El ¨¦xtasis
Espa?a asfixia a Grecia con un juego de ensue?o y consigue a lo grande el primer t¨ªtulo de su historia
No fue un sue?o. Espa?a gan¨® el t¨ªtulo mundial, su primer oro en un torneo mayor, hilando su juego como la seda. Hubo que esperar toda la vida, pero vali¨® la pena. No se recuerda un vendaval ni un meneo semejante en una final desde la ¨¦poca dorada de los dream team. El equipo espa?ol asfixi¨® a Grecia, que no dijo ni media palabra. No pudo. La defensa espa?ola fue de libro. No hubo jugador griego que no sufriera estragos. El campe¨®n de Europa, el equipo que tres d¨ªas antes endos¨® 101 puntos a James, Anthony, Wade y compa?¨ªa, se qued¨® frito ante el comecocos espa?ol. No hab¨ªa circulaci¨®n del bal¨®n que no finalizara atrapada en la tela de ara?a. Todo ello sin Gasol, lesionado. Sin su l¨ªder, Espa?a hizo de tripas coraz¨®n con un detalle adicional que habla de la grandeza de sus componentes. Pepu Hern¨¢ndez, el seleccionador, decidi¨® no comunicar a los jugadores hasta que concluy¨® la final el fallecimiento de su padre, que se hab¨ªa producido la noche anterior.
RESULTADO
ESPA?A 70 - GRECIA 47
El compromiso estaba sellado de antemano. La victoria m¨¢s importante en la historia del baloncesto espa?ol iba para Gasol en justa correspondencia al jugador m¨¢s importante de cuantas grandes generaciones se han alumbrado. Sucedi¨® lo que so?aban los entrenadores. Lo verbalizan, lo hicieron el d¨ªa previo. Pero probablemente ni siquiera ellos pod¨ªan esperar que el efecto de la ausencia de Gasol alcanzara tal impacto. Un jugador, sin salir a la cancha, fue el que puso en ¨®rbita definitivamente al equipo. Todos sus compa?eros se superaron, si cabe, con la intenci¨®n de brindarle el triunfo. El efecto que produjo fue trepidante en el ¨¢nimo y en las piernas del grupo. Del otro aspecto fundamental se encarg¨® el cuerpo t¨¦cnico, que acert¨® al mil¨ªmetro en todas sus decisiones y culmin¨® el notabil¨ªsimo trabajo desarrollado de principio a fin del partido y del ciclo. El t¨ªtulo cierra 18 victorias consecutivas, casi todas por diferencias de m¨¢s de 15 puntos, nueve en los amistosos de preparaci¨®n y otras nueve en el torneo en s¨ª.
La defensa espa?ola surti¨® un efecto paralizante sobre los griegos. No pudieron meter balones a sus p¨ªvots. No sacaron ventaja de la envergadura de Papadopulos ni del Schortsianitis. Reyes y Marc Gasol se fajaron con ellos, moviendo el cuerpo siempre en el momento adecuado, sin perder nunca la posici¨®n, muy bien ayudados por Garbajosa. Toda la defensa espa?ola, a base de movilidad e inteligencia para no dejar huecos en los ajustes, se dedic¨® a efectuar constantes dos contra uno que ahogaron al rival que manejaba el bal¨®n.
Enseguida se observ¨® que Navarro ten¨ªa el d¨ªa, que se mov¨ªa de maravilla frente a la tripleta de la muerte griega, como as¨ª se llama a sus tres jugadores exteriores. De Spanulis se encarg¨® Cabezas; de Diamantidis, Calder¨®n, y de Papalukas, casi siempre Berni Rodr¨ªguez. Cada jugador espa?ol cumpli¨® su trabajo a rajatabla y Garbajosa aprovech¨® su buena mano en el tiro exterior para clavar hasta seis triples. El rebote fue otro aspecto primordial en el partidazo de Espa?a, que no permiti¨® que los griegos tuvieran segundas opciones ni balones adicionales. Garbajosa, con diez capturas, y Carlos Jim¨¦nez, con once, estuvieron inmensos en una faceta que marc¨® otro punto de autoridad primordial. S¨®lo el oportunismo de Kakiuzis le dio a Grecia cierta continuidad en ese aspecto y tambi¨¦n en el anotador.
Los griegos perdieron pronto comba, como les ha sucedido a casi todos los rivales de Espa?a. No lograban robar balones ni tampoco encontraban por d¨®nde penetrar en la defensa espa?ola. No se sent¨ªan c¨®modos en la pista. No encontraban la pausa necesaria que tanto les gusta. La brecha en el marcador se hizo considerable y se dispar¨® con la primera lluvia de triples espa?ola, cuatro en sus primeros seis intentos. En el primer cuarto la ventaja era de seis puntos, en el segundo ascend¨ªa a 20, en el tercero no baj¨® demasiado y en el ¨²ltimo lleg¨® a ser de 28. Hubo fases en que su ataque no fue bien culminado, pero el equipo espa?ol mantuvo su abultada ventaja sin mayores problemas porque rompi¨® por completo la din¨¢mica de juego de los griegos, que no daban pie con bola y de ello dan fe sus p¨ªrricos porcentajes de acierto: un 38% en tiros de dos, un 24% en triples y un 50% en tiros libres.
Espa?a redonde¨® el torneo sin aflojar el acelerador, con la misma concentraci¨®n que ha demostrado a lo largo de los nueve partidos que ha ganado, con la misma autoridad. Su primer t¨ªtulo mundial no admite ning¨²n reparo. En el equipo se adivinan las bases necesarias para que el primer oro de su historia tenga continuidad durante los pr¨®ximos a?os, en los que afrontar¨¢ el Europeo, del que ser¨¢ anfitri¨®n en 2007, y los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn, en 2008, para los que obtuvo tambi¨¦n el pasaporte.
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