Las vacaciones no tienen la culpa
El llamado 's¨ªndrome posvacacional' es una consecuencia natural que s¨®lo se agrava cuando el trabajador se siente insatisfecho
Para muchos expertos, el llamado s¨ªndrome posvacacional es una etiqueta que motiva el victimismo entre los trabajadores m¨¢s insatisfechos. Y es que despu¨¦s de tres o cuatro semanas de desconexi¨®n, argumentan, "es natural que las personas tengan dificultades para recuperar el ritmo laboral". As¨ª, durante los primeros d¨ªas de septiembre, uno de cada tres asalariados espa?oles suele padecer insomnio, p¨¦rdida de apetito y falta de concentraci¨®n. Tambi¨¦n acostumbran a sentir momentos de desasosiego y vac¨ªo. Pero todos estos s¨ªntomas, provocados por un desajuste temporal de los h¨¢bitos, desaparecen a los pocos d¨ªas. En algunos casos puede desencadenarse una depresi¨®n, pero ¨¦sta, seg¨²n los psic¨®logos, no se debe ni a las vacaciones ni al trabajo: "La angustia existencial aparece cuando el individuo no es capaz de aceptar su realidad tal y como es".
La Asociaci¨®n de Entidades Preventivas calcula que alrededor del 35% de los trabajadores puede sufrir dificultades de adaptaci¨®n
Dado que la vida profesional est¨¢ repleta de principios y finales, los expertos en psicolog¨ªa laboral afirman que "para mantener la estabilidad emocional lo m¨¢s importante es saber afrontar con entereza los diferentes puntos de inflexi¨®n que vayan surgiendo por el camino". Uno de ellos est¨¢ sucediendo precisamente estos d¨ªas: la gran mayor¨ªa de los 19,6 millones de empleados espa?oles se reincorpora en estas fechas a su puesto de trabajo. Atr¨¢s quedan los d¨ªas de sol y playa, de descanso y tiempo libre. Un a?o m¨¢s, la rutina laboral espera y su embrujo hechiza desde el primero hasta el ¨²ltimo de todos los trabajadores espa?oles.
Pero ante este inevitable reencuentro, no todas las personas reaccionan de la misma manera. Para algunos, el impacto es m¨ªnimo y apenas les cuesta volver a la normalidad. Para otros, la vuelta al trabajo incluso es recibida con ilusi¨®n. Sin embargo, la Asociaci¨®n Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas (ANEPA) estima que el 35% de los trabajadores tiene "ciertas dificultades" para retomar su actividad profesional, lo que desencadena algunos trastornos f¨ªsicos y ps¨ªquicos de car¨¢cter leve, como insomnio o fatiga.
En estos casos, "el rendimiento suele estar muy por debajo del habitual, lo cual no debe ser tomado muy en cuenta por la direcci¨®n de la empresa", aconseja Juan Carlos Bajo, presidente de la ANEPA, cuyos objetivos son informar sobre la legislaci¨®n vigente en materia de prevenci¨®n de riesgos laborales y crear una cultura empresarial que contribuya a disminuir la siniestralidad laboral. "La readaptaci¨®n total de estos empleados se produce en cuesti¨®n de d¨ªas, una semana como m¨¢ximo", a?ade Bajo.
Al cabo de varias semanas, sin embargo, la sensaci¨®n de desidia y hast¨ªo persiste en casi el 4% del total de la poblaci¨®n activa, unas 750.000 personas, muchas de las cuales son susceptibles de entrar en una profunda depresi¨®n, alerta la ANEPA. En estos casos, "se?alar al s¨ªndrome posvacacional como responsable es distraer la atenci¨®n sobre la verdadera causa de esta angustia existencial, que se encuentra en la insatisfacci¨®n cr¨®nica derivada del trabajo o de la propia vida personal del afectado", afirma el fil¨®sofo y psic¨®logo Jos¨¦ Benigno Freire, profesor de la Universidad de Navarra.
En opini¨®n de Freire, crear un s¨ªndrome "no es la soluci¨®n". M¨¢s bien es parte del problema. "Estas personas no son v¨ªctimas de su trabajo, sino de s¨ª mismas", teoriza. "Lo que necesitan es comprender que su realidad externa no va a cambiar por mucho que se quejen". Sin embargo, contin¨²a Freire, "lo que s¨ª pueden cambiar es su actitud frente a los retos que supone el desarrollo diario de la actividad profesional".
En este sentido, la aceptaci¨®n es imprescindible para dejar de sufrir por algo que no se puede modificar. "Por muy duro e imposible que parezca, hay que tratar de ver lo bueno que nos ofrece cada puesto de trabajo", subraya Freire. "?Y si no que se lo digan a todos aquellos que se encuentran en el paro!", exclama: ahora mismo, m¨¢s de 1,8 millones de personas.
Mejorar la conciliaci¨®n
Que los trabajadores tengan que aceptar su realidad laboral no impide que las empresas intenten mejorar sus condiciones de trabajo. De hecho, las que a lo largo del a?o posibilitan a sus empleados conciliar vida personal y profesional apenas perciben cambios al concluir el verano. Para Freire resulta obvio: "Las personas que se van de vacaciones satisfechas suelen regresar satisfechas".
Algo similar ocurre en el seno de las compa?¨ªas con una filosof¨ªa empresarial marcada por la responsabilidad social. ?ste es el caso de la suiza Novartis Farmac¨¦utica, que cuenta con 1.200 trabajadores en Espa?a. Reconocida por sus numerosas iniciativas en este terreno -flexibilidad, direcci¨®n por objetivos, comunicaci¨®n interna regular y fluida-, la c¨²pula de Novartis "apuesta por la confianza y el respeto como medios para interactuar con toda su plantilla", explica su director de comunicaci¨®n, Fernando Mugarza.
?ngel C¨¢rcoba, del sindicato CC OO, considera necesario que "los empleados disputen a los empresarios la organizaci¨®n y el tiempo de trabajo". A su juicio, "hasta que las personas no tengan la potestad de decidir parte de su realidad laboral, la sociedad seguir¨¢ invent¨¢ndose s¨ªndromes que justifiquen muchas de las injusticias derivadas del trabajo".
El tiempo libre puede generar el 's¨ªndrome de la hamaca'
La condici¨®n humana es una gran paradoja que se puede ver reflejada, por ejemplo, en su relaci¨®n de amor y de odio con la actividad profesional. Si bien es cierto que durante las primeras semanas de septiembre se suele hablar mucho sobre el malestar que produce a algunas personas la vuelta al trabajo, resulta que otras ya estaban ansiosas por terminar de una vez por todas con el periodo vacacional.
Para el psic¨®logo Jos¨¦ Benigno Freire, profesor de la Universidad de Navarra, se trata del s¨ªndrome de la hamaca. "Cuando una persona es adicta al trabajo", explica, "se acostumbra a vivir tensionado por las exigencias y preocupaciones derivadas de su profesi¨®n". As¨ª, al llegar las vacaciones y encontrarse sin nada que hacer, "se siente inquieto y aburrido". De hecho, contin¨²a Freire, "se trata de un proceso normal, siempre y cuando esta angustia existencial se apacig¨¹e a los pocos d¨ªas". En caso contrario, "la persona deber¨ªa dedicarse m¨¢s tiempo a s¨ª misma en vez de invertir toda su energ¨ªa en el trabajo".
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