Philly, la ciudad amiga
A 150 kil¨®metros de Nueva York, Filadelfia descubre sus secretos
Se la mire por donde se la mire, Filadelfia es magn¨ªfica, pero tiene un problema: est¨¢ a tan s¨®lo 150 kil¨®metros de Nueva York, ?y qui¨¦n resiste tal comparaci¨®n? La ciudad del Empire State la oscurece, y Filadelfia es como una joven muy atractiva que tiene la desgracia de tener una hermana m¨¢s bella a¨²n. Pero no es ella la que pierde: somos nosotros quienes salimos perdiendo.
Philly (as¨ª la llaman su mill¨®n y medio de habitantes) es una de las ciudades m¨¢s antiguas de Estados Unidos, y entre 1790 y 1800 fue su capital. Su historia arranca en 1681, cuando Carlos II, como pago de la fortuna que deb¨ªa a su padre, dio a William Penn unos extens¨ªsimos territorios: Pennsilvania, los "bosques de Penn". Defensor de la libertad religiosa, Penn fund¨® una ciudad que pudiera acoger a los perseguidos por sus ideas religiosas, y la llam¨® Philadelphia (del griego, "amor fraternal").
Ese ambiente relajado y tolerante de sus or¨ªgenes a¨²n se respira hoy d¨ªa. Su centro es un rect¨¢ngulo limitado por dos r¨ªos, el Schuylkill al oeste y el Delaware al este, con uno de los mayores puertos fluviales del mundo. La ciudad vieja se halla junto al Delaware, y entre sus edificios se cuenta el Independence Hall, donde se firmaron la Declaraci¨®n de Independencia y la Constituci¨®n de los EE UU, y el Liberty Bell Pavilion, en el que se exhibe la Campana de la Libertad, s¨ªmbolo de la lucha contra la esclavitud. Barrios antiguos como el de Society Hill, con sus calles arboladas y sus bajas casas de ladrillo del siglo XVIII, son una delicia por la sensaci¨®n de orden y tranquilidad que desprenden.
Una excelente manera de empezar a conocer Filadelfia es subir a la torre del City Hall. Se acab¨® en 1901, y la corona una estatua de William Penn realizada por Alexander M. Calder, abuelo del famoso Calder, el escultor de los m¨®viles. Desde las alturas se goza de una fant¨¢stica vista en redondo de la ciudad y se aprecia su perfecto trazado en cuadr¨ªcula, con cuatro avenidas en cruz, tres de las cuales (la cuarta no, por alcanzar pronto el Delaware) se pierden en el horizonte con rectil¨ªnea y casi desesperante terquedad. Hasta 1987, un "pacto de caballeros" hizo que ning¨²n edificio superara los 167 metros a los que se eleva la estatua de Penn (desde la calle, por cierto, la torre no parece tan alta). El pacto se rompi¨®, ante la indignaci¨®n de muchos, y cerca del City Hall se han levantado unos cuantos rascacielos, como la torre de One Liberty Place, en 1987, y las dos mellizas de Two Liberty Place, en 1990, tambi¨¦n del estudio de Chicago Murphy / Jahn, azuladas, bonitas y siempre presentes, una especie de homenaje posmodernista al Chrysler de Nueva York. Las obras de Helmut Jahn, alem¨¢n, se reparten por todo el mundo, Singapur, Johanesburgo, Los ?ngeles, Berl¨ªn, y entre ellas est¨¢ la sede del Parlamento Europeo en Bruselas. El PSFS Building, de Howe & Lescaze, terminado en 1932 (por tanto, m¨¢s bajo que el City Hall) resulta menos llamativo, pero es un cl¨¢sico de la arquitectura estadounidense cuya influencia se puede rastrear en numerosos edificios neoyorquinos.
Si subir a la torre del City Hall nos da una idea general de la ciudad, otra forma de conocerla (aparte de caminar, evidentemente) es montarse en el Phlash, el autob¨²s tur¨ªstico que, en un recorrido que empieza y termina junto al Convention Center, cerca del City Hall, pasa por la ciudad vieja, incluyendo la colorida South Street, llena de tiendas, restaurantes y grafitis; el puerto, o, yendo hacia el oeste, el Museo Rodin y el de Arte. La casa de Edgar Allan Poe, en la Calle 7, es uno de los pocos puntos de inter¨¦s que queda algo lejos de su recorrido.
El Museo de Arte est¨¢ en una colina sobre el Schuylkill, desde la que hay una buena vista de la ciudad, cerca del Fairmount Park. El conjunto, como si fueran tres templos griegos de piedra color albero y enormes columnas, es impresionante por su tama?o y por lo que guarda: colecciones de cascos y armaduras griegas y romanas, arte asi¨¢tico, medieval, tapices, mobiliario, pintores estadounidenses del siglo XIX como Thomas Eakins, La crucifixi¨®n con la Virgen y san Juan, de Van der Weyden, Marcel Duchamp, Cy Twombly... Cuando estoy a escasos metros de unos cuadros de Van Gogh, mi debilidad, los vigilantes avanzan hacia m¨ª en l¨ªnea. Una mujer negra, inmensa como el Delaware, se interpone entre el cuadro y yo. "It's closing, sir" ("Vamos a cerrar, se?or"). Hay miradas -y cuerpos- que no admiten r¨¦plica, y me bato en cobarde retirada.
Atractivo cinematogr¨¢fico
Al salir del museo, veo a unos veinte estudiantes que suben las escaleras corriendo, y al llegar arriba, alzan los brazos, gritan y r¨ªen: es un remedo de la famosa escena de Rocky. El atractivo de Filadelfia y su importancia hist¨®rica ha hecho que numerosas pel¨ªculas se rueden en ella. Historias de Filadelfia es el primer t¨ªtulo que se nos viene a la cabeza, aunque all¨ª nada se nos muestre de la ciudad. ?nico testigo (los amish son de Pensilvania), con la emocionante escena del ni?o escondido en los servicios de la majestuosa estaci¨®n de tren, al otro lado del Delaware; la serie Caso abierto; El sexto sentido y El Protegido (su director, Shyamalan, es indio, pero se cri¨® aqu¨ª), o La b¨²squeda (una pel¨ªcula bastante mediocre donde Nicholas Cage se enfrenta a quienes pretenden robar la Declaraci¨®n de Independencia de los Estados Unidos) son algunos ejemplos de producciones que transcurren total o parcialmente en Filadelfia. En la ¨²ltima citada, el personaje interpretado por Cage se llama Benjamin Franklin, en honor del cient¨ªfico, inventor y diplom¨¢tico que tanto hizo por esta ciudad (fund¨® la primera biblioteca p¨²blica, la universidad, la brigada antiincendios...) y por la independencia de Estados Unidos.
El peque?o Museo Rodin es otra de las joyas de Filadelfia. Inaugurado en 1929 con la colecci¨®n donada por Jules Mastbaum, contiene el mayor n¨²mero de obras del escultor fuera de Francia. En el jard¨ªn nos recibe El pensador, y dentro, retratos, como la fina cabeza de Mahler; la de Balzac, como un p¨¢jaro gordo y despeinado; preciosas figuras femeninas, como Despertar, o prodigios de la expresi¨®n, como El Minotauro, el horror de la bella ante el abrazo de la bestia, o de la joven frente al viejo. Me acerco al grupo de Los burgueses de Calais, y miro desde abajo al que se lleva las manos a la cabeza inclinada, casi metiendo la m¨ªa en el hueco que forman la suya y sus brazos: respiro la sensaci¨®n de que ese coloso de bronce tiene vida.
Filadelfia, adem¨¢s de sus calles, parques y museos, tiene una animada vida cultural y nocturna, muy buenos restaurantes, excelentes tiendas y precios nada disparatados. S¨ª, aunque nos encante Nueva York, vale la pena serle infiel con Philly. Al fin y al cabo, s¨®lo estamos hablando de ciudades.
Mart¨ªn Casariego (Madrid, 1962) es autor de la novela Nieve al sol (Espasa)
GU?A PR?CTICA
C¨®mo llegar
- Spanair (www.spanair.com; 902 13 14 15) tiene vuelos a Filadelfia, desde Madrid, a partir de 695,32 euros, tasas incluidas.
- Desde Nueva York, el billete de tren a Filadelfia, ida y vuelta, cuesta a partir de 33,55 euros (www.amtrak.com).
Dormir
- Latham Hotel (001 21 55 63 74 74). Una muy buena opci¨®n, en la 17th Street y Walnut, entre el City Hall y la Rittenhouse Square. Peque?o, sin pretensiones, c¨®modo y bonito.
Visitas
- Torre del City Hall (ayuntamiento). Abre de lunes a viernes, de 9.30 a 16.30 horas, visitas cada 15 minutos (entre 9.30 y 12.00 suele estar reservado para escolares), cinco personas m¨¢ximo. Donaci¨®n voluntaria: 80 c¨¦ntimos de euro.
- Museo de Arte de Filadelfia (www.philamuseum.org). Benjamin Franklin Parkway y 26th Street. Entrada de adulto, 9,60 euros. Entre 13 y 18 a?os, 6,40 euros. Menores de 13 a?os, gratis. Martes a domingo, de 10.00 a 17.00. Viernes, hasta las 20.45.
- Phillyphlash (www.phillyphlash.com). Autob¨²s tur¨ªstico que circula entre el 1 de marzo y el 30 de noviembre, de 10.00 a 18.00 horas. El billete cuesta 80 c¨¦ntimos de euro cada vez que se sube, pero por 3,20 euros se puede subir y bajar durante un d¨ªa (por ocho euros, un grupo de cuatro personas).
Comer
Filadelfia tiene fama de ser una de las ciudades de EE UU donde mejor se come.
Son bonitos los locales de Rittenhouse Square, como el Rouge o el Bleu.
- Lacroix at the Rittenhouse. 210 W.Rittenhouse Square. Para desayunar. Buf¨¦ de 9,60 euros.
- Little Pete. 17th Street con Chacellor. Por cuatro euros, el desayuno que tomar¨ªa un polic¨ªa en una pel¨ªcula.
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