Gabriel Range imagina qu¨¦ pasar¨ªa si asesinaran a Bush
'Muerte de un presidente' desencadena una gran pol¨¦mica
Octubre de 2007. El presidente George W. Bush est¨¢ entrando en un hotel de Chicago para dar un discurso. De repente, se oyen dos disparos. Bush cae al suelo. Acaba de ser v¨ªctima de un atentado. No hay esperanza. Horas despu¨¦s, Bush fallece en un hospital. Sus posibles asesinos podr¨ªan ser un terrorista yemen¨ª o un agente sirio, entre otros. ?Cu¨¢les son las consecuencias pol¨ªticas y sociales del asesinato despu¨¦s del 11-S del presidente m¨¢s poderoso del planeta? ?sta es la trama de la pel¨ªcula Death of a president (Muerte de un presidente), un incendiario falso documental estrenado el pasado domingo en el Festival Internacional de Cine de Toronto que promete alimentar la discusi¨®n pol¨ªtica en Estados Unidos a lo largo del oto?o.
De momento, lo que han subrayado todos los cr¨ªticos es la importancia del atrevimiento de su director, el brit¨¢nico Gabriel Range, sobre todo en un contexto cinematogr¨¢fico en el que hasta ahora la reflexi¨®n cr¨ªtica en torno al 11-S y sus consecuencias ha brillado por su ausencia. Ni Oliver Stone con su ?o?a World Trade Center, ni otras pel¨ªculas relacionadas con el tema se han atrevido a salirse del gui¨®n patri¨®tico o simplemente descriptivo y a analizar el impacto social y pol¨ªtico que los atentados han tenido en el mundo de los derechos civiles y en las vidas de los ciudadanos.
No obstante, pese a la excepcionalidad t¨¦cnica de la pel¨ªcula, que utiliza im¨¢genes del aut¨¦ntico George W. Bush, llevando al espectador a sentir que el asesinato es real, algunos cr¨ªticos la han atacado por concentrarse demasiado en el componente de thriller de la pel¨ªcula. La revista Variety, la biblia del cine estadounidense, aseguraba: "Al concentrarse s¨®lo en los detalles del crimen, el cineasta se niega las grandes posibilidades visionarias que ofrec¨ªa en su planteamiento inicial".
La primera mitad del filme se concentra en narrar con todo detalle la vida del presidente en las horas previas a su muerte. La segunda parte se centra en la b¨²squeda de los posibles asesinos y en los efectos de las decisiones contraterroristas del Gobierno frente a las libertades civiles de los ciudadanos. "Hay una gran ansiedad sobre la pol¨ªtica y la violencia entre los artistas", aseguraba tras el estreno Noah Cowan, codirector del festival. "El 11-S es parte de la conversaci¨®n sobre la era de violencia en la que entramos hace cinco a?os. Por eso los artistas est¨¢n utilizando su imaginaci¨®n respecto al futuro, que es muy dif¨ªcil de prever. Death of a president es una pel¨ªcula que invita a pensar", afirm¨® Noah Cowan.
La pel¨ªcula se estrenar¨¢ en las pr¨®ximas semanas en salas estadounidenses y en la televisi¨®n brit¨¢nica en octubre. Pero la controversia ya ha comenzado. Su director ha recibido m¨²ltiples amenazas de muerte pese a sus intentos de justificar las razones de utilizar para su pel¨ªcula al presidente Bush. "Era necesario utilizar pol¨ªticos reales para provocar el debate respecto al estado del mundo. Si no, hubiera sido como ver la serie de televisi¨®n 24 [sobre las acciones antiterroristas de un presidente ficticio]". La Casa Blanca, de momento, se ha negado a hacer comentarios.
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