Bailaora como Onfalia
Eva es una bailaora excepcional y singular. Es una grande que evoca tiempos y figuras del pasado y que, como las grandes, une con acierto lo vern¨¢culo con la renovaci¨®n. Cuando ella baila y est¨¢ en escena, la calidad est¨¢ asegurada. La obra de estreno en la Zarzuela es ambiciosa, quiere inscribirse en la ¨²ltima corriente de la danza teatral espa?ola y moderna, quiere jugar con elementos contempor¨¢neos y a veces acierta. Pero lo cierto es que fallan algunas cosas del empaque y el producto: el criterio del vestuario y su abundancia crom¨¢tica, el nivel de baile del conjunto y su estilo.
La experiencia teatral externa al flamenco de esta artista, comprendido el cine y sus visitas a Pina Bausch, ha hecho a esta artista un prisma exigente; y lo demuestra al acudir a Marin¨¦ que hace unos paneles preciosos, evocaci¨®n de daguerrotipos antiguos, arrugas de familia, tiempo que es cicatriz sobre la piel y la memoria. Por eso Eva es Onfalia, el ser mitol¨®gico orientalizado que se viste con la piel de le¨®n del h¨¦roe y hace de la rueca (o huso) que hila a sus pies, un destino.
Ballet flamenco Eva Yerbabuena
El huso de la memoria. Coreograf¨ªa: Eva Yerbabuena. Composici¨®n musical: Paco Jarana. Luces: Ra¨²l Perotti. Gr¨¢fica y escena: ?scar Marin¨¦. Trajes: Esther Vaquero. Teatro de La Zarzuela. Madrid, 13 de septiembre.
Yerbabuena nos da una sorpresa m¨¢s: el Mirabr¨¢s, un baile que no se hace casi nunca y precioso en s¨ª mismo, que tiene sus secretos. A¨²n recuerdo con emoci¨®n cuando lo vi por ¨²ltima vez bailado por Manuela Vargas (vestida de grandes lunares verdes) en el Lope de Vega de Sevilla, hace 15 a?os. Y ha llovido. El Mirabr¨¢s, prueba de madurez y poder, requiere el quiebro de las alegr¨ªas pero busca gui?os m¨¢s sutiles en sus paseos y elegancias; y Eva lo borda. Parece un cuadro, se instala por derecho en un campo de gracia y calidades, de belleza.
La nota dominante y moderna la pone el bailar¨ªn y core¨®grafo Patrick de Bana, con su figura singular y su movimiento sinuoso envolvente al arropar como un espectro a Eva en un paso a dos que dice ser una nana pero que tiene tono de responso, es triste, de letra cansina y lenta progresi¨®n oscura. Bana y Eva se enlazan en un sost¨¦n mutuo de poes¨ªa. Tambi¨¦n la bailarina A¨ªda Bad¨ªa da un contrapunto personal, descalza y segura en sus l¨ªneas y en su saeta.
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