Revanchas de memoria
Suave oto?o berlin¨¦s en la avenida Unter den Linden, junto a la ¨®pera, donde una escultura de libros recuerda el horror de las hogueras de las decenas de miles de vol¨²menes quemados en las primeras limpias de la biblioteca de la Universidad de Humboldt por los camisas pardas. No lejos de all¨ª se celebraba ayer en el Berliner Ensemble la primera lectura p¨²blica del libro de memorias de un G¨¹nter Grass al que se demandan m¨¢s y mejores explicaciones de su selecci¨®n de recuerdos desde el final de la guerra. Era en la plaza dedicada a Bertolt Brecht, gloria literaria como pocas en lengua alemana del veinte pero muerto sin dar explicaciones sobre su relaci¨®n con el dolor ajeno como creador comunista. Frente al resurrecto Deutsches Historisches Museum, honesto y con su genuino esfuerzo por buscar pluralidad, comprensi¨®n, compasi¨®n y justicia en el recorrido por la tr¨¢gica historia alemana en un edificio profanado por igual por nazis y comunistas en el siglo pasado, se celebra una m¨¢s bien modesta exposici¨®n sobre uno de los episodios del referido drama alem¨¢n que fue la deportaci¨®n y huida de millones de su poblaci¨®n asentada en el este de Europa despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Tambi¨¦n sobre otras deportaciones.
La capital de Alemania est¨¢ relajada y serena y mira al pasado con introspecci¨®n, respeto y la reflexi¨®n que siempre va cargada de luto cuando la memoria es limpia. Eso quiso manifestar el s¨¢bado el presidente de la rep¨²blica, Horst K?hler, en su discurso de inauguraci¨®n de la exposici¨®n sobre ese terrible destino de la deportaci¨®n de millones de seres humanos en Europa y fuera de ella. Lo logr¨® Von Weizs?cker, lo ha logrado Horst K?hler, por supuesto Vaclav Havel y todos aquellos que con su honestidad pol¨ªtica e hist¨®rica generan un discurso de humildad limpia que anula la osada superioridad moral que algunos andan blandiendo para juzgar al pr¨®jimo por el pasado y generar beneficio en el presente.
En Varsovia llueve tristemente. Parece que los nuevos mandatarios polacos, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, han ordenado a las embajadas en el exterior que insulten a los cr¨ªticos nacionales y extranjeros como hac¨ªan sus legaciones diplom¨¢ticas comunistas en los a?os ochenta. Hasta los m¨¢s empe?ados en ello sab¨ªan que era contraproducente y lo dijeron en cuanto dejaron de temer las consecuencias. Hoy vuelven a callar. Puede ser que este ominoso silencio tenga mucho que ver con el terrible hecho de que uno de los hombres m¨¢s importantes para Europa en los ¨²ltimos treinta a?os lloraba el domingo de rabia en un cementerio en Varsovia bajo la lluvia. Adam Michnik no lloraba solo. All¨ª estaban primeros ministros, ministros de exteriores, intelectuales, sabios y obreros. All¨ª estaban nada menos que Tadeusz Mazowiecki, Alexandr Kwasniewski y Zbigniew Bujak, Leszek Balcerowicz, Prof. Bartoszewski y Andrzej Wajda. All¨ª formaban en acto de desagravio al gran Kuron. Estaba con lo mejor de Polonia que se revuelve contra el revanchismo insensato de los mediocres que hoy calumnian a quienes resist¨ªan a la dictadura cuando ellos estaban ilocalizables. Los anticomunistas del nuevo Gobierno polaco son como los celeb¨¦rrimos antifranquistas que ejercen de resistentes ahora abofeteando estatuas. El Gobierno polaco intenta desacreditar a los art¨ªfices de la transici¨®n como traidores a la patria. Como tantos que dicen o piensan en Espa?a que la transici¨®n fue una traici¨®n al antifranquismo por temor a las "bayonetas", los Kaczynski intentan condenar la transici¨®n polaca como pacto bajo "mesa redonda" con los comunistas. Con ¨¦l estaba -ante la tumba de aquel Jacek Kuron m¨¢s valiente y dispuesto a la lucha por la verdad, la dignidad y la libertad en las peores circunstancias de la m¨¢s desesperada guerra fr¨ªa, que toda la sarta de revanchistas acomplejados que se agrupan en torno a los Kaczynski- lo mejor de la Polonia viva. Kuron encender¨ªa un cigarrillo m¨¢s y se reir¨ªa, una vez m¨¢s, de la miseria humana. Con cari?o. Es cuesti¨®n de actitudes. K?hler, Michnik, Havel y Kuron sabr¨ªan de qu¨¦ hablan. El revanchismo mediocre no.
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