La plaza de la alegr¨ªa y la paz
Barenboim hace vibrar a los madrile?os con 'La novena' dirigiendo a m¨²sicos jud¨ªos y palestinos
La paz es posible, y la m¨²sica puede allanar el camino para conseguirla. Acaso esta ser¨ªa la lecci¨®n aprendida anoche en la plaza Mayor de Madrid, cuando la West-Eastern Divan, dirigida por Daniel Barenboim, acab¨® su magistral interpretaci¨®n de la Novena sinfon¨ªa, de Beethoven. M¨¢s de 10 minutos estuvo el p¨²blico en pie sin dejar de aplaudir, empezando por el propio alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, secundado por la actriz N¨²ria Espert, la bailarina Mar¨ªa Pag¨¦s o la escritora Elvira Lindo con su marido, el tambi¨¦n escritor Antonio Mu?oz Molina.
Cuando Beethoven compuso su sinfon¨ªa n¨²mero 9, viv¨ªa inmerso en la desolaci¨®n. Pugnaba por la custodia de su sobrino con la viuda de su hermano, que lo hab¨ªa nombrado tutor del muchacho, pero dio una lecci¨®n de amor a la humanidad con uno de los cantos m¨¢s bellos a la fraternidad y a la alegr¨ªa. La misma lecci¨®n que dieron anoche en la plaza Mayor de Madrid todos los m¨²sicos de la West-Eastern Divan y el propio Daniel Barenboim. En los pa¨ªses de origen de la mayor¨ªa de los componentes de esta orquesta, se vive en conflicto. El grueso lo forman j¨®venes de Israel y Palestina, que ayer entonaron id¨¦nticos deseos de que acaben las hostilidades entre sus respectivos pueblos.
Para Barenboim, "la m¨²sica es un arma de construcci¨®n masiva" y la Sinfon¨ªa n? 9, en re menor, coral, Op. 125 no pod¨ªa expresarlo mejor.
Bajo su batuta, en una noche de calor, la obra de Beethoven son¨® vibrante durante la hora larga que dur¨® el concierto. Casi 12.000 personas. Gritos de "No a la guerra" cuando lleg¨® el alcalde y aplausos a una pancarta rodeada de banderas palestinas donde pod¨ªa leerse: "Paremos la ocupaci¨®n. Por la paz en L¨ªbano y Palestina. No al genocidio".
Barenboim es argentino de nacimiento, pero tambi¨¦n posee nacionalidad israel¨ª por su origen ruso jud¨ªo y por haberse establecido durante unos a?os en Israel con su familia siendo adolescente. Su presencia al frente de esa particular orquesta, en un concierto llamado M¨²sica contra la violencia, cobraba por ello mayor significado. Animados tambi¨¦n por el Orfe¨®n Donostiarra, dirigido por Jos¨¦ Antonio Sainz Alfaro, al final del concierto mucha gente tarare¨® para adentro, tentado de hacerlo para afuera, las partes m¨¢s reconocibles del cuarto y ¨²ltimo movimiento de esa Novena sinfon¨ªa, la c¨¦lebre Oda a la alegr¨ªa.
Para esa parte de su sinfon¨ªa Beethoven se bas¨® en un texto de Friedrich Schiller, que era uno de sus poetas preferidos. Quer¨ªa resaltar la hermandad universal reproduciendo s¨®lo una peque?a parte de lo escrito por Schiller, pero que hac¨ªa referencia a la uni¨®n de la humanidad ("Todos los hombres vuelven a ser hermanos").
Los mismos deseos que anoche explicaba Barenboim mientras que con su batuta hac¨ªa sonar armoniosamente a los m¨²sicos de la West-Eastern Divan, un taller para j¨®venes ¨¢rabes y jud¨ªos que fund¨® con el escritor y profesor de Literatura Comparada palestino Edward Said, ya desaparecido, y junto con el que obtuvo el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a la concordia en 2002. Nadie iba de rigurosa etiqueta. Barenboim con levita, pero sin pajarita. Los m¨²sicos, con el cuello blanco abierto. La sofocante noche permiti¨® esa aparente informalidad.
"Creer que la m¨²sica puede resolver el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª puede parecer ingenuo, pero m¨¢s ingenuo es creer que con las armas se vaya a resolver", hab¨ªa dicho por la ma?ana el director. Saben los m¨²sicos, y el propio Barenboim, que ese conflicto no se va a resolver recreando por el mundo las composiciones bienintencionadas de Beethoven o cualquier otro m¨²sico.
Pero, visto lo de anoche en la plaza Mayor de Madrid, puede atisbarse cierta esperanza. Al menos, la importancia del concierto de ayer, con esos m¨²sicos unidos a pesar de su origen dispar, recae en comprobar que efectivamente hay posibilidades para el entendimiento. El dialogo es la v¨ªa. La m¨²sica puede ayudar.
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