I?aki Gabilondo: "Ser¨ªa divertido que habl¨¢semos de la familia"
?ngel Gabilondo: "?A ver si esta conversaci¨®n va a parecer un 'gabilondeo'!"
?ngel. C¨®mo estamos de salud, en general, todos...
I?aki. Pues muy mal. La sociedad tiene bulimia, le produce un estrago enorme el est¨®mago social.
?ngel. Corremos el riesgo de que aparezcan pol¨ªticos higienistas; hay que cortar aqu¨ª y a lo mejor habr¨ªa que ir a otro concepto de salud. A m¨ª me parece que falta amistad y comunicaci¨®n. Conozco gente que no tiene ninguna enfermedad pero que no tiene salud. Hay un problema de educaci¨®n, de cultura y de salud.
I?aki. Yo te oigo decir que lo que ha salido mal es la educaci¨®n. Me sorprende el camino que estamos recorriendo hacia el galopante analfabetismo.
?ngel. Hacen falta personas que copen determinados espacios p¨²blicos, ejemplares, con capacidad de liderazgo, que crean lo que dicen, que vivan de acuerdo con lo que piensan.
I?aki. Pero eso depende de qu¨¦ modelo est¨¦ en vigor y hay muchas referencias. En este momento todas est¨¢n suscritas al ¨¦xito. Los grandes deportistas, por ejemplo. No es que exista Alonso, es que Alonso gana.
?ngel. Vamos a hablar de los romanos.
I?aki. Yo soy muy romano.
?ngel. El olor de los naranjos, la sensualidad: todo eso te hace menos peligroso. La gente que no disfruta el placer es muy peligrosa.
I?aki. El Epicuro correcto, el que nos ense?a Emilio Lled¨® [fil¨®sofo sevillano].
?ngel. Existe gente que me resulta atractiva porque en el contexto en el que est¨¢n no pueden ser clasificados, crean mundos distintos.
I?aki. Lo asombroso es que la gente no sea toda as¨ª. Pero si en el a?o 2000 despu¨¦s de Cristo todav¨ªa no nos hemos enterado de qu¨¦ vamos a morir. ?Qu¨¦ m¨¢s datos necesitamos para saber que nos vamos a morir? Eso relativiza.
?ngel. Yo creo que cuando vives le das intensidad a la vida tomando este caf¨¦. Lo experimentas de una manera tan importante que el hecho de ser mortal le da al instante eternidad.
I?aki. A m¨ª no me importa morirme, lo que me importa es no saber vivir. Y es imposible no saber vivir si no eres consciente de que te vas a morir. El ¨¦xito y el fracaso son dos impostores. ?En el mundo en que vives habl¨¢is de estas cosas habitualmente?
?ngel. No tanto.
I?aki. Cuando en una reuni¨®n surgen estos asuntos, la gente te mira como si estuvieras metiendo mano a una ni?a de 12 a?os. Hay un pacto para vivir en la superficie. No es moderno.
?ngel. Padecemos una absoluta soledad; uno debate sus propias cuestiones porque no tiene con qui¨¦n conversar. Es imposible la amistad intensa con alguien, todo est¨¢ lleno de conocidos.
I?aki. Una cosa divertida ser¨ªa hablar de la familia.
?ngel. A ver si va a ser esto un gabilondeo.
I?aki. Nosotros somos muchos hermanos, todos muy trabajadores: quisiera saber qu¨¦ nos traspasaron nuestros padres.
?ngel. Yo creo que la educaci¨®n es contagio. Se suele hablar de un aire, un aire de familia. Un lugar donde compartes. Eso es ¨¦tica. La ¨¦tica es un espacio. Ethos significa espacio, la madriguera donde est¨¢n todos los animalitos juntos.
I?aki. Si actualmente damos por sobreentendido que la relaci¨®n con los hijos es un proceso dificil¨ªsimo, una t¨¦cnica, en nuestra casa nunca nadie dijo una palabra sobre estas cosas y nos sentimos herederos de algo de eso.
?ngel. Querer es que alguien entregue su propia vida por otro. Nuestros padres siempre estaban, siempre volv¨ªan. Siempre supimos que al abrir el armario, la nevera, nunca faltar¨ªa nada. Eso produce una estabilidad afectiva y una dimensi¨®n comunitaria. Para m¨ª, vivir, es vivir con otro.
I?aki. Nadie solo es un individuo.
?ngel. Y ahora que ya no somos j¨®venes, la idea de orfandad. Te quedas hu¨¦rfano y te falta esa llamada, un referente.
I?aki. Es verdad. Cuando muri¨® nuestra madre, a mis hijos, cuya madre hab¨ªa muerto cuando ellos eran peque?os, les dije que ellos se hab¨ªan sentido como unos pollos perdidos y yo, cuando ella se muri¨®, me sent¨ª hu¨¦rfano. ?Sabes qu¨¦ ocurre? Que ahora me gustar¨ªa hablar con mi padre de mayor a mayor.
?ngel. A m¨ª tambi¨¦n. Ahora entiendo por qu¨¦ me parec¨ªan guapos y presumidos: hay que ponerse en la pelleja de tener 40 a?os y verte rodeado de hijos.
I?aki. A nuestro padre lo atropell¨® la vida. Se sinti¨® decepcionado por muchas cosas y se fue retirando. Se muri¨® poco a poco, cuando le dio la gana.
?ngel. A ti te podr¨ªa pasar eso.
I?aki. Perfectamente. Empez¨® a retirarse, pero ya estaba all¨ª. No se sabe muy bien por qu¨¦ se muri¨®.
?ngel. ?Te estaba pasando eso a ti?
I?aki. Me estaba pasando antes de ponerme enfermo, me estaba pasando eso.
?ngel. No tiene que ver con la profesi¨®n.
I?aki. Lola [Lola Carretero, esposa de I?aki], que lo sabe, me dec¨ªa: "Ten cuidado, t¨² eres de los que no salen, te quedas aqu¨ª en el cuarto y un buen d¨ªa...". Esa sensaci¨®n la percib¨ª, pero tuve un chute, una activaci¨®n de las ganas de vivir.
?ngel. En la radio te hab¨ªas encontrado a ti mismo, y en un momento determinado haces una audacia juvenil, que es quiz¨¢ la suma de la madurez y un acto de libertad consciente, pero hab¨ªa algo de despedida en tu marcha de la radio.
I?aki. La salida de la radio ha sido un alivio. Hab¨ªa dos peligros, una vida como un trapense y un enconamiento que no me hac¨ªa feliz. Iba la cosa muy bien, pero entre todos me estaban empujando a ser estandarte y no me hab¨ªan preguntado si ¨¦sa era la vida que quer¨ªa vivir. Yo no he vuelto a la SER todav¨ªa, no he vuelto a Gran V¨ªa, pero me alivi¨¦.
?ngel. Cuando hablo de retirarse, hablo de irse a la mitad, no al final: una copa de buen vino, un libro, un poco de m¨²sica, que huela bien, que no llevemos mucha ropa...
I?aki. En eso tengo mucha capacidad de construir atm¨®sferas gratas.
?ngel. ?Y crees que en el norte somos un poco as¨ª pero que nos da miedo?
I?aki. ?T¨² conoces alg¨²n sitio m¨¢s goloso que Donosti?
?ngel. La percepci¨®n de un pueblo con esa sensualidad que a veces no se atreve a dar.
I?aki. Respecto al proceso de paz, creo que estamos en v¨ªsperas de un gran cambio. Primero vendr¨¢ la eliminaci¨®n de la violencia; segundo, la recuperaci¨®n de la convivencia y una vida m¨¢s dulce. Hemos sufrido una enfermedad moral. Me acuerdo cuando ETA no exist¨ªa. He visto el proceso entero, cuando comenz¨®, y c¨®mo va a acabar. La degradaci¨®n moral que significa la aceptaci¨®n de la violencia como f¨®rmula para influir en decisiones pol¨ªticas es tan grave que tardaremos tiempo en recuperarnos.
?ngel. ?No crees que no basta el liderazgo pol¨ªtico? Tiene que aparecer la sociedad civil con toda su contundencia. Hay que ganar esa luz, en comunicaci¨®n, valores, amistad. Retomar la salud social, porque ten¨ªamos esta enfermedad, y tengo el temor de que no estemos a la altura de las circunstancias.
I?aki. Yo tengo un enorme temor, el de la dificultad. Que un partido como el PP diga que esto es una traici¨®n ya nos anuncia que ser¨¢ la escalada del Everest. ?Qu¨¦ ley resuelve todo? O nos matamos o nos reconciliamos. O trasladamos el juego de Capuletos y Montescos a otra generaci¨®n y a 50 m¨¢s o acabamos con esto. La historia nos ha ense?ado que se acaba con grandes decisiones, o si no, estar¨ªamos en la guerra del Peloponeso.
?ngel. La ¨²ltima pregunta. ?No te vas a dedicar a la pol¨ªtica? ?Qu¨¦ le dir¨ªas a la gente que quiere pol¨ªticos parecidos a ti?
I?aki. Yo no me creo que nadie diga eso. Yo no valgo para eso. No tengo capacidad para integrarme en ning¨²n grupo ideol¨®gico, ni me siento capaz de dar recetas a sus necesidades. Creo que las recetas no est¨¢n en la suma de todos ni en uno solo. Nada m¨¢s imposible que yo me dedique a la pol¨ªtica. Me resulta imposible. Conozco tanto a los pol¨ªticos... No, no. En cambio, en el circo, a lo mejor.
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