Una llaga en la ciencia actual
Te¨®logos de ?frica y Latinoam¨¦rica reclaman una bio¨¦tica que atienda mucho m¨¢s "a los problemas estructurales de la sociedad"
La bio¨¦tica sin ¨¦tica no es nada. Peor: la bio¨¦tica sin ¨¦tica es, muchas veces, crueldad o sarcasmo. Los te¨®logos convocados en Madrid por la Asociaci¨®n Juan XXIII para debatir sobre Cristianismo y bio¨¦tica escucharon ayer testimonios desgarradores de especialistas que trabajan en el cuarto trasero del capitalismo y la abundancia. ?C¨®mo hablar de nuevas tecnolog¨ªas biol¨®gicas en lugares donde la vida es supervivencia y los avances de la ciencia no est¨¢n al alcance de la mayor¨ªa? La pregunta fue de Bego?a I?arra, misionera en ?frica. "Mientras la mayor parte del mundo vive en la abundancia, ?frica carece de lo esencial. Esta diferencia entre los que tienen y los que no tienen es inmoral", dijo.
"Se decide no por las necesidades, sino seg¨²n los intereses econ¨®micos de los patrocinadores"
Bego?a I?arra habl¨® de su experiencia en Kenia con optimismo, admirada de la fortaleza de las mujeres de ese pa¨ªs, "su capacidad de cambio, de sobreponerse a guerras y a cat¨¢strofes". La misma esperanza exhibi¨® el monje benedictino Marcelo Barros. Brasile?o y biblista, es autor de una treintena de libros, el m¨¢s reciente Dom Helder, profeta para nuestro tiempo. Dom Helder C¨¢mara (Fortaleza, Brasil, 1.909) fue hasta su muerte en 1.999 obispo de Recife y sus frases recorren el mundo de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. "Si doy comida a los pobres me llaman santo. Si pregunto por qu¨¦ los pobres no tiene comida, me llaman comunista". O esta otra: "La ¨²nica guerra leg¨ªtima es la que se declara contra el subdesarrollo y la miseria".
El monje Marcelo Barros emul¨® ayer al obispo Dom Helder con una conferencia titulada Bio¨¦tica desde los pobres de Latinoam¨¦rica. Se pregunt¨®, para empezar: "?Para que sirve la ciencia y todas sus investigaciones?" Respuestas: "El mismo dinero que ac¨¢ cuida de la salud, m¨¢s all¨¢ asesina la vida que salv¨®. Es la llaga abierta de la ciencia actual, que ataca los fundamentos mismos de la ¨¦tica de la bio¨¦tica. Casi toda la ciencia y sus investigaciones son encomendadas y patrocinadas por poderosas multinacionales que seleccionan sobre qu¨¦ enfermedades hay que investigar y cu¨¢les deben ser ignoradas. Se decide no por las necesidades, sino seg¨²n las conveniencias e intereses econ¨®micos de los patrocinadores. Un amigo que fue presidente de la asociaci¨®n de hemof¨ªlicos en Brasil me dec¨ªa que a¨²n no se ha descubierto una vacuna eficaz contra el sida porque las empresas ganan m¨¢s con los medicamentos contra esa enfermedad que lo que ganar¨ªan con la vacuna que la evitase".
Barros entiende que en los pa¨ªses ricos las discusiones sobre bio¨¦tica incidan m¨¢s sobre la biomedicina, sobre clones, reproducci¨®n de la vida, eutanasia... Pero tiene claro que en el Tercer Mundo se debe atender m¨¢s a los problemas estructurales de la sociedad. "Si no damos prioridad a una bio¨¦tica que sirva a la vida y a la justicia para todos, la bio¨¦tica de campos nuevos y emergentes quedar¨¢ como una especie de maquillaje de la vida real. ?C¨®mo considerar prioritaria una investigaci¨®n que utiliza c¨¦lulas troncales para detener ciertas enfermedades degenerativas en personas ancianas, en un mundo donde todos los d¨ªas mueren ocho millones de ni?os de hambre y por carencia de agua potable? No es que, mientras no sea vencida el hambre en el mundo, no se deba promover el progreso de la ciencia. Pero cada uno de esos experimentos deber¨ªa dedicar una especie de diezmo a resolver los problemas estructurales de la humanidad".
Federico Mayor Zaragoza, catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica, ministro de Educaci¨®n y Ciencia con Adolfo Su¨¢rez y ex director general de la UNESCO, hab¨ªa recordado antes a los congresistas que la bio¨¦tica ya est¨¢ sujeta a una estricta declaraci¨®n universal de derechos humanos con, entre otros, estos principios: Respeto a la dignidad humana; igualdad, justicia y equidad; no discriminaci¨®n; respeto a la diversidad, y compromiso de compartir los beneficios del progreso cient¨ªfico.
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