La audacia le da a Blanco la plata
El catal¨¢n, el que m¨¢s arriesg¨®, ¨²nico espa?ol que lleg¨® al podio de los 3.000 obst¨¢culos
Simon Vroemen, el ausente, es un holand¨¦s licenciado en Ciencias Moleculares cuya tesina vers¨® sobre el estr¨¦s fisiol¨®gico que sufren los saltamontes. Aparte de eso, Vroemen tambi¨¦n es un atleta de alto nivel apropiadamente especializado en la prueba de los 3.000 obst¨¢culos -la del salto de la r¨ªa, la del salto de las vallas-, de la que es el actual r¨¦cordman europeo. De hecho, Vroemen era uno de los favoritos para la final europea, pero desgraciadamente para sus deseos, una diarrea -excusa oficial que se compadece poco con el c¨®ctel de mariscos, salsa rosa y todo, que se zamp¨® en una terraza de Gotemburgo ayer mismo- sobrevenida hace 48 horas le dej¨® en la banda. As¨ª que el gran Vroemen despu¨¦s del caf¨¦ se sent¨® en un banco enfrente del hotel de los atletas y desde all¨ª vio salir a Jos¨¦ Luis Blanco. "Ven aqu¨ª", le dijo. Y, desde su gran experiencia de atleta, desde su gran conocimiento de las reacciones moleculares de las palancas de los saltamontes -no tan distintas a las piernas largas y flacas de todo obstaculista que se precie-, as¨ª le habl¨®, or¨¢culo: "Para ganar, Jos¨¦ Luis, deber¨¢s atacar a la salida de la pen¨²ltima r¨ªa. Cambia y no mires para atr¨¢s". "Pues justamente me lo has quitado de la boca", le respondi¨® Blanco, catal¨¢n que no necesita tesis doctorales para elaborar teor¨ªas de todo tipo sobre la ciencia del 3.000 obst¨¢culos. "Eso lo que pensaba hacer. Pero, chit¨®n, esto es mi top secret. No se lo digas a nadie".
M¨¢s les habr¨ªa valido a Penti y a C¨¦sar P¨¦rez que la tesis de Vroemen hubiera versado sobre el s¨ªndrome de las patas hinchadas que le sobreviene al atleta 48 horas despu¨¦s de un esfuerzo intenso, en ambiente h¨²medo y temperatura fresca, que tal fue el padecimiento que ellos contaron que les atac¨® y les impidi¨® estar donde deb¨ªan, en el podio que tan f¨¢cil ten¨ªan, pues las palabras de Vroemen, corroboradas por los hechos de Blanco, fueron prof¨¦ticas.
Aceler¨® Blanco, un Blanco sin medias rojas hasta la rodilla, camino de la pen¨²ltima r¨ªa y con el impulso adelant¨® en el aire al sueco Mohamed Mustaf¨¢, que guiaba la manada, en fila tras acelerar el cansino ritmo de tres minutos el kil¨®metro con que se sali¨®, y sin volver la vista atr¨¢s se lanz¨® hacia la victoria. Controlaba por la pantalla. Ve¨ªa que abr¨ªa hueco, cinco, diez metros. Ve¨ªa que ni Penti, el l¨ªder de la especialidad, el campe¨®n saliente, el favorito, piernas hinchadas, apenas pod¨ªa aguantar el ritmo, ni C¨¦sar P¨¦rez, el r¨¢pido, piernas hinchadas tambi¨¦n, tampoco. Tampoco ve¨ªa cerca a Tahri, el otro de los favoritos. "Y me ve¨ªa ya de oro, como mi pelo", dijo el atleta que se hab¨ªa olvidado una media m¨¢gica pero que, para compensar, durante el masaje hab¨ªa obligado a su fisio a calentarle por dentro cant¨¢ndole el himno de la Champions y por fuera con una crema ardiente. "Y luego me calent¨¦, encontr¨¦ la tensi¨®n que necesitaba provocando a la grada, con el dedo diciendo que su sueco no iba a ganar, que ganar¨ªa yo. Y luego me puse a correr e intent¨¦ distraerme mirando la pantalla, pensando en el p¨²blico, dejando pasar las vueltas. Pero por poco la pifio, para variar, y ataco a cuatro vueltas, 'p¨¢rate, p¨¢rate', me dije, y sin darme cuenta ya hab¨ªan pasado dos vueltas. Y ya lleg¨® mi ataque. Y me vi delante, y me dec¨ªa 'no pares, 'no pares', 'que gano, que gano'..."
Y entonces, se despert¨®.
Le despert¨® un expreso finland¨¦s que le adelant¨® en la ¨²ltima r¨ªa, tan r¨¢pido que por poco le arranca las pegatinas, un atleta de 25 a?os llamado Jukka Keskisalo, con el que nadie contaba, como tampoco nadie contaba con el alem¨¢n que gan¨® los 10.000 a Chema Mart¨ªnez y a De la Ossa. "Los ¨²ltimos metros se me hicieron eternos", continu¨® Blanco, que tem¨ªa que el sue?o frustrado se convirtiera en pesadilla. Y no. Ni Tahri, sobrado, que se movi¨® demasiado tarde, ni Penti, ni P¨¦rez, p¨®lvora mojada, cambio de ritmo imposible. S¨®lo le super¨® un finland¨¦s en estado de gracia. "Y es curioso", reflexion¨® el subcampe¨®n de Europa, el hombre sobre cuyos hombros cae el peso del 3.000 obst¨¢culos, la continuidad de la tradici¨®n de Berlanas, Eliseo y Penti. "Nunca antes hab¨ªa ganado a Penti y a Tahri en un gran campeonato. Y lo he conseguido. Pero siempre hab¨ªa ganado a Keskisalo".
No s¨®lo un par de atletas en estado de gracia en el momento necesario, como Keskisalo, como Blanco, se llevaron su premio sorpresa. Tambi¨¦n lo consiguieron otros, como Quesada, quiz¨¢s el menos brillante de los espa?oles del 800, pero el ¨²nico que pas¨® a la final, o como la belga Tia Hellebaut, que derrot¨® en una gran final de altura, y con 2.03 metros, a la favorita sueca, Kajsa Bergqvist.
Quiz¨¢s no se tratara tanto de estado de gracia, como de voluntad de llegar m¨¢s all¨¢. Quiz¨¢s se tratara s¨®lo de la materia de que est¨¢ hecho el atletismo.
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