Con la traza de los grandes

Pau Gasol, del que hay que dar nombre y apellido porque su hermano, Marc, ya ha empezado a ganarse unos primeros minutos de gloria, ejerce de or¨¢culo de la selecci¨®n espa?ola y modula el cu¨¢ndo y el c¨®mo tanto dentro de la pista como fuera de ella. "Ya no somos un equipo de j¨®venes", dijo el viernes, una frase tras la que se escond¨ªa la absoluta consciencia de la experiencia que acumula el grupo y lo decidido que est¨¢ a responder a las expectativas que le sit¨²an desde todos los puntos cardinales en el centro de los favoritos del Mundial. Y ni se inmut¨® cuando Bradshaw, el ¨²nico p¨ªvot un poco ortodoxo de Nueva Zelanda, empez¨® gan¨¢ndole la partida.

Pero no fue s¨®lo ¨¦l quien tuvo que apretar los dientes. Todo el cuadro de Pepu Hern¨¢ndez se vio obligado a hacerlo. Los neozelandeses, ¨¢speros como pocos en la defensa, sin mayores problemas a la hora de cometer faltas, propensos a abusar de los bloqueos y desconcertantes por su tendencia a atacar siempre desde fuera, dada la falta de consistencia de su juego interior, no permitieron que se engrasara el ritmo espa?ol hasta que casi se llegaba al descanso.

Ese "ya no somos j¨®venes" que dec¨ªa Pau se refer¨ªa a eso, a que ya no les puede ni la ansiedad de un estreno en el Mundial ni las dificultades para deshacerse de un rival tan rugoso. Ni siquiera los continuos fallos cometidos desde la l¨ªnea de tiros libres que concluyeron con un paup¨¦rrimo 53% de acierto tras anotar s¨®lo 16 de los 30 lanzamientos efectuados. Ni tampoco la ausencia del lesionado Felipe Reyes.

Durante esos minutos de igualdad, el equipo que tan arrollador se hab¨ªa mostrado en la fase de preparaci¨®n se encontr¨® con lo que esperaba: las exigencias y dificultades de una competici¨®n en serio. Dej¨® algunos huecos inadmisibles en la defensa, resolvi¨® desastrosamente los ¨²ltimos diez segundos de posesi¨®n del primer cuarto perdiendo la bola y facilitando una jugada de dos m¨¢s uno a los neozelandeses y denot¨® una cierta bajada de r¨¦gimen con la entrada de los reservas. Pero sobresaliente estuvo en los minutos m¨¢s dif¨ªciles Garbajosa, que celebr¨® su partido n¨²mero 100 con una labor de ali?o, sacando faltas personales en momentos providenciales, anotando triples muy oportunos y evitando que el gordo Cameron hiciera de las suyas.

Nueva Zelanda, con un base muy activo, Henare, que ocup¨® el puesto del sancionado Dickel; el primer arre¨®n de Bradshaw y poco m¨¢s que su contundente defensa, mantuvo a raya a Espa?a. Pero el equipo de Hern¨¢ndez fue madurando el partido y desde que se produjo el ¨²ltimo empate, a 32, ya no concedi¨® a los neozelandeses ni siquiera la ocasi¨®n de molestarle m¨¢s de la cuenta.

La autoridad de Pau bajo los aros fue mayest¨¢tica y Garbajosa no baj¨® el ritmo mientras que Navarro dio un par de acelerones ofensivos marca de la casa. Los pilares actuaron como tales.

Pero lo mejor fue que, pese a las dificultades que entra?¨® el partido, jugadores que debutaban en un gran torneo como Mumbr¨², Marc Gasol o Berni Hern¨¢ndez estuvieron a la altura de un equipo que mostr¨® la traza de los grandes. Son equipos que aprietan el acelerador en el momento oportuno -la defensa en el tercer cuarto fue espl¨¦ndida y s¨®lo concedi¨® 12 puntos- y que desarman por completo a rivales del tipo de Nueva Zelanda dej¨¢ndoles sin la menor posibilidad incluso mucho antes de llegar al ¨²ltimo cuarto.

Ser¨ªa que, cuando afirm¨® que ya no forman un equipo de j¨®venes, Pau quer¨ªa decir de pipiolos. Lo demostraron en un estreno que, adem¨¢s de su talento, revel¨® su madurez, hacia d¨®nde apuntan y hasta qu¨¦ extremo est¨¢n metidos en su trabajo.