Peligroso malentendido
El papa Benedicto XVI ha sido mucho menos pol¨ªtico de lo deseable en su discurso pronunciado en la Universidad de Ratisbona, con motivo de su visita a Alemania, en la que evoc¨® palabras del emperador bizantino Manuel Pale¨®logo, del siglo XIV, que niegan toda bondad al islam al predicar la conversi¨®n "por medio de la espada". Es pronto todav¨ªa para establecer el alcance del conflicto, pero est¨¢ claro que tendr¨¢ consecuencias en las relaciones de la Santa Sede con los pa¨ªses isl¨¢micos. Ankara amenaza con suspender el viaje de Benedicto XVI a Turqu¨ªa y exige una excusa oficial del Vaticano por su "ofensa al islam", al evocar manifestaciones que declaran al Cor¨¢n en contradicci¨®n a Dios y al alma por predicar la extensi¨®n de la fe por medio de la violencia.
Benedicto XVI es tan gran intelectual como su antecesor, Juan Pablo II, era un gran pol¨ªtico. Pero hay ocasiones en las que a un intelectual, en su af¨¢n por exponer sus ideas, especialmente en un terreno tan complejo y tan susceptible a malentendidos y manipulaciones como es la manifestaci¨®n teol¨®gica en la comparaci¨®n entre dos religiones, le falla el instinto del pol¨ªtico y genera un conflicto all¨ª donde no debiera haberlo ni le interesa a ¨¦l mismo que lo haya. Y no s¨®lo lo hay, sino que es probablemente, desde el 11 de septiembre de 2001, origen de inmensas tensiones entre concepciones de vida identificadas con Occidente y el mundo musulm¨¢n. Es evidente as¨ª que, al ignorar el efecto que sus palabras pod¨ªan tener sobre una sociedad isl¨¢mica, recelosa y por principio hoy hiperrreactiva, ha sembrado una discordia que probablemente no pretend¨ªa.
El discurso del Papa en Ratisbona es una larga reflexi¨®n filos¨®fica, para un p¨²blico acad¨¦mico versado, sobre la dicotom¨ªa que ¨¦l, por supuesto, considera falsa entre la raz¨®n y la existencia de Dios. El texto tiene la enjundia que se espera de su autor. Pero es perfectamente inasible para quienes al final son movilizados en contra de algunas de sus palabras. En este sentido, el discurso del papa Ratzinger como reflexi¨®n contra el fanatismo religioso s¨®lo tendr¨¢ el efecto muy inmediato y manifiesto de incrementar este fen¨®meno. No es la suya la mejor manera de fomentar el di¨¢logo entre religiones. Hubiera sido mejor que hubiera buscado otra cita, y a ser posible del propio cristianismo y no del islam, para rechazar la relaci¨®n entre violencia y Dios.
Durante este viaje a la muy cat¨®lica e inmensamente pr¨®spera Baviera, su tierra natal, el pont¨ªfice ha centrado sus cr¨ªticas en el "laicismo" y el "cinismo" de las sociedades occidentales que "excluye a Dios". Pero ser¨¢ el discurso sobre el islam
lo que se recuerde. Es de esperar que los esfuerzos que ayer inici¨® el Vaticano para limitar los da?os surtan efecto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.