El microondas

?STE ES UN CASO REAL, aunque, para preservar la identidad de los cobardes protagonistas -entre ellos, la arriba firmante-, se han cambiado los nombres de los personajes principales. La cosa empieza cuando la directora de una prestigiosa editorial, supongamos que francesa, se pone en contacto con, supongamos, la humilde escritora Vanesa Meneses. La editorial ha decidido comprar los derechos de su vitri¨®lico libro de cuentos Me da rabia el microondas. Y eso a pesar de que, como todo el mundo sabe y no se cansa de decir, los cuentos no est¨¢n de moda. Vanesa le da las gracias emocionada y, para celebrarlo, se invita a cenar en un restaurante gallego.

Al cabo de unos d¨ªas, la editora la llama para explicarle que su libro ya est¨¢ anunciado en el cat¨¢logo de novedades y que ahora s¨®lo hay que decidir cu¨¢les ser¨¢n los cuentos que deber¨¢n eliminarse. Tambi¨¦n le pregunta si le gusta el nuevo t¨ªtulo.

Lo del 'Ulises', de Joyce, hay que cambiarlo. Es un t¨ªtulo muy soso, te recuerda a una ballena

Vanesa se queda un momento perpleja. ?Eliminar algunos cuentos? ?El nuevo t¨ªtulo? No lo entiende, pero, por suerte, la editora se lo aclara enseguida. Me da rabia el microondas es un t¨ªtulo que no funciona en franc¨¦s. Es demasiado vitri¨®lico. El p¨²blico franc¨¦s no compra obras vitri¨®licas y, adem¨¢s, usa mucho el microondas. En cambio, el nuevo t¨ªtulo, M¨¢ndame flores si vas a abandonarme, queda mucho mejor. Da buen rollo.

Vanesa protesta. Su libro no pretende dar buen rollo. ?Al contrario! Pero la directora editorial, a punto de perder la paciencia, le explica que lo de cambiar el t¨ªtulo no lo han hecho s¨®lo con una autora tan prescindible como ella. Tambi¨¦n cambiaron el t¨ªtulo de una novela de V¨¢zquez Montalb¨¢n, por ejemplo, y otra de Josep Pla. Y, naturalmente, tambi¨¦n las cortaron, porque en la editorial los libros no superan las cien p¨¢ginas.

Vanesa, pues, comprende que le est¨¢n haciendo un gran favor. Es verdad. Hay que cortar los libros y cambiarles el t¨ªtulo. Por eso desea que muy pronto la prestigiosa editorial publique a Nabokov, a ver si le meten en vereda de una vez. Podr¨ªan empezar con Lolita. Al ser un libro tan gordo, se podr¨ªa cortar toda la parte en la que ella es una ni?a, y pasar directamente a cuando ya es mayor. Y para ganar espacio, el profesor Humbert Humbert podr¨ªa llamarse s¨®lo Humbert. Y en cuanto al t¨ªtulo, es evidente que no funciona. El p¨²blico franc¨¦s no entender¨¢ lo de Lolita. ?A qui¨¦n se le ocurre? S¨®lo a un autorucho de tres al cuarto. El t¨ªtulo que funciona bien es Paquita. Claro que s¨ª. Paquita, luz de mi vida, fuego de mis entra?as... Es mil veces m¨¢s comercial. Y tambi¨¦n se podr¨ªa traducir el Ulises, a ver si el pesado de Joyce aprende a sintetizar. Para dejarlo en cien p¨¢ginas, que es lo que exige la prestigiosa editorial, el se?or Bloom podr¨ªa sufrir una apoplej¨ªa nada m¨¢s salir de casa, as¨ª nos ahorrar¨ªamos el rollo de un d¨ªa entero en su vida paseando. Y lo de Ulises hay que cambiarlo. Es un t¨ªtulo muy soso, te recuerda a una ballena. El t¨ªtulo que funcionar¨ªa bien para esta obra es Aprenda a decir que no sin sentirse culpable, que vende mucho m¨¢s.