'Castells', a debate y de luto
La ca¨ªda mortal de una ni?a de 12 a?os abre una pol¨¦mica sobre la protecci¨®n de los participantes en el mundo de las torres humanas
El pasado 23 de julio, en Matar¨® (Barcelona) se celebraba la fiesta mayor y, desde hace tiempo, en no pocas poblaciones catalanas no hay fiesta grande sin castells (torres humanas). Actuaba la colla (grupo) de Matar¨®, denominada Capgrossos, y acababa de coronar una torre de nueve pisos cuando la fatalidad se hizo presente: Mariona G., de 12 a?os, que formaba parte del antepen¨²ltimo piso, se precipit¨® al vac¨ªo y sufri¨® un duro impacto que exigi¨® su ingreso hospitalario. Falleci¨® el pasado viernes en un hospital situado junto a Barcelona.
La muerte de la ni?a fue un mazazo para el mundo de los castells. Se le hab¨ªa practicado una intervenci¨®n y en los primeros d¨ªas pareci¨® superar el golpe. Al final, sin embargo, no fue as¨ª. De inmediato, las agrupaciones emitieron un comunicado en el que ped¨ªan que se suprimieran las celebraciones previstas para el fin de semana. La respuesta ha sido un¨¢nime y no ha habido castells en Catalu?a esta semana. S¨®lo se ha celebrado un encuentro previsto en Malm? (Suecia).
Los 'castells' se han convertido en factor de integraci¨®n para los inmigrantes
Los castells no son, como han repetido diversos dirigentes de sus agrupaciones estos d¨ªas, una actividad de riesgo. Es cierto que se producen contusiones, pero en los ¨²ltimos 25 a?os s¨®lo se hab¨ªa registrado una muerte y en los dos siglos de historia s¨®lo se han contabilizado tres fallecimientos. La de Mariona G. coincide con el inicio de una serie de experimentos que buscan, precisamente, aumentar la seguridad. Entre ellos se encuentra el uso del casco por los muchachos destinados a los pisos m¨¢s altos, que son, por motivos de peso, muy ni?os.
Erigir estas torres no es asunto f¨¢cil. La formaci¨®n consta de dos partes claramente diferenciadas: la pi?a y el tronco. La pi?a puede ser de distintos tipos y se adapta a la altura y el grosor del tronco, que puede ir desde formaciones de cinco hasta los pilares, con una ¨²nica persona por planta.
Es casi tan dif¨ªcil erigir un castell como descargarlo, de modo que ambas cosas son tenidas en cuenta en el desarrollo de la actividad. El castell queda coronado cuando el chiquillo que ha de llegar a lo m¨¢s alto eleva la mano en se?al de victoria. Entonces inicia el descenso, que se realiza de modo escalonado y procurando que la torre no "haga le?a", es decir, no caiga desordenadamente.
Los castells se han convertido en los ¨²ltimos a?os en un elemento identificador de Catalu?a. Su origen est¨¢ en Valls, hace ya m¨¢s de 200 a?os. Y las agrupaciones representaban entonces incluso afinidades sociales e ideol¨®gicas. De hecho, las dos colles actuales, la Vella y la Jove, son herederas de las formadas por payeses y menestrales (campesinos y artesanos). Las actuales, sin embargo, son muy diferentes y no han tenido dificultad en aceptar la participaci¨®n de mujeres y, m¨¢s tarde, han resultado un veh¨ªculo de integraci¨®n para los inmigrantes, de modo que no es extra?o que el anxaneta (ni?o o ni?a que corona la torre) sea subsahariano.
Hay cierta unanimidad en considerar que los castells modernos nacen el 25 de octubre de 1981. Ese d¨ªa, en la plaza del Blat de Valls, se erigi¨® por primera vez en la ¨¦poca moderna un cinc de vuit (ocho pisos con formaciones de arranque de cinco miembros). Luego vinieron los de nueve pisos e incluso algunas agrupaciones han logrado los de 10.
La competici¨®n forma parte de la vida castellera, pero en realidad lo que se da es la rivalidad de agrupaciones, porque es una actividad que no puede existir sin la solidaridad y el trabajo en equipo.
Las construcciones se realizan mientras suenan las gralles (chirim¨ªas), instrumento de viento cuyo sonido resulta una especie de narraci¨®n de los avatares de la construcci¨®n a la que acompa?an.
En la actualidad, hay unas 60 agrupaciones castelleres que se distribuyen por casi toda Catalu?a y tambi¨¦n en el sur de Francia y en Baleares. Se distinguen unas de otras por el color de la camisa que llevan. En general, el color alude a la zona de origen de la colla. As¨ª, la de Vilafranca es verde (por las vides), los Xiquets de Reus llevan una blusa marr¨®n (una referencia a la avellana) y la de los Capgrossos de Matar¨® (la colla a la que pertenec¨ªa Mariona) es azul como el mar que ba?a la ciudad.
El mundo de los castells guardaba ayer el silencio del luto, pero hoy volver¨¢ a hablar para reanudar la discusi¨®n sobre la oportunidad de introducir algunas variaciones que incrementen la seguridad de una actividad que levanta pasiones nada estridentes pero profundas.
![<i>Castells</i> erigidas el 4 de junio por los Capgrossos de Matar¨®. Mariona corona el pilar de la izquierda.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2TLSE3UQZFSC5UBR2MLNAUJDDE.jpg?auth=0c31b06c6f53c0c8c17784f9f2a378f7c3b4c9f9fed2c17bf455355c815099ad&width=414)
![Salida del f¨¦retro con los restos de Mariona de la bas¨ªlica de Santa Maria.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZSN7UTRUADFOFTHXCG5STFGC7I.jpg?auth=50a7cf97170a8976834d0b715a05e7e659cbbb6d0ad4b038365958d294a6920d&width=414)
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