Veraneo a la neoyorquina
Los Hamptons, en Long Island, una colmena de famosos y curiosos
En su extremo m¨¢s occidental, Long Island alberga los barrios de clase obrera m¨¢s poblados de Nueva York: Brooklyn y Queens. Ir¨®nicamente, a tan s¨®lo 120 kil¨®metros de distancia en su flanco oriental se encuentra el lugar de recreo predilecto de las celebridades m¨¢s adineradas de la ciudad. Para la mayor¨ªa, los Hamptons son sin¨®nimo de diversi¨®n y frivolidad sofisticadas: un ed¨¦n de casas de 40 millones de euros y ensaladas de langosta a 50 euros el medio kilo, bordeado por playas inmaculadas y cuidados campos de golf. Las revistas de sociedad estadounidenses promueven esa imagen, al mostrar a personajes como Calvin Klein, Ronald Perelman y su esposa, Ellen Barkin; Ralph Lauren, Steven Spielberg, Jerry Seinfeld, Martha Stewart y Kurt Vonnegut bien bronceados y con una copa de champa?a en la mano en una serie interminable de partidas de polo, casas piloto de dise?o, regatas y otros actos ben¨¦ficos.
Miren por la ventana del avi¨®n unos 15 minutos antes de llegar al aeropuerto JFK desde Madrid e intenten contar las piscinas y las canchas de tenis. Desde el aire tambi¨¦n ver¨¢n que los Hamptons en realidad se refiere a alrededor de una docena de pueblos y aldeas situados en la Punta Sur de Long Island, que es como se conoce a la peque?a pen¨ªnsula que penetra en el Atl¨¢ntico y da cobijo a varias islas de una extensa bah¨ªa. La correspondiente Punta Norte es igual de bella, pero carece de playas oce¨¢nicas y de la elegancia ¨²nica de su hermana meridional.
Or¨ªgenes agr¨ªcolas y pesqueros
Cada una de las ciudades, entre ellas Southampton, Water Mill, Bridgehampton, East Hampton, Sagaponack, Amagansett, Montauk y Sag Harbor, tiene un car¨¢cter propio. A diferencia de muchos lugares predilectos de los ricos y famosos, estas ciudades conservan una pizca de sus humildes or¨ªgenes agr¨ªcolas y pesqueros: incluso las viviendas de 3.500 metros cuadrados pretenden ser sencillas casas de pescadores.
Poblada por primera vez en la d¨¦cada de 1640 por puritanos ingleses, la zona no acapar¨® demasiada atenci¨®n hasta que el tren la uni¨® con Manhattan a finales del siglo XIX. Los artistas ven¨ªan a pintar sus imponentes paisajes y su luz cristalina, y cualquiera que pudiera permitirse huir del sofocante calor de la ciudad emprend¨ªa el peregrinaje veraniego. Pronto se fundaron los clubes de playa, tenis y n¨¢uticos necesarios.
Como ocurre con todo lo que est¨¦ relacionado con el estilo de vida de Nueva York, la cuota de inscripci¨®n no ha dejado de subir. Ahora, los clubes de playa y tenis tienen listas de espera de m¨¢s de una generaci¨®n, y han brotado bodegas en los viejos campos de patatas. Pintores impresionistas como William Merritt Chase fueron sustituidos por gente como Jackson Pollock y Willem de Kooning; la antigua propiedad de Andy Warhol, situada en la poblaci¨®n ligeramente agitada de Montauk, actualmente est¨¢ en venta por unos 30 millones de euros. En Montauk mantiene una casa el fot¨®grafo Bruce Weber.
Pero quienes realicen una excursi¨®n de un d¨ªa o un viaje corto podr¨¢n apreciar las pr¨ªstinas playas y los encantos campestres de la zona -como contemplar a los famosos mientras tantean melones en el Amagansett Farmers'Market- por mucho menos. En verano y en d¨ªa de diario, el tr¨¢fico quiz¨¢ llegue a superar los ocho kil¨®metros por hora en la carretera 27, y encontrar un sitio para aparcar en East Hampton no acabar¨¢ necesariamente en litigio. Y, lo que es m¨¢s importante, las tarifas hoteleras por noche ser¨¢n hasta 80 euros m¨¢s baratas con respecto al fin de semana y los jefes de restaurante no siempre se reir¨¢n cuando llamen para hacer una reserva.
Southampton es la ciudad que est¨¢ m¨¢s cerca de Nueva York (geogr¨¢fica y espiritualmente hablando), y pagar¨¢n precios similares a los de Madison Avenue en restaurantes como Sant Ambroeus (cocina milanesa). Tambi¨¦n alberga el Parrish Art Museum, que expone radiantes obras de Chase y muchos otros maestros estadounidenses.
Granjas en activo
En Bridgehampton predominan el arte y el comercio con caros anticuarios como Denton & Gardner. La vecina Sagaponack (donde compr¨® una casa y pas¨® temporadas Truman Capote) es m¨¢s sencilla, a menos que pidan la c¨¦lebre y costosa ensalada de langosta en Loaves and Fishes. Tambi¨¦n es m¨¢s rural, con sus numerosas granjas en activo y algunas bodegas excelentes; por ejemplo, Woffler Estate.
En direcci¨®n este por la Autopista 27 se llega a East Hampton, a menudo citada como la ciudad m¨¢s hermosa de Estados Unidos, y resulta bastante convincente un paseo por el tranquilo estanque situado en la plaza Mayor, rodeada de molinos de viento del siglo XVII y viviendas del siglo XIX discretamente se?oriales a las que dan sombra unos alt¨ªsimos olmos. A ello s¨²menle el hecho de que Jacqueline Bouvier Kennedy se cri¨® aqu¨ª. Es popular entre personajes de Hollywood y jefes de empresa que se disputan una mesa de primera en Nick & Toni's mientras sus hijas se dejan 600 euros en unas sandalias de Jimmy Choo en Scoop Beach. Visiten la Pollock-Krasner House para ver el suelo cubierto de pintura en el que Jackson Pollock desarroll¨® su famosa t¨¦cnica del goteo de la "pintura en acci¨®n".
Amagansett es popular entre las familias con hijos y quienes est¨¢n ansiosos por evitar el ajetreo de la vecina Hampton. Atlantic Beach ofrece aparcamiento por ocho euros al d¨ªa y un fant¨¢stico bar justo en la arena. El Farmers'Market, situado en la carretera 27, es una visita obligada.
En el extremo m¨¢s oriental de la isla se encuentra Montauk, cuyo pintoresco faro fue encargado por George Washington en 1792 y es uno de los m¨¢s antiguos de Estados Unidos. Esta poblaci¨®n es la menos pija de todas, e incluso el oc¨¦ano es algo m¨¢s encrespado, hecho que lo hace m¨¢s popular entre los surfistas.
En la bah¨ªa norte de la pen¨ªnsula se encuentra Sag Harbor, que en su d¨ªa fue uno de los puertos balleneros m¨¢s concurridos del pa¨ªs y hoy alberga preciosas tiendas de antig¨¹edades (Sage Street) y elegantes negocios de interiorismo (Roark), adem¨¢s de Sen, el mejor restaurante japon¨¦s de los Hamptons. Alquilen bicicletas y cojan un transbordador hasta Shelter Island, que desde hace mucho tiempo est¨¢ considerada la "ant¨ªtesis de los Hamptons" por su falta de glamour y cultura de los famosos, aunque con la llegada del refinado hotel y restaurante Sunset Beach, de Andre Balasz (del Ch?teau Marmont de Hollywood), eso podr¨ªa estar a punto de cambiar.
Andrew Ferren colabora con The New York Times y Travel&Leisure, entre otras publicaciones
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 001.ComerLa mayor¨ªa de restaurantes sirve la comida desde el mediod¨ªa hasta las 14.30-15.30, y la cena, de 17.30-18.30 a 22.30-23.30. Es mejor reservar.- Sant Ambroeus (631 28 31 233). Main Street, 30. Southampton. Cocina milanesa. Unos 30 euros.- Nick & Toni's (631 32 43 550). North Main Street, 136. East Hampton. Cocina italiana. Hay que reservar con 10 d¨ªas de antelaci¨®n.- Sen (631 72 51 774). Main Street, 23. Sag Harbor. Especialistas en sushi. En verano tiene terraza. Unos 30 euros.Visitas- Parrish Art Museum (www.parrishart.org). Job's Lane, 25. Southampton. Adultos, 8 euros. Arte americano del XIX. En verano abre todos los d¨ªas de 11.00 a 17.00, excepto los domingos, que abre a las 13.00. Del 15 de septiembre al 1 de junio cierra martes y mi¨¦rcoles.- Pollock-Krasner House (631 32 44 929; www.pkhouse.org). Fireplace Road, 830. East Hampton. La casa de Jackson Pollock abre del 1 de mayo al 31 de octubre de jueves a s¨¢bado. 4 euros.Hay tours guiados con reserva.
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