La edad de oro del libro de cine
A simple vista, a cualquier aficionado al cine, y m¨¢s concretamente a los libros de cine, le puede parecer sorprendente que de un tiempo a esta parte las estanter¨ªas de las (pocas) librer¨ªas especializadas a¨²n supervivientes en las grandes ciudades espa?olas se llenen de libros ex¨®ticos, escritos en castellano y que dan cuenta de la existencia de cinematograf¨ªas tan lejanas como la tailandesa, de las relaciones entre el documental internacional y la vanguardia art¨ªstica de ahora mismo, o incluso monograf¨ªas dedicadas a directores independientes casi a¨²n por descubrir por el gran p¨²blico (por ejemplo, Todd Haynes). Se dir¨ªa que todo el cine internacional, incluso en sus recovecos m¨¢s rec¨®nditos, tiene su lugar en las estanter¨ªas; se dir¨ªa incluso que estamos ante una peculiar edad de oro del libro de cine en Espa?a. Y sin embargo, la realidad es, como casi siempre, m¨¢s compleja y matizada; m¨¢s ardua, incluso, vista desde la perspectiva de quienes editan esos libros o de quienes los venden.
"El lector medio ha cambiado en los ¨²ltimos a?os. Ahora es sobre todo universitario, aunque sobreviven veteranos cin¨¦filos"
El panorama de la edici¨®n cinematogr¨¢fica en Espa?a es cuando menos curioso. Una descripci¨®n somera nos situar¨ªa ante un mercado ocupado, en primer lugar, por un n¨²mero escaso de editoriales con colecciones espec¨ªficamente cinematogr¨¢ficas, como por ejemplo C¨¢tedra, cuya colecci¨®n Signo e Imagen es desde hace a?os la que m¨¢s t¨ªtulos coloca en las librer¨ªas; las madrile?as T & B, JC, Plot y Rialp, la librer¨ªa/editorial 8 ?, la multinacional de origen alem¨¢n Taschen, especializada en grandes tirajes en varios idiomas, y en libros de fotograf¨ªas, m¨¢s que de texto; la barcelonesa Alba Editorial, que edita una colecci¨®n de Artes Esc¨¦nicas; CACITEL, especializada en libros recopilatorios sobre temas o g¨¦neros (por ejemplo, Las 100 mejores pel¨ªculas de cine negro o peri¨®dicas reediciones de la historia de los Premios Oscar); el Instituto de Radio y Televisi¨®n, que edita sobre todo manuales t¨¦cnicos, y hasta hace s¨®lo un mes, otra editorial catalana, aunque de lejanos or¨ªgenes argentinos, Paid¨®s, absorbida hace tres a?os por el Grupo Planeta, y en la actualidad con su producci¨®n sobre cine provisionalmente suspendida.
A estas firmas habr¨ªa que agregar a¨²n otras editoriales que, sin tener colecciones espec¨ªficas, publican puntualmente ciertos t¨ªtulos. Es el caso de Espasa Calpe, de Aguilar, de Alianza Editorial, de Anagrama o de Plaza & Jan¨¦s, s¨®lo por citar algunas importantes. Y en un lugar destacado cabr¨ªa colocar a¨²n a la inmensa pl¨¦yade de instituciones estatales que por sus caracter¨ªsticas mantienen colecciones estables, como ser¨ªa el caso de las filmotecas valenciana, andaluza, canaria, la catalana, la de Castilla y Le¨®n, el CGAI gallego o la Filmoteca Espa?ola, que contin¨²a desde hace a?os su colecci¨®n en coedici¨®n con C¨¢tedra. Tambi¨¦n, puntuales ediciones patrocinadas por ayuntamientos deseosos de loar las glorias de un actor o de un cineasta local. O bien iniciativas vinculadas a festivales de cine que, en una tradici¨®n que hunde sus ra¨ªces sobre todo en Francia e Italia, durante d¨¦cadas el espejo en el que se mir¨® la edici¨®n de cine en Espa?a, mantienen acuerdos de coedici¨®n con firmas comerciales o publican sin otro apoyo que los propios presupuestos (en su mayor parte, provenientes de fuentes oficiales) de cada a?o.
Un p¨²blico cambiante
El saber qui¨¦n lee esos libros es ya otra cuesti¨®n. La primera sospecha que asalta al periodista es si la crisis de las revistas especializadas sobre cine, un fen¨®meno de alcance mundial, se traslada tambi¨¦n a la edici¨®n de libros. O dicho en otros t¨¦rminos, si los cambios en los h¨¢bitos de consumo del propio cine, cada vez m¨¢s plurales y menos dependientes de la hasta ahora omnipotente pantalla de la sala de cine, y que ha creado un nuevo espectador/tipo, un cin¨¦filo de nuevo cu?o, tiene tambi¨¦n su traslaci¨®n al terreno de la lectura sobre cine.
Jes¨²s Robles, propietario de la librer¨ªa especializada 8 ?, sin duda la m¨¢s surtida de Espa?a y una de las mejores de Europa, no tiene muchas dudas: "El lector medio ha cambiado bastante en los ¨²ltimos a?os. Ahora es prioritariamente universitario, aunque tambi¨¦n sobrevive una cierta generaci¨®n de lectores digamos que de poco m¨¢s de 40 a?os, que viene de la vieja cinefilia", afirma. Ah¨ª est¨¢ una de las claves para entender la polarizaci¨®n que todas las fuentes consultadas dan por descontada: la que se establece entre el libro de cine de finalidades acad¨¦micas (libros de texto en un sentido amplio, pero tambi¨¦n recomendaciones de determinados profesores sobre aspectos de la historia del cine o sobre la trayectoria de determinados autores que forman la cultura b¨¢sica de todo estudiante universitario interesado por la imagen en movimiento) y el resto de la producci¨®n en la materia, sean ¨¦stas biograf¨ªas de actores, libros de an¨¢lisis de la trayectoria de determinados cineastas, compendios de curiosidades, gu¨ªas de consulta r¨¢pida y guiones o an¨¢lisis de pel¨ªculas concretas.
?ste sol¨ªa ser el terreno habitual de la vieja cinefilia, la de quienes, hace veinte, o incluso menos a?os, frecuentaban las salas, le¨ªan revistas especializadas y profundizaban en algunos aspectos concretos que les interesaban de tal o cual actor, de tal o cual pel¨ªcula. En la medida que todo eso se encuentra ahora mucho m¨¢s f¨¢cilmente en otras fuentes (l¨¦ase Internet), lo que se ha producido en los ¨²ltimos a?os es un desplazamiento desde el objeto-libro, que hasta hace poco se coleccionaba, hacia el filme igualmente como objeto, primero, hacia el terreno del v¨ªdeo; luego, hacia el DVD, y m¨¢s recientemente, hacia la descarga desde la red de t¨ªtulos concretos.
Es en este aspecto que cabe hablar de una cinefilia diferenciada de la que naci¨® al calor de los "nuevos cines" de los a?os sesenta y de las teor¨ªas del autor acu?adas por los cr¨ªticos de la se?era revista francesa Cahiers du Cin¨¦ma. Ya no se trata, como hace unos a?os, de ver en sesiones ¨²nicas y en filmotecas de todo lustre t¨ªtulos de los que se dudaba que podr¨ªan volver a contemplarse otra vez, o de buscar en los libros el apoyo de informaci¨®n y de an¨¢lisis que no se obten¨ªa de otra forma. Ahora todo est¨¢ m¨¢s al alcance de la mano, la posesi¨®n material del filme asegura su visi¨®n cuando se desee, lo que ha provocado una contracci¨®n tambi¨¦n en el mercado del libro. Las tiradas, y en esto el libro de cine no se diferencia en nada del resto de la actividad de las editoriales (literatura incluida, salvo best sellers), se han reducido, de manera que son ahora sensiblemente menores.
Carlos Losilla, hasta hace un mes responsable de las colecciones de cine de la editorial Paid¨®s, lo resume a la perfecci¨®n: "La tirada de los libros se ha reducido en los tres ¨²ltimos a?os, desde unos 3.000 ejemplares de media hasta los 2.000, que es el n¨²mero que sol¨ªamos tirar de pr¨¢cticamente el 80% de nuestra producci¨®n", confiesa. Y no s¨®lo eso: con menos n¨²meros de ejemplares tirados de cada t¨ªtulo, cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil encontrar un libro editado hace ya un cierto tiempo. "Nos vamos a quedar sin libro de fondo cinematogr¨¢fico, algo impensable en otros pa¨ªses, como en Francia o en el ¨¢mbito anglosaj¨®n", sentencia Losilla.
Qu¨¦ no se lee...
Estos cambios en la sociolog¨ªa del espectador cinematogr¨¢fico, unidos a una edad menor del consumidor tipo, a un desinter¨¦s mundial por el cine de autor, cuya obra necesitaba de claves de interpretaci¨®n externas a la propia pel¨ªcula, y a un creciente desinter¨¦s por la vinculaci¨®n de determinadas pr¨¢cticas cinematogr¨¢ficas con las escuelas de otrora, ha provocado tambi¨¦n una reducci¨®n en la venta de uno de los rubros estrella de las dos pasadas d¨¦cadas: la del libro sobre teor¨ªa y lenguaje cinematogr¨¢ficos, reducido ahora a proporciones menguantes. Siempre hay lugar para este tipo de propuestas, entre otras cosas, porque algunas son imprescindibles libros de texto universitario (entre los ejemplos de este tipo, de peri¨®dica reedici¨®n, figuran cl¨¢sicos como la Est¨¦tica del cine, de Jacques Aumont, Alain Bergala, Michel Marie y Michel Vernet, de Paid¨®s, o la Praxis del cine, de Noel Burch, de Fundamentos).
Pero no cabe duda de que si se pretende estar al tanto de lo que se teoriza en este momento sobre las relaciones entre cine y pintura, sobre tecnolog¨ªa y cine, sobre multiculturalidad en la pantalla o sobre el estado actual del feminismo cinematogr¨¢fico no hay m¨¢s remedio que remitirse al mercado extranjero, con prioridad al anglosaj¨®n. Juan Tejero, propietario de la editorial independiente T & B (que con m¨¢s de 100 t¨ªtulos en el mercado en los ¨²ltimos ocho a?os se puede contar entre las m¨¢s prol¨ªficas), tiene muy claro que editar hoy libros de teor¨ªa "es s¨®lo por prestigio, o cuando mucho, para ser amortizados a muy largo plazo, si tienes la suerte de que se recomienden en las universidades", apunta.
Y si la teor¨ªa no constituye una prioridad para las editoriales, tampoco parecen serlo ya las ediciones de libros dedicados al an¨¢lisis de una sola pel¨ªcula. Hasta hace poco, exist¨ªan colecciones que, en la ¨®rbita de otras publicaciones anglosajonas (como la colecci¨®n del British Film Institute), estaban dedicadas al an¨¢lisis pormenorizado de pel¨ªculas concretas, como Paid¨®s/Pel¨ªculas o Programa Doble, editada por la veterana revista Dirigido; sin embargo, estas propuestas no s¨®lo est¨¢n en franca retirada, sino en desaparici¨®n f¨¢ctica. Tan s¨®lo subsiste en el mercado una colecci¨®n, de Nau Llibres/Octaedro, de an¨¢lisis de pel¨ªculas, pero que en realidad constituyen ¨²tiles de trabajo para profesores de ense?anza media que utilizan el cine como complemento de sus materias escol¨¢sticas.
... y qu¨¦ se lee
La retracci¨®n del cin¨¦filo cl¨¢sico y la irrupci¨®n de un nuevo p¨²blico cinematogr¨¢fico menos lector explica tambi¨¦n ciertos caprichos que afectan a todo el mercado. As¨ª, los libros que m¨¢s se venden siguen siendo b¨¢sicamente, por un lado, textos sobre cine cl¨¢sico, biograf¨ªas o autobiograf¨ªas que conocen siempre puntuales reediciones (al frente de ellas, tres cl¨¢sicos indiscutibles: El cine seg¨²n Hitchcock, de Fran?ois Truffaut; A libro abierto, la celeb¨¦rrima autobiograf¨ªa de John Huston, y Mi ¨²ltimo suspiro, las memorias de Luis Bu?uel). Pero en cambio, biograf¨ªas de actores j¨®venes o de directores de recientes hornadas tienen acogidas desiguales entre los lectores, cuando no constituyen fracasos sin paliativos. Por el otro, se siguen vendiendo especialmente bien libros sobre chascarrillos y an¨¦cdotas, ese tipo de libros aptos para regalar a un amigo curioso. Juan Tejero, autor ¨¦l mismo de una voluminosa recopilaci¨®n de an¨¦cdotas, Este rodaje es una guerra (que anda ya por los 15.000 ejemplares vendidos, una cima para este tipo de publicaciones), se declara satisfecho de su apuesta, pero al mismo tiempo apunta en su cr¨ªtica m¨¢s hacia las carencias del mercado que hacia sus excesos: "Claro que se siguen vendiendo bien los libros de o sobre Woody Allen, uno de los cineastas, junto con Pedro Almod¨®var, con m¨¢s libros en el mercado. Pero no tenemos a disposici¨®n una buena historia general del cine franc¨¦s o del cine italiano, que siempre han sido tan pr¨®ximos a nosotros", recuerda.
Otro de los tradicionales apartados de ¨¦xito seguro sigue siendo el de las gu¨ªas de consulta, al frente de las cuales figura, desde hace a?os, la Gu¨ªa del v¨ªdeo-cine de Carlos Aguilar (C¨¢tedra), rebautizada en su ¨²ltima edici¨®n con un escueto Gu¨ªa del cine y en curso de reedici¨®n: las varias docenas de miles de ejemplares vendidos hacen de ella el indiscutible best seller del libro de cine en Espa?a. Y dentro de este apartado se deben incluir tambi¨¦n libros como los de Roger Ebert, Las grandes pel¨ªculas (Ma Non Troppo), sobre todo por el prestigio de su autor, que compagina con soltura su c¨¢tedra en la Universidad de Illinois con su colaboraci¨®n en el c¨¦lebre anuario americano Movie Yearbook, base de sus libros. Tambi¨¦n goza de cr¨¦dito la recopilaci¨®n de Mart¨ªnez Torres Pel¨ªculas del cine mundial de la A a la Z (Espasa Calpe).
El lamento de los libreros tiene que ver, igualmente, con la inexistencia de determinado tipo de productos. Por ejemplo, de la escasez de memorias solventes de profesionales cinematogr¨¢ficos, un apartado cl¨¢sico de la edici¨®n de libros en el mundo, aunque no en Espa?a. O de monograf¨ªas de autores espa?oles vivos y con obra en curso: no hay nada publicado sobre los hermanos Trueba, ni sobre Jaime Ch¨¢varri, ni sobre Manuel G¨®mez Pereira, por hablar s¨®lo de alg¨²n ejemplo. Pero de lo que nadie abriga dudas es de que, a despecho del n¨²mero total de libros que sobre cine se publican en el a?o (354 en 2005, seg¨²n el ISBN), ¨¦stos gozan de m¨¢s prestigio que el que les corresponder¨ªa por su venta... lo que tal vez les asegure un lugar de futuro en un mercado que, como el del libro, se muestra siempre tan movido y cambiante.
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