Sin excusas

No hay excusas que valgan. Termina esta semana el plazo para presentar enmiendas al texto del proyecto de Estatuto de Andaluc¨ªa salido de nuestro Parlamento. El escenario se traslada al Congreso de los Diputados, sin que se haya alcanzado un principio de acuerdo con el que ensanchar el consenso. Ni siquiera el per¨ªodo estival ha servido para avanzar en el entendimiento. Si ha habido contactos entre los principales partidos, v¨ªa Juan Ojeda, mejor no tenerlos en cuenta, puesto que una de las partes, los populares, se ha encargado de dejar claro que no reconocen a ¨¦ste ¨²ltimo capacidad de interlocuci¨®n. A pesar de ello, ha habido intercambios de documentaci¨®n sin que se puedan presentar resultados. Con igual escepticismo cabe afrontar lo sucedido con el PA, hasta el punto de que cada vez se ve m¨¢s lejana la posibilidad de una m¨ªnima confluencia.

S¨®lo cabe esperar, una vez m¨¢s, que los partidos sean realmente sinceros cuando anuncian que inician la recta final de la elaboraci¨®n y aprobaci¨®n del estatuto con voluntad de acuerdo. Queda poco tiempo para ello y tampoco se ha despejado el panorama nacional lo suficiente como para imaginar unas m¨ªnimas condiciones ambientales propicias al consenso. Ocurre, precisamente, lo contrario: los populares radicalizan su oposici¨®n al gobierno de Zapatero aprovechando cualquier circunstancia para desgastarle. El espacio para el entendimiento es m¨ªnimo, de ah¨ª que sea en ¨¦sta fase en la que m¨¢s claramente se podr¨¢ observar el margen real de autonom¨ªa del que pueda gozar el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, m¨¢xime cuando, adem¨¢s, la interposici¨®n del recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto catal¨¢n pone las cosas m¨¢s dif¨ªciles a¨²n. El mismo Arenas advierte que un estatuto sin consenso perjudica a ambos partidos, incluido el suyo. Es consciente del riesgo que corren ambos. Pero est¨¢ claro que tendr¨¢ peores consecuencias para aquel que parte desde una posici¨®n m¨¢s d¨¦bil, esto es, para el que est¨¢ en la oposici¨®n.

Por todo ello, al margen de las especulaciones, nos quedamos con lo concreto. Y eso no es m¨¢s que la satisfacci¨®n que muestran los socialistas andaluces con el grado de acuerdo al que han llegado con Madrid. Los contactos mantenidos han dado sus frutos. En especial, se destaca el trabajo efectuado por el Secretario de Estado para las relaciones con el Parlamento, Francisco Caama?o, y del miembro de la ejecutiva federal, Alfonso Perales, posibilit¨¢ndose una salida a asuntos claves como deuda hist¨®rica, inversi¨®n estatal en base a la poblaci¨®n, con una limitaci¨®n en el tiempo de siete a?os, y Guadalquivir.