Libaneses, brava gente
No hay l¨ªmite para la emoci¨®n de asistir al empecinamiento con que los libaneses chi¨ªes del sur intentan llegar a lo que queda de sus hogares, por lo que queda de los caminos que antes transitaron. Libaneses chi¨ªes: brava gente.
En realidad, me gustar¨ªa decir libaneses a secas. Libaneses, brava gente. Vosotros los que hab¨¦is muerto, los que hab¨¦is tenido que huir. Vosotros los que hab¨¦is recibido a los refugiados y que, en la excepcionalidad del momento, lejos de vuestros jefes de tribu -desaparecidos bajo la cama; el m¨¢s espectacular, el hijo de Hariri, que durante todo el conflicto hizo el sputnik, girando de un pa¨ªs a otro-, casi abandonados por un Gobierno impotente y un Ej¨¦rcito inane, os hab¨¦is sentido hijos del mismo pa¨ªs y de la misma desdicha. Libaneses, brava gente.
Mi fe en vuestra capacidad de recuperaci¨®n es infinita, como lo es mi temerosa confianza en vuestra facultad de sufrimiento
Dais ganas de que crea en la utilidad de la resoluci¨®n tortuga n¨²mero 1701 de Naciones Unidas. En todo caso, mi fe en vuestra capacidad de recuperaci¨®n es infinita, como lo es mi temerosa confianza en vuestra facultad de sufrimiento. Que Dios no os mande todo lo que pod¨¦is soportar, sol¨ªan decir las monjas de antes y alg¨²n que otro escritor cat¨®lico y demod¨¦, tipo Fran?ois Mauriac. Bien sabe el cielo, pero lo saben sobre todo los infiernos, la firmeza ante la adversidad propia y ajena con que los libaneses viven su fragmentada libanidad, su pertenencia a un pa¨ªs que tantas d¨¦cadas lleva sin decidir qu¨¦ naci¨®n quieren ser.
?Qu¨¦ fuerza de interposici¨®n extranjera provisional, o como se llame, comprender¨¢ las complejidades y sutilezas y repentinos cambios de humor que f¨¢cilmente convertir¨¢n a los cascos azules en c¨®mplices de los aspirantes a ocupantes, cuando no sean tomados por ocupantes ellos mismos, en vez de por pacificadores? Miedo me dan esos 15.000 soldados prometidos y que haya entre ellos un contingente espa?ol. Avispero liban¨¦s. Avispero de brava gente y de retorcidos caminos, m¨¢s impracticables para la torpeza internacional que las ruinas abandonadas por el Tsahal.
No hay nada m¨¢s dif¨ªcil que mediar en las disputas. Tomen el caso del Bus Turistic barcelon¨¦s, que no tiene nada que ver con L¨ªbano pero que no deja de necesitar una interposici¨®n autoritaria. Parece que hay tres puntos calientes, tres puentes -uno en General Mitre, otro en Montjuic y otro en el Marem¨¢gnum- en donde grupos de gamberros se sit¨²an regularmente para arrojarles a los turistas restos de hamburguesas, huevos, helados de cono y, en temporada, incluso bellotas. ?Creen ustedes que por ello ha sido necesario interponer a unos cuantos mossos d'Esquadra, para que controlen al personal? No fotem. Una cosa es proteger al turista, y otra muy distinta parecer un cuerpo represivo. Por consiguiente, se opta por que sean los propios empleados del Bus quienes pidan disculpas y les arreglen los desperfectos a los enfurecidos y desconcertados turistas. Y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria.
Pues bien, me pregunto si no deber¨ªamos hacer lo mismo en L¨ªbano. Ir all¨ª para hacer ver que empujamos a Israel, asistir a la ceremonia en que los hombres de Hezbol¨¢, sin desarmarse y entre v¨ªtores, se integren en el Ej¨¦rcito liban¨¦s -con su correspondiente uniforme y para permanecer en el sur, que es lo que ellos han demostrado saber defender-, y salir para casa con viento fresco. Antes de que se vuelva a armar, de una manera u otra, con ayuda ajena o por reconocidos y renovados m¨¦ritos propios.
Me ver¨¢n esc¨¦ptica, pero estoy s¨®lo empezando. Aunque eso no me impide llorar como una magdalena cuando veo a uno de mis muchos conocidos llamados Mohamed hablar para el telediario y congratularse por el triunfo de haber rechazado a Israel, una vez m¨¢s. Viv¨ªa en uno de los suburbios arrasados y se salv¨® por quedarse a dormir en la tienda en donde despachaba material digital para c¨¢maras. Cuando me desped¨ª de ¨¦l, hace casi tres semanas, aparec¨ªa macilento, cansado, pero a¨²n as¨ª levant¨® el pu?o para saludarme, en se?al de resistencia.
Brava gente, s¨ª se?or. Brava gente.
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