Nombres propios de nuestra solidaridad
Los y las cooperantes son un colectivo con alto grado de responsabilidad y compromiso y quer¨ªamos responder a sus inquietudes, por eso hicimos realidad la voluntad pol¨ªtica de adoptar por consenso un Estatuto de los Cooperantes que otorgara la cobertura jur¨ªdica imprescindible para quienes se dedican, como vocaci¨®n y con sus mejores armas profesionales, a la cooperaci¨®n al desarrollo y acci¨®n humanitaria.
Por ello al aprobar esta norma, el Gobierno declar¨® el 8 de septiembre D¨ªa del Cooperante. Una fecha compartida con la aprobaci¨®n, en 2000, de la Declaraci¨®n y los Objetivos del Milenio, aliento e impulso de nuestra cooperaci¨®n y hoja de ruta de la comunidad internacional.
Ellos y ellas son quienes representan el sentir ¨¦tico de la solidaridad de la ciudadan¨ªa en los pa¨ªses empobrecidos, nuestros cooperantes, por eso hemos puesto nuestra voluntad y entusiasmo todos los que trabajamos en cooperaci¨®n, Gobierno, Ayuntamientos, comunidades aut¨®nomas, ONG y misioneros, para que este primer D¨ªa del Cooperante llegue a la opini¨®n p¨²blica. Hemos realizado un esfuerzo conjunto, contra el tiempo -como muchas veces se trabaja en cooperaci¨®n internacional- y sin dudar un momento, cada quien desde su lugar, hemos trabajado codo a codo, tambi¨¦n en el terreno, con las Embajadas, Oficinas de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI) y las ONGD, para realizar actividades que sirvan para compartir ese esfuerzo continuado y corresponsable en la lucha por la justicia y los derechos humanos, contra la pobreza y por la sostenibilidad del planeta.
Todos recordamos a los primeros misioneros que abrieron camino, que son ejemplo de compromiso diario
Con un lema Su trabajo hace que tu solidaridad llegue a buen fin, los medios de comunicaci¨®n se han implicado ejemplar y solidariamente en esta campa?a. Dicho lema refleja varios mensajes que quiero resaltar:
- Las personas que trabajan como cooperantes canalizan las aportaciones de la sociedad espa?ola (v¨ªa impuestos o donaciones voluntarias), haciendo as¨ª visible la obligaci¨®n de un Estado que debe responder a la contribuci¨®n de un mundo m¨¢s justo. Y aunque estas aportaciones van increment¨¢ndose, nuestra ciudadan¨ªa quiere saber c¨®mo y d¨®nde se distribuye y en qu¨¦ se utiliza. Es responsabilidad de los gobernantes que la ayuda sea eficaz, que ese apoyo solidario sirva para cambiar las todav¨ªa alarmantes condiciones de pobreza. Y nuestros cooperantes son el referente de la ayuda. Nuestros valedores.
- Adem¨¢s, las mujeres y los hombres que realizan estas tareas son profesionales acreditados que provienen de muy distintas especialidades y que de forma continuada act¨²an ante las m¨¢s diversas y a veces arriesgadas situaciones, en lugares en los que hace falta una fuerte implicaci¨®n y formaci¨®n continua para que la ayuda tenga su necesario impacto.
Por ello, lo primero que deb¨ªa hacer el Gobierno para con sus cooperantes era resolver una deuda hist¨®rica y moral derivada de la aprobaci¨®n en 1998 de la Ley de Cooperaci¨®n Internacional. Es evidente el importante avance que supone disponer de un instrumento jur¨ªdico que reconoce el car¨¢cter de su actividad y servicio prestado a trav¨¦s de ONG, ¨®rdenes religiosas o instituciones p¨²blicas, y que aborda sus especificidades laborales, sus condiciones distintas, pero en equivalencia al resto de los trabajadores espa?oles. El horizonte del sendero iniciado implica ahora, tras su reconocimiento legal, el de dignificar su trabajo. No escatimaremos esfuerzos en impulsar las cuestiones pendientes de desarrollo reglamentario, pero tambi¨¦n es responsabilidad de las organizaciones e instituciones que tienen a su cargo cooperantes, su puesta en marcha y efectiva aplicaci¨®n.
Tampoco regateamos esfuerzos, desde el primer d¨ªa, en solucionar la precariedad laboral que desde hace bastantes a?os soportan parte de los trabajadores de la AECI en el exterior.
Hemos vivido en los ¨²ltimos 30 a?os un desarrollo de magnitudes hist¨®ricas que han convertido a Espa?a en donante y corresponsable activo de la solidaridad internacional. Todos recordamos a los primeros misioneros y misioneras que abrieron camino, que siguen all¨ª y que son ejemplo de compromiso diario. A aquellos primeros expertos que, desde el Ministerio de Trabajo, se desplazaron, en los albores de los 80, a poner en marcha los primeros mimbres de nuestra cooperaci¨®n. Hoy contamos cada vez m¨¢s con mejores profesionales cooperantes de ONGD, con personal altamente motivado y cualificado que trabaja para las Administraciones P¨²blicas y que hacen posible que, lejos de cualquier coyuntura, nuestra solidaridad sea cada vez m¨¢s extendida y reconocida.
Con chalecos y camisetas de ONGD espa?olas, j¨®venes y no tan j¨®venes, miran directamente a los ojos de la desigualdad y falta de oportunidades, con distintivos de la AECI, de los servicios de salud de las comunidades aut¨®nomas, Ayuntamientos, de servicios de Protecci¨®n Civil. Muchas personas representando a la ciudadan¨ªa espa?ola est¨¢n salvando vidas. Su trabajo muchas veces es invisible. Trabajan en los ¨¢ngulos muertos del mundo, en las esquinas ensombrecidas de los medios de comunicaci¨®n y en zonas que nadie imagina. En las mejores ocasiones, dedican su vida. En las peores, la pierden.
Sirva este d¨ªa y estas l¨ªneas como recuerdo a quienes entregaron su vida por esta causa. Y sirva como oportunidad para que la sociedad rec¨ªprocamente les vuelva a encontrar, les haga el gesto de que se sientan otra vez en casa.
Que los futuros avances de la cooperaci¨®n sean fruto del esfuerzo concertado de todos, convirti¨¦ndose as¨ª en homenaje permanente a las terminales sensibles de la cooperaci¨®n: nuestros cooperantes, ellas y ellos, que consiguen que nuestra solidaridad llegue y sea posible. Feliz d¨ªa.
Leire Paj¨ªn es secretaria de Estado de Cooperaci¨®n Internacional.
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