Hern¨¢ndez y Fern¨¢ndez
La fuerza p¨²blica confunde una excursi¨®n de ni?os de COU de Logro?o con una manifestaci¨®n ilegal de estudiantes de Magisterio. Disuelve a los chavales, y no s¨®lo con palabras. Ocho abogados ponen una denuncia por los hechos. Y los empapelan (a los letrados, por supuesto). Pero no por la justicia ordinaria, sino por la militar. Tonter¨ªas, ni media. Aqu¨ª nadie se pasa ni un pelo.
Les est¨¢ bien empleado, por celebrar al santo patr¨®n. Los chicos del centro mixto Virgen de Valbanera hab¨ªan salido a pasar el d¨ªa. Eran un centenar, y no llegaron a celebrar nada. Los agentes debieron de pensar que iban a agredirles, porque nada hay m¨¢s parecido a un c¨®ctel molotov que una cantimplora o un bocata de chorizo. Tan iluminados como Hern¨¢ndez y Fern¨¢ndez, la pareja de polis de Tint¨ªn y Mil¨², s¨®lo que con golpes, botes de humo y much¨ªsima mala baba. Y sin bomb¨ªn.
Entre los abogados que denuncian a la fuerza p¨²blica, y que, por tanto, son sometidos a expediente en la jurisdicci¨®n militar -la civil, el juzgado de guardia, se inhibe-, Javier S¨¢enz Cosculluela. Poquito despu¨¦s ser¨ªa elegido diputado socialista y llegar¨ªa a ministro de Obras P¨²blicas de Felipe Gonz¨¢lez. Pero que quede constancia de que era un revoltoso.
Espa?a no es el ¨²nico pa¨ªs de traca. Italia estrena su trig¨¦simo s¨¦ptimo Gobierno en 32 a?os. Un Ejecutivo, dirigido por Giulio Andreotti -con el tiempo, llegar¨ªa a ser primer ministro siete veces-, que nuestro corresponsal, Jos¨¦ Luis Gotor, califica de "Gobierno de a mal tiempo, buena cara".
El multifac¨¦tico Andreotti, acusado a?os m¨¢s tarde de besarse ritualmente con mafiosos, de ordenar el asesinato de un periodista y de moverse en todas las cloacas -entre grandes golpes de pecho, cotidianas misas e innumerables visitas al Vaticano-, y que siempre ha logrado salir inc¨®lume, ha conseguido formar un Gobierno monocolor de la todopoderosa, pringada y omnipresente Democracia Cristiana. Un Gobierno que explicamos as¨ª: "La mayor¨ªa sobre la que se basa es una mayor¨ªa del ni, ni s¨ª ni no, porque m¨¢s que de confianza se tiene que hablar de no desconfianza".
Eran tiempos de pocas certezas. Si no, h¨¢ganse cargo del antet¨ªtulo y t¨ªtulo con los que les obsequi¨¢bamos en la p¨¢gina 11: "Semana de Santander: permanece la duda sobre el lugar de su celebraci¨®n".
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