Visibilidad de Madrid
No fue cosa nueva lo que sucedi¨® el s¨¢bado en esta villa: que dos hombres se asomaran al balc¨®n de la Casa de la Panader¨ªa para celebrar la legitimaci¨®n de su compromiso p¨²blico de matrimonio por parte de un alcalde que no les casaba por su cuenta, sino en nombre del jefe del Estado. Pero no s¨¦ si el jefe del Estado es o no un pol¨ªtico en sentido estricto, lo que s¨ª s¨¦ es que es cat¨®lico, de modo que supongo que la advertencia a los pol¨ªticos cat¨®licos del arzobispo de Madrid, a cuya di¨®cesis pertenece el Rey, antes de la boda, tambi¨¦n deber¨¢ concernir al monarca. Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, vigilante moral de esta villa, les advirti¨® de que no hay m¨¢s matrimonio -¨¦l no hace distinci¨®n entre presbiterio y Casa de la Panader¨ªa- que el matrimonio entre un hombre y una mujer. Pero no s¨¦ si detr¨¢s de la advertencia a todo pol¨ªtico cat¨®lico que act¨²e de oficiante en este tipo de ceremonia hay una amenaza de excomuni¨®n. Si la hubiere, puede constituir ocasi¨®n propicia para que un pol¨ªtico en un Estado aconfesional reflexione sobre la incompatibilidad que los obispos establecen entre ser pol¨ªtico y cat¨®lico, y hasta para que el Rey se piense qu¨¦ le conviene m¨¢s, si seguir siendo cat¨®lico o Rey.
Y como el alcalde de Ourense, cat¨®lico y del PP, opt¨® por las dos cosas y cas¨® a uno de sus concejales, tambi¨¦n del PP, supongo que el alcalde de Madrid pens¨® que su caso no era distinto del de su correligionario gallego al casar el s¨¢bado a dos de sus compa?eros de partido, adem¨¢s de amigos. Pero si bien el alcalde de Ourense se sinti¨® arropado por todos los suyos, el de Madrid se halla ahora por esto entre los malditos del PP y se defiende con el democr¨¢tico argumento de que cumple la ley. Su compa?ero y jefe, Gabriel Elorriaga, alineado con los obispos, no piensa lo mismo. Y dice que a veces "la visibilidad de las decisiones tiene una trascendencia pol¨ªtica que va m¨¢s all¨¢ del mero cumplimiento de las leyes". En sus labios aparece, pues, un t¨¦rmino determinante en toda la lucha del movimiento gay: "Visibilidad".
Pero tambi¨¦n el problema de la derecha y de la Iglesia en este asunto: el problema no es la homosexualidad, sino su evidencia. Quiz¨¢ a veces no lo sea tanto para ellos el matrimonio homosexual como el armario o lo que se llama la salida del armario. Y no porque la hipocres¨ªa sea exclusiva de la derecha, aunque s¨ª una divisa muy caracter¨ªstica de la derecha m¨¢s rancia, sino que, por cat¨®lica, esta derecha frecuenta la doble moral que la Iglesia ampara y usa mucho entre su jerarqu¨ªa.
A pesar de todo, no creo que fuera eso lo que llevara a Rajoy a afirmar que no se puede legislar a espaldas de la fe. Hay que agradecerle a Elorriaga, no obstante, que no se haya ido por las ramas y confiese algo tan ins¨®lito en un dem¨®crata como que la visibilidad, en pol¨ªtica, no es que sea importante, que lo es, sino que va "m¨¢s all¨¢ del mero cumplimiento de las leyes". Definitorios disparates aparte, lo que est¨¢ claro es que el PP incurre en desconsideraci¨®n con Ourense, cuya visibilidad debe estar por los suelos -quiz¨¢ haya desaparecido de los mapas- al no haber tenido en su d¨ªa por tan "incoherente" e "insolidario" al alcalde gallego como ahora al regidor madrile?o. Y no ser¨¢ porque la boda del concejal popular ourensano con su novio fuera invisible o le faltaran fastos y banquete poblado de cat¨®licos, pero quedaba en los predios de la Espa?a de las invisibilidades fomentadas por el PP. De modo que esta vez la culpa la tiene, adem¨¢s de Zapatero, como es l¨®gico, esta noble villa de Madrid, tan visible, su visible Casa de la Panader¨ªa y su alcalde, m¨¢s visible para la c¨²pula del PP que lo que desear¨ªan.
Y no s¨¦ si la falta de coherencia que Gabriel Elorriaga atribuye a Ruiz-Gallard¨®n la encuentra tambi¨¦n en los contrayentes, uno de ellos responsable del grupo de Lesbianas y Gays del PP, y en el propio PP, por tener lesbianas y gays en su seno, o si lo que persigue es que para ser coherentes cambien de partido.
Alberto Ruiz-Gallard¨®n sabr¨¢ si elige entre hacerse invisible o marcharse, pero para los gays y lesbianas populares el problema no est¨¢ en que sean de derechas (los hay de todas las ideolog¨ªas, y los m¨¢s visibles de toda la vida, las marquesonas, bien de derechas eran y son); el problema est¨¢ en que una cosa es militar en un partido de centro-derecha, como muchos gays y lesbianas de Europa, o en un partido de extrema derecha, del que no ya por coherencia, sino por pura supervivencia, tendr¨ªan que huir.
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