Ciudades sin arquitectura
Un sobrecogedor imperativo moral planea sobre la Bienal de Venecia de este a?o, la exposici¨®n de arquitectura m¨¢s importante del mundo: es necesario hacer algo antes de que la masa urbanizada invada el planeta. Que la arquitectura sea el problema o sea la soluci¨®n sigue siendo una gran inc¨®gnita. El t¨ªtulo de la muestra, Ciudades, arquitectura y sociedad, es especialmente impreciso en cuanto a que el contenido de la exposici¨®n principal, situada en la sala de la Cordeler¨ªa del Arsenal de Venecia (larga como un estadio), est¨¢ dedicada a 16 regiones urbanas de un tama?o y complejidad tal que ya no pueden llamarse "ciudades". Cualquiera de ellas -Londres, Tokio, Nueva York, M¨¦xico DF, Bombay, Shanghai- est¨¢ compuesta por la fusi¨®n de varias ciudades en torno al n¨²cleo de una ciudad hist¨®rica y cada una de ellas comprende una megal¨®polis en expansi¨®n de millones de habitantes en zonas que normalmente ocupan m¨¢s de 50 kil¨®metros de di¨¢metro. Adem¨¢s de esta anomal¨ªa ling¨¹¨ªstica, la exposici¨®n principal padece una ausencia m¨¢s significativa, no hay "arquitectura", es decir, no hay obras que se puedan considerar como proyectos memorables mediante una serie de dibujos, maquetas o fotograf¨ªas reveladoras. Los edificios y proyectos que se pueden ver en la impresionante serie de pel¨ªculas y fotograf¨ªas utilizadas en la muestra son sospechosos, siempre circunstanciales en relaci¨®n con una realidad mayor. En principio, esta falta de arquitectura le sorprende a uno gratamente en una muestra conocida por sus incestuosas relaciones con los arquitectos estrella y por el fomento tendencioso de modas formales. Pero despu¨¦s de 300 metros de ser acosado por estad¨ªsticas y vistas a¨¦reas, uno empieza a echar de menos la compa?¨ªa de autores c¨¦lebres y de sus obras de marca, o al menos de un cierto sentido de proyecto arquitect¨®nico.
Despu¨¦s de ser acosado por estad¨ªsticas y vistas a¨¦reas, uno empieza a echar de menos la compa?¨ªa de autores c¨¦lebres o al menos de un cierto sentido de proyecto arquitect¨®nico
El director de este a?o, Richard Burdett, profesor de la London School of Economics y asesor arquitect¨®nico del alcalde de Londres, adem¨¢s de adjudicar el Le¨®n de Oro a la trayectoria profesional a su amigo ¨ªntimo Richard Rogers, ha evitado calculadamente cualquier noci¨®n de criterio para la arquitectura. Las buenas intenciones, sin embargo, abundan. Adornando las paredes se encuentran palabras como sostenibilidad o justicia social, pero no se las dota de un contenido est¨¦tico particular, ni tampoco a trav¨¦s de los pocos ejemplos, como el sistema de transporte de Bogot¨¢, se hace uno a la idea de lo que se debe hacer. Un proyecto ejemplar de regeneraci¨®n urbana, como por ejemplo el de 22@ de Barcelona, se encuentra mezclado con cientos de im¨¢genes de otras cosas que hacen que se pierda por completo.
La alarma en torno al crecimien
to urbano incontrolado ha venido sonando con frecuencia desde finales del siglo XIX, cuando Ebenezer Howard, en reacci¨®n a las densidades inhumanas de Londres, la primera megal¨®polis sin l¨ªmites del mundo, propuso la Ciudad Jard¨ªn como forma de restaurar el equilibrio entre ciudad y naturaleza. Dos generaciones m¨¢s tarde, Josep Llu¨ªs Sert public¨® las nociones modernas de urbanismo descentralizado en su tratado Can Our Cities Survive? Y m¨¢s de 50 a?os antes, el m¨¢s influyente historiador del urbanismo, Lewis Mumford, bramaba constantemente en contra de la dispersi¨®n incontrolada y del crecimiento urbano. El pabell¨®n holand¨¦s comisariado por Aaron Betsky retoma algunas de las vistas a¨¦reas que muestran c¨®mo los arquitectos holandeses afrontaron hist¨®ricamente la cuesti¨®n de la superpoblaci¨®n urbana, utilizando dibujos de archivo de proyectos en perspectiva, como el plan de Berlage para Amsterdam Sur de 1910 o el plan en forma de colmena para Bijlmermeer de 1960. El pabell¨®n austriaco, comisariado por Wolf Prix, tambi¨¦n se remonta a proyectos hist¨®ricos de utop¨ªas urbanas, incluyendo una recreaci¨®n de la "City in Space" de Frederick Kiesler y de los collages de portaaviones en campos de trigo de Hans Hollein de 1964. Estas obras del pasado eran de hecho lo m¨¢s cercano al contenido arquitect¨®nico que se puede encontrar en la bienal. La ¨²nica otra pieza verdaderamente inspiradora desde el punto de vista formal est¨¢ dedicada al nuevo sistema subterr¨¢neo del metro de N¨¢poles, una serie de "estaciones del arte" coordinadas por Achille Bonito Oliva y dise?adas por arquitectos y artistas internacionalmente conocidos tan diversos como Dominique Perrault y Anish Kapoor.
Si el problema de la urbanizaci¨®n desenfrenada es ya bastante viejo, ?cu¨¢l es la novedad del an¨¢lisis de Burdett? En realidad, nada, salvo la consideraci¨®n de las dimensiones cada vez mayores del fen¨®meno y de la influencia de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, que han dado lugar al concepto de "flujos". ?l asegura que en 2050 el 75% de la poblaci¨®n mundial vivir¨¢ en entornos urbanos y, dado que la mayor parte de Europa y de los pa¨ªses desarrollados ha superado ya este cupo, no parece tan descabellado. Sin embargo, el crecimiento urbano descontrolado es un problema desagradable en cuanto a las consecuencias ambientales, pero no ha dado lugar a una exposici¨®n que aporte soluciones convincentes (es un poco como andar a trav¨¦s de un libro de geograf¨ªa). Ha habido otras exposiciones recientes como Metacity/Datatown (1999) y Mutaciones (2000) que tuvieron mucho m¨¢s ¨¦xito en crear un m¨¦todo gr¨¢fico para apreciar la diferencia cuantitativa entre las megal¨®polis actuales.
Un sorprendente n¨²mero de pabellones nacionales est¨¢n dedicados a lo que se podr¨ªa denominar urbanismo "cotidiano". De hecho, el pabell¨®n australiano utiliza literalmente el t¨¦rmino, el belga est¨¢ dedicado a la "belleza de lo com¨²n" y los del Reino Unido, Hungr¨ªa, Corea y muchos otros trabajan con la omnipresencia de los paisajes vern¨¢culos y comerciales, que normalmente escapan a la influencia de los arquitectos. El exc¨¦ntrico japon¨¦s Terunobu Fujimori est¨¢ representado en ese pabell¨®n nacional, presentando un movimiento denominado ROJO (Roadway Observation Society). El visitante tiene que quitarse los zapatos para pasar a trav¨¦s de unos muros de madera carbonizada a una estancia pavimentada con alfombras de tatami para apreciar la extra?a colecci¨®n de cosas que se encuentran por el camino y las misteriosas inserciones de casas de t¨¦ del arquitecto a esos paisajes.
El pabell¨®n de Estados Unidos
va como siempre por caminos distintos a los del resto del mundo. La elecci¨®n del hurac¨¢n Katrina como tema podr¨ªa haber sido adecuada, teniendo en cuenta que la mayor¨ªa de las grandes aglomeraciones urbanas se enfrenta a un grado considerable de riesgo de desastre. Este tema fue explorado de manera interesante por Paul Virilio en su exposici¨®n Ce qui arrive de hace dos a?os en Par¨ªs. En la primera parte de la exposici¨®n, del fot¨®grafo Michael Goodman, se muestra la dimensi¨®n geogr¨¢fica de la inundaci¨®n, pero el comisario Robert Ivy evita por completo el esc¨¢ndalo internacional del desastre de Nueva Orleans y el esc¨¢ndalo continuado de la indiferencia e inacci¨®n del Gobierno. El resto de la exposici¨®n presenta simplemente elegantes proyectos de soluciones sobre pilotes realizados por estudiantes que nunca se llegar¨¢n a construir.
El pabell¨®n espa?ol es uno de los m¨¢s satisfactorios formalmente y, aunque incluye muchos buenos proyectos urbanos, el enfoque se centra exclusivamente en la presencia de mujeres. Presenta una serie de tres docenas de cajas de luz blancas, cada una con una pantalla vertical de v¨ªdeo que muestra a una mujer por encima de la cintura hablando de cuestiones urbanas. El comisario, Manuel Blanco Lage, al estilo de Pedro Almod¨®var, ha producido una versi¨®n exclusivamente femenina de un mundo que est¨¢ dominado normalmente por hombres, presentando a las mujeres que trabajan como urbanistas, pol¨ªticos, artistas, promotoras, vendedoras ambulantes y, por supuesto, arquitectas. La arquitecta Carme Pin¨®s ha comentado: "?Todo el mundo dice lo bien que salgo en el v¨ªdeo, pero parece que nadie se fija en mi torre!" (la recientemente terminada Torre Cube de veinte pisos de altura en Guadalajara, M¨¦xico). Y ¨¦ste es el esp¨ªritu del conjunto de la exposici¨®n, que resta importancia al papel de la arquitectura.
El pabell¨®n franc¨¦s es con mucho el m¨¢s exuberante y popular y quiz¨¢s el que mejor capta el ambiente general de la bienal de este a?o definido como "ciudades sin arquitectura". Se expande por fuera y por encima de la galer¨ªa neocl¨¢sica, con tumbonas y mesas de juego desperdigadas a su alrededor. Dentro, uno se encuentra con andamios que albergan una cafeter¨ªa, un restaurante y un taller de artesanos que hacen camisetas y otros objetos de recuerdo, y la estructura soporta una escalera que sube a una improvisada terraza en la cubierta. Un asunto hedonista, juguet¨®n y deliberadamente complicado muy en la l¨ªnea de Lucien Kroll, que estuvo implicado en su concepci¨®n. Esta invasi¨®n de la estructura existente constituye un relevante caso de dise?o participativo a trav¨¦s de la adaptaci¨®n, como f¨®rmula opuesta al orden formal impuesto de los arquitectos. No es exactamente una celebraci¨®n de la arquitectura, pero s¨ª una lecci¨®n importante para convivir.
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