Llegada de inmigrantes a Canarias
?Cu¨¢ntos inmigrantes puede acoger la sociedad espa?ola? ?ltimamente parece ser que la respuesta a esta pregunta depende exclusivamente de la magnitud de las infraestructuras de acogida con que cuentan las distintas comunidades aut¨®nomas. Se olvida as¨ª que la pregunta parte de un supuesto relativamente falso, y es que, si se observa la inmigraci¨®n desde una perspectiva general, los inmigrantes no suponen tanto un gasto social como una contribuci¨®n al crecimiento de la econom¨ªa local. As¨ª lo demuestran las cifras recientemente entregadas por el Instituto Nacional de Estad¨ªsticas.
Esto hace que deba considerarse la capacidad de recepci¨®n a partir de la relaci¨®n entre el crecimiento que los inmigrantes aportan y el gasto que suscitan. Ahora bien, si centramos la mirada en el caso particular del arribo masivo de inmigrantes subsaharianos a las islas Canarias, y su posterior distribuci¨®n por las distintas comunidades, parece que prima el gasto social que suscitan sobre su aporte a la producci¨®n; por lo menos, en las primeras etapas de su trayectoria. Si asumimos este supuesto como cierto, la pregunta inicial cobra cierta validez y la respuesta que tiene surge de una ecuaci¨®n muy simple en el papel, pero muy compleja fuera de ¨¦l: mayor ser¨¢ la capacidad de una sociedad para absorber inmigrantes en condiciones precarias, mientras mayor sea su voluntad de sacrificar parte de sus ingresos en funci¨®n de aliviar las necesidades del otro. Al contrario, menor ser¨¢ esta capacidad de absorci¨®n cuanto menos dispuesta est¨¦ la sociedad a utilizar su propia riqueza para atenuar el sufrimiento ajeno.
Dicho de otro modo, el n¨²mero de inmigrantes en condiciones precarias que puede absorber una sociedad est¨¢ en relaci¨®n inversa al nivel de tolerancia que esa sociedad tiene para soportar el dolor y la pobreza del otro. Como vemos, en el caso particular de la llegada de inmigrantes subsaharianos a Canarias, la respuesta a la pregunta inicial requiere resolver un dilema ¨¦tico m¨¢s que econ¨®mico. No es un problema de cantidad de recursos, sino del uso que se da a esos recursos. Para resolver este dilema es necesario que la sociedad espa?ola se defina en este sentido.
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