El Gobierno liban¨¦s y Hezbol¨¢ aceptan la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad
El jeque Nasral¨¢ asegura que respetar¨¢ el alto el fuego, pero que responder¨¢ a las agresiones
Las ruinas a¨²n humeantes del ¨²ltimo bombardeo israel¨ª sobre la zona cero de Beirut -los barrios chi¨ªes del sur- explican el escepticismo de muchos libaneses ante la resoluci¨®n 1.701, que ayer fue aceptada por el Gobierno de Fuad Siniora y por el l¨ªder de Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢. La intensificaci¨®n de la ofensiva en el sur y los bombardeos de madrugada en el norte y el centro, y contra una columna de veh¨ªculos, no hac¨ªan m¨¢s que aumentar la sensaci¨®n de que el alto el fuego previsto para ma?ana era todav¨ªa una esperanza, no una realidad.
"Una vez alcanzado un acuerdo para detener las llamadas operaciones militares o agresiones, la resistencia lo aceptar¨¢ sin dudarlo", asegur¨® en una intervenci¨®n televisada Hasan Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢, que habl¨® antes de que el Gobierno -del que su movimiento forma parte- se pronunciase oficialmente. "Ya hemos dicho que aceptamos el despliegue del Ej¨¦rcito liban¨¦s con el apoyo de las fuerzas de Naciones Unidas. Recibir¨¢n la cooperaci¨®n total por parte de la resistencia", agreg¨® el jeque en un momento en que las dos partes tienen que vender la tregua como una victoria. Por eso asegur¨® que responder¨¢n a cualquier agresi¨®n y precis¨® que los dos ministros de su grupo presentar¨ªan "algunas reticencias" sobre la resoluci¨®n. Horas despu¨¦s, tras una larga reuni¨®n del Ejecutivo, el primer ministro Fuad Siniora anunci¨® que su Gobierno aceptaba la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad.
Tras resistir la ofensiva del Ej¨¦rcito israel¨ª durante un mes, Hezbol¨¢ ha reforzado extraordinariamente su imagen en el mundo ¨¢rabe y entre los chi¨ªes de L¨ªbano, pero muchos analistas creen que, ahora que puede acercarse el momento de reconstruir otra vez el pa¨ªs, la sociedad libanesa -extraordinariamente fragmentada por confesiones y opciones pol¨ªticas (sobre todo pro y anti sirios)- puede pasarle factura al Partido de Dios, que desencaden¨® la guerra tras la captura de dos soldados israel¨ªes.
El Gobierno liban¨¦s tampoco se enfrenta a un panorama sencillo: tiene que lograr que la tregua se respete, debe conseguir mantenerse unido, tiene que relanzar la reconstrucci¨®n del pa¨ªs y facilitar el regreso de los refugiados y desplazados (un mill¨®n de personas en un pa¨ªs de cuatro millones de habitantes) y, ante todo, debe conseguir que, sobre los escombros, una vez pasado el momento de unidad nacional ante una agresi¨®n exterior, no vuelvan a desatarse las fracturas sociales y sectarias que sumergieron a este pa¨ªs en una guerra civil que se prolong¨® durante 15 a?os.
Despliegue del Ej¨¦rcito
El despliegue del Ej¨¦rcito liban¨¦s en todo el territorio (15.000 soldados ir¨¢n al sur junto a los cascos azules) tambi¨¦n puede tener un aspecto muy positivo para el futuro de L¨ªbano. "Se abre una oportunidad real para cerrar de una vez por todas el doloroso tema del sur del pa¨ªs, que las potencias regionales han convertido en el terreno de enfrentamiento de sus propias impotencias. Pero esta oportunidad puede ser la ¨²ltima", escribe en su editorial el principal diario franc¨®fono del pa¨ªs, L'Orient. Le Jour.
Con una guerra intermitente que no parece terminar nunca desde casi medio siglo, el pesimismo de los libaneses es comprensible. Cuando se preparaban para lo que consideraban el mejor verano de su historia, por el n¨²mero de turistas y la sensaci¨®n de que la paz pod¨ªa ser posible, se despertaron una ma?ana bajo las bombas. M¨¢s de mil muertos despu¨¦s, la mayor¨ªa civiles, y con unas p¨¦rdidas que el Gobierno estima en 2.500 millones de euros y una marea negra en las costas del norte, tienen que pensar en volver a reconstruir, mientras la violencia sigue.
En la franja al sur del r¨ªo Litani, L¨ªbano padece una ofensiva israel¨ª m¨¢s intensa que nunca, en el centro y el norte, cerca de la frontera con Siria, las bombas han vuelto a caer. Un convoy formado por cientos de veh¨ªculos con personas que hu¨ªan de la ciudad de Marjayun fue bombardeado en la madrugada del viernes al s¨¢bado: murieron al menos siete civiles y 36 resultaron heridos. El Ej¨¦rcito israel¨ª dice que no hab¨ªan recibido permiso. La ONU asegura que s¨ª. Los suburbios chi¨ªes del sur de Beirut segu¨ªan ayer por la ma?ana desiertos y arrasados, patrullados por los motoristas de Hezbol¨¢. Con y sin resoluci¨®n, sus habitantes ni siquiera se acercaban para comprobar lo que pod¨ªa quedar de sus casas. Los aviones pod¨ªan volver en cualquier momento.
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