Una ley que es de ley
Otra vez en periodo electoral, ?vaya una lata! Otra vez el pa¨ªs medio parado por unos meses, otra vez los proyectos p¨²blicos a medio gas, otra vez, y eso es lo peor, los pol¨ªticos de bolos por el territorio, deshaci¨¦ndose en sonrisas. Estemos en precampa?a o en campa?a, la verdad es que el Parlament de Catalunya ser¨¢, de aqu¨ª a Navidad, poca cosa m¨¢s que un club social. Quiz¨¢, si todo se detiene, deber¨ªan no cobrarnos impuestos durante este tiempo. Teniendo en cuenta que en Barcelona el 19% de nuestro sueldo se va en tributos, ser¨ªa un desahogo, pero claro, deber¨ªan hacer una ley y los pol¨ªticos no est¨¢n ahora para leyes.
Tenemos leyes para casi todo. Hay leyes obsoletas que a¨²n perduran y leyes que esperamos y no llegan. Se dice que las leyes van siempre por detr¨¢s de la sociedad. Eso ha sido cierto en el caso de la eutanasia o los matrimonios de personas del mismo sexo, y en un sinf¨ªn de ellas. Realmente, es importante legislar entendiendo que una ley es una opci¨®n pol¨ªtica.
En este sentido, hay la Ley del Derecho a la Vivienda pendiente de aprobaci¨®n y que tiene muchas posibilidades de no prosperar. La culpable es la denominada din¨¢mica parlamentaria. Es decir que, en periodos de precampa?a o campa?a o lo que sea, poco importa el contenido de una propuesta y s¨®lo importa qui¨¦n la hace y qu¨¦ se gana, electoralmente hablando, apoy¨¢ndola o rechaz¨¢ndola. Esquerra Republicana (ERC) ya no vota ni las leyes que ellos mismos propusieron, hace no tanto. Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) sigue en la labor de desgaste del Partit dels Socialistes (PSC) y ahora tambi¨¦n de su nuevo candidato, y el PP..., bueno, nadie sabe qu¨¦ piensa el PP m¨¢s all¨¢ de decir que no a todo. As¨ª las cosas, las leyes que impulsan el PSC e Iniciativa Verds (ICV) se quedan en un limbo pol¨ªtico muy poco esperanzador para ellas; en algunos casos ser¨¢ un coma irreversible. ?Habr¨¢ eutanasia para las leyes? Como siempre, los ciudadanos pagaremos los platos rotos. Por mala gesti¨®n o intereses de partidos, nos vamos a quedar sin una ley imprescindible. Es una ley que se enfrenta al problema de la vivienda de forma valiente y en la que se hacen algunas propuestas innovadoras. Nada de eso importa, lo importante es que hay elecciones y, por tanto, lo prioritario es saber c¨®mo se sit¨²an los candidatos en las encuestas. Uno, desde la ignorancia, se pregunta la responsabilidad que tendr¨¢n los partidos del retraso, sino del fracaso de esta ley. ?Seguir¨¢n diciendo, cuando est¨¦n en campa?a, que les preocupa el acceso a la vivienda? Quiz¨¢ deber¨ªan sonrojarse al hacerlo.
No es una ley m¨¢s que no se aprobar¨¢, es la p¨¦rdida de una oportunidad ¨²nica. Las circunstancias hacen dif¨ªcil que se repita esta propuesta tal como est¨¢ y que la asuma el Gobierno, sea del color que sea. Es imposible que CiU asuma una ley que vincula el uso de la vivienda a su funci¨®n social y no a su valor comercial, pues ellos han hecho justo lo contrario durante m¨¢s de 20 a?os. El propio PSC ya ha anunciado medidas de blindaje de poder para que no se repitan "los errores del tripartito". El efecto colateral es que todo aquello que vaya m¨¢s a la izquierda del t¨²nel de Bracons o de la l¨ªnea de alta tensi¨®n, ser¨¢ neutralizado.
La asunci¨®n del ¨¢rea de la vivienda por un partido de izquierdas como es ICV -autor de la ley- desde la Rep¨²blica, que se dice pronto, podr¨ªa empezar a dar soluci¨®n a un problema que tiene mucho que ver con los 40 a?os de dictadura. Uno de los pocos derechos que ten¨ªan los espa?oles durante el franquismo era el de comprar. El Estado, paternalista en muchos aspectos, se limit¨®, en el caso de la vivienda, a hacer unas indignas colonias de casas para controlar el barraquismo y ubicar las r¨¢pidas emigraciones. Eran viviendas de muy baja calidad, que con los a?os han dado m¨¢s problemas que otra cosa.
El caso es que si uno es propietario, es m¨¢s f¨¢cil que recele de la izquierda. Se sabe que cuanto m¨¢s tienes que proteger, m¨¢s espantan las pol¨ªticas sociales. Sobre esta base, la vivienda nunca se asumi¨® como un servicio p¨²blico y se dej¨® al ciudadano en manos de los especuladores, dando cancha a personajes oscuros como el desaparecido Gil y Gil (que en paz no descanse). Adem¨¢s, ante un entorno hostil, muchos optaron por crear sus peque?os oasis de libertad en sus casas, y para eso deb¨ªan ser suyas.
Esta cultura de la vivienda de propiedad nos ha sido inducida y la hemos asumido como natural. Los gobiernos democr¨¢ticos han refrendado con sus leyes esta opci¨®n y s¨®lo se distinguen en las facilidades al acceso de compra que ofrecen a sus ciudadanos.
Esta nueva ley tambi¨¦n legisla en esta direcci¨®n, por supuesto, pero introduce algunos cambios importantes, como es el importante aumento del porcentaje de viviendas de propiedad p¨²blica que cada poblaci¨®n deber¨¢ tener. La ley se?ala que el sector p¨²blico "se compromete a adoptar medidas destinadas a la existencia suficiente y adecuada de vivienda asequible para la poblaci¨®n". Es un compromiso importante, los ciudadanos queremos que el Gobierno asuma ese compromiso. Que levante la mano quien no lo quiera, salvo las inmobiliarias.
Con la Ley del Derecho a la Vivienda se podr¨ªa iniciar un lento pero interesante cambio de orientaci¨®n. Entre otras cosas, la ley penaliza la desocupaci¨®n permanente de viviendas, cosa que en Barcelona es casi una epidemia, y puede llegar a forzar la puesta en alquiler de ¨¦stas. Se obliga a los propietarios a conservar los edificios y se les puede llegar a expropiar si no lo hacen. Este aspecto es importante en los barrios hist¨®ricos de los n¨²cleos urbanos, donde con la actual ley si el coste de la rehabilitaci¨®n supera el 50% del precio del inmueble, se puede derrumbar y edificar uno nuevo. La t¨¢ctica es dejar degradar los edificios con rentas bajas hasta que el mal estado del edificio permita demolerlo y echar a los inquilinos. Esta pr¨¢ctica ha dejado a muchos arrendatarios, con alquileres bajos y a menudo de edad avanzada, en la calle.
Ya nos perdonar¨¢n, pero desde aqu¨ª, desde la acera, el Parlament y sus entresijos nos dejan m¨¢s fr¨ªos que otra cosa, si se permite que avances sociales como esta ley se dejen olvidados en un caj¨®n hasta que la "din¨¢mica parlamentaria" necesite una pol¨¦mica al respecto, donde todos nos prometer¨¢n, y nunca mejor dicho, baratos y bonitos castillos en el aire.
Claret Serrahima y ?scar Guayabero son dise?adores.
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