Marchando una de plata
Garc¨ªa Bragado consigue, bajo el diluvio y tras el franc¨¦s Diniz, su quinta medalla en una gran carrera de 50 kil¨®metros marcha
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Todas las licencias, t¨®picos, chistes malos y juegos de palabras, hasta los tabernarios, est¨¢n permitidos. Es un d¨ªa de alegr¨ªa. Un d¨ªa sin leyes. Que goce el mundo. Jes¨²s ?ngel Garc¨ªa Bragado, Chuso, que lleg¨® a Gotemburgo m¨¢s pensando en sus caderas, que le hacen crac-crac a cada meneo de tanto haberlas movido, soport¨® un chaparr¨®n, charcos hasta los tobillos, casi cuatro horas de marcha, y termin¨® segundo. Medalla de plata. La quinta chapa al m¨¢s alto nivel de una vida atl¨¦tica comenzada en Barcelona 92, hace 14 a?os, y a la que, pese a que tiene ya 36 a?os y 10 meses, y pese a que en su horizonte inmediato s¨®lo sabe que le espera el quir¨®fano el 6 de septiembre, no quiere poner final. "Ya veremos", dijo Chuso, sorprendido y feliz. "Pero yo me veo marchando por lo menos hasta los Europeos de Barcelona 2010. Me veo marchando y ganando. Quiero despedirme desde lo alto. En un momento dije que ser¨ªa en Madrid 2012, pero, claro, eso es ahora imposible, quiz¨¢s sea en Madrid 2016".
Terminada la prueba, esper¨® la llegada de su compa?ero Odriozola con pose de torero
"Me veo marchando hasta 2010", dice Garc¨ªa Bragado, que se operar¨¢ la cadera en septiembre
"Ha sido una sorpresa para m¨ª", afirm¨® Garc¨ªa Bragado. "Ha sido una carrera loca", dijo, complementando el razonamiento de su compa?ero Mikel Odriozola, el donostiarra que termin¨® quinto, y tambi¨¦n feliz. Una carrera loca en la que ganaron los sensatos.
"Mantente, mantente, no hagas locuras", le gritaba a los 30 kil¨®metros desde la banda a Odriozola su entrenador, Josep Mar¨ªn, el mito, el medallista m¨¢s viejo del atletismo espa?ol -37 a?os ten¨ªa cuando gan¨® el bronce en el Mundial de Roma 87-. "Deja que los dem¨¢s vayan reventando". Y eso hac¨ªa tambi¨¦n Chuso, pero a ¨¦l no se lo dec¨ªa nadie. Nadie le entrena hasta ahora. Nadie le gu¨ªa por los cientos de kil¨®metros de caminos rurales entre las huertas de Lleida, donde vive, donde es concejal (PP), que recorre diariamente. ?l mismo se lo repet¨ªa una y otra vez. "Aguanta. Deja que los de delante se suiciden, se ahorquen con su propia fuerza". Su voz. La voz de su experiencia. "He salido despistado", confes¨®, empapado, Garc¨ªa Bragado. "Enseguida me vi en tierra de nadie y desde ah¨ª he ido viendo la carrera". Y desde ah¨ª, desde su ritmo constante, 4.26m el kil¨®metro, pese a los truenos, pese a las r¨¢fagas de aire, pese a los cambios de ritmo locos del ruso Nizhegorodov, el gran favorito, eliminado por tres amonestaciones, del noruego Nymark, del italiano De Luca, del ruso Andronov, empez¨® a superar rivales. "'Esto se pone interesante', me dije. Yo, c¨®modo, ellos, suicidas. Esto confirma que he hecho bien saliendo a verlas venir". Y vi¨¦ndolas venir desde su sabidur¨ªa atrap¨® a todos menos a uno, al franc¨¦s Diniz, el ganador, un joven que march¨® con el sentido com¨²n de los viejos.
Terminada la prueba, inmune a la lluvia -"qu¨¦ son cuatro gotas para m¨ª, que menudas calamar?adas me he chupado"- que segu¨ªa cayendo sobre la pista, una bandera espa?ola plegada bajo el brazo, Garc¨ªa Bragado adopt¨® una pose de torero sobre el albero ante el redondel y esper¨® la llegada de Odriozola. Y en su nube, cont¨® c¨®mo pens¨® en qu¨¦ cosas tiene la vida, en que en un "a?o calamitoso", un a?o en que s¨®lo ha podido entrenarse 4.000 kil¨®metros en lugar de los 7.500 habituales, terminaba con medalla, mientras que en otros campeonatos, pleno de aspiraciones, acababa fuera del podio.
Lo de la cadera -"pero no pens¨¦is que es como lo de Landis, de pr¨®tesis de titanio nada"-, una operaci¨®n obligatoria por la artrosis degenerativa que sufre, le oblig¨® a marchar infiltrado, lo que, por un lado, sirve como elogio a la habilidad del cirujano que le trata, Manuel Ribas, de la Cl¨ªnica Dexeus, como a la calidad del trabajo t¨¦cnico del marchador.
Su t¨¦cnica es cosa suya. Garc¨ªa Bragado, esposo de la gimnasta Carmen Acedo, es un deportista ferozmente celoso de su individualidad. "Pero eso va a cambiar", anunci¨® con sonrisa p¨ªcara. "El pr¨®ximo a?o seguramente contar¨¦ con un t¨¦cnico. Pero no os puedo decir m¨¢s". Evidentemente, pocos minutos despu¨¦s ya todo el mundo conoc¨ªa qui¨¦n ser¨ªa el entrenador. No se trataba, claro, de Korzeniowski, el polaco que fue su rival y que gu¨ªa a Paquillo Fern¨¢ndez. Se trataba, oh, de Valent¨ª Massana, el catal¨¢n un a?o m¨¢s joven que Garc¨ªa Bragado, el mismo que en 1993, cuando el madrile?o gan¨® el Mundial de Stuttgart de 50 kil¨®metros se impuso en el de 20. Ni adrede la marcha espa?ola, la especialidad m¨¢s premiada, habr¨ªa encontrado un s¨ªmbolo mejor para mostrar que es un r¨ªo sin fin, en el que todos confluyen.

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