nueva vida con una mezcla de afecto y esp¨ªritu cr¨ªtico. El gato es lo que yo llamar¨ªa un intelectual cr¨ªtico que viene de abajo. El perro, o m¨¢s exactamente la perra, es la expresi¨®n de una vitalidad afectiva m¨¢s incondicional, menos cr¨ªtica, que apela continuamente a la voz de los afectos. Naturalmente, no es indiferente que el gato fil¨®sofo sea un macho, con una historia no feliz a sus espaldas, y que la perra sea una mujer, una se?ora de sentimientos elevados y de gran capacidad sentimental. En el trasfondo estar¨ªan el hombre y la mujer que repiten de alguna manera esta pareja animal. Porque el hombre es un intelectual algo decadente y cr¨ªtico y la mujer es una mujer llena de energ¨ªa y vitalidad. As¨ª que son dobles parejas.
P. ?Qu¨¦ es usted m¨¢s: un gato o una perra?
R. Un gato, sin lugar a dudas. En los debates en los que me he visto implicado en el transcurso de mi vida, a menudo se ha dicho de m¨ª que soy un gato socarr¨®n, observador, dispuesto a ara?ar en cualquier momento. Mi papel seguramente es ¨¦ste.
P. En su libro la perra dice que el mundo es bello porque hay de todo...
R. Creo que ¨¦sta es la lecci¨®n animal. Yo no he sido ni en el pasado ni ahora un animalista ideol¨®gico; he sacado estas observaciones de una experiencia directa. Lo que me asombra de los animales, y especialmente en mi vivencia con estos dos, es la capacidad de absorber de la vida la mayor cantidad de oportunidades posibles. Hay otra parte del libro donde digo que los hombres, a diferencia de los animales, pueden mirar el cielo y ver las nubes que pasan. De esta condici¨®n privilegiada nace, sin embargo, esa inquietud eternamente insatisfecha que caracteriza la condici¨®n humana. La condici¨®n animal en todo momento est¨¢ en el l¨ªmite de una total satisfacci¨®n de s¨ª misma. Se podr¨ªa decir que esto se debe a la falta de pensamiento. Sin embargo, viendo la parte positiva, esta falta de pensamiento hace que sea m¨¢s total la satisfacci¨®n de la vida; me parece que es ¨¦ste el sentido de la frase de la perra, y creo que es algo sobre lo cual habr¨ªa que reflexionar m¨¢s.
P. ?Y usted cree que el mundo es bello?
R. S¨ª, tiendo a pensar que s¨ª. Creo que deteni¨¦ndonos m¨¢s sobre las cuestiones esenciales de la existencia, de la vida e incluso de la muerte, la percepci¨®n de esta belleza ser¨ªa m¨¢s fuerte que la que tenemos, si pas¨¢ramos por alto problemas que al final resultan ser superficiales.
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