La fatal obsesi¨®n de Patricia Dunn
El esc¨¢ndalo del espionaje de HP obliga al Congreso de EE UU a debatir c¨®mo regular esta materia
Si un inversor de HP observa el gr¨¢fico con la evoluci¨®n de los t¨ªtulos de la compa?¨ªa durante los ¨²ltimos 18 meses se llevar¨¢ la alegr¨ªa de ver que marca una l¨ªnea recta ascendente, camino de alcanzar el nivel de 2001. Los n¨²meros cantan a favor de gigante de Palo Alto desde que Mark Hurd tomara las riendas de la empresa, tras la fulminante salida de Carly Fiorina, sobre todo si se compara con los apuros de su competidora Dell. Pero la obsesi¨®n de Patricia Dunn por acabar con las filtraciones del consejo que preside ha metido a la compa?¨ªa en una dura pol¨¦mica, con tintes de novela policiaca, que ha acabado sacudiendo su c¨²pula directiva y que ha llegado hasta el Congreso, dispuesto a acabar con las malas pr¨¢cticas corporativas.
Los dedos apuntaron desde el principio de la crisis hacia Dunn, por ser la encargada de autorizar la contrataci¨®n de investigadores privados para identificar a la garganta profunda que divulgaba informaci¨®n a la prensa sobre las deliberaciones estrat¨¦gicas del consejo que llevaron a la renuncia de Fiorina, entonces el icono del poder femenino en el mundo empresarial. Patricia Dunn consideraba que parar las filtraciones era una causa "noble" y necesaria para preservar la confianza. Los detectives recurrieron para ello a la t¨¦cnica conocida como pretexting, un m¨¦todo de obtenci¨®n de datos privados de dudosa legalidad seg¨²n las legislaciones de Estados como el de California.
Los investigadores se hicieron pasar por los consejeros para tener acceso a sus registros telef¨®nicos, as¨ª como los de nueve periodistas de The Wall Street Journal, BusinessWeek, The New York Times, News.com y CNET. Una de las firmas de investigadores supuestamente implicada en este esc¨¢ndalo en Silicon Valley es la compa?¨ªa Security Outsourcing Solutions, con sede en Boston. Est¨¢ especializada en ayudar a los departamentos de seguridad de las empresas "cuando no tienen recursos o experiencia a la hora de abordar algunos problemas internos", a las que ofrece desde seguridad f¨ªsica hasta servicios de detectives privados. Las pesquisas fueron m¨¢s all¨¢ de los datos telef¨®nicos y los encuentros de los consejeros con periodistas fueron grabados en v¨ªdeo.
La investigaci¨®n irrit¨® a Thomas Perkins, miembro del consejo, hasta el punto de que en mayo dej¨® su asiento en se?al de protesta y presion¨® para conseguir poner la cabeza de Dunn en bandeja. Este poderoso inversor en el sector tecnol¨®gico, fundador de la firma de capital riesgo Kleiner, Perkins, Caufield & Byers, intent¨® convencer a George Keyworth para que se sumara al plante. Se da la circunstancia de que Keyworth, miembro de la c¨²pula de HP desde 1986 y antiguo asesor cient¨ªfico del presidente Ronald Reagan, era el designado para entablar contacto con la prensa, como admiti¨® el propio Mark Hurd. La investigaci¨®n revel¨® que era la fuente de las filtraciones, lo que forz¨® su cese.
Patricia Dunn se convirti¨® as¨ª en la cabeza de turco en este drama y se vio obligada a renunciar al puesto de presidente en enero. La ejecutiva no es una figura prominente en el universo de Silicon Valley y, a ra¨ªz de sus problemas de salud, muchos anticiparon que pronto dejar¨ªa su carrera profesional. El caso de espionaje a sus compa?eros no ha hecho m¨¢s que precipitar este desenlace y poner en evidencia la lucha de poder en el seno de HP, que se entend¨ªa resuelta tras la salida de Fiorina hace a?o y medio.
La crisis en HP tiene una consecuencia pr¨¢ctica inmediata: todo el poder se concentrar¨¢ en torno la figura de Mark Hurd, su actual consejero delegado. Pero el hecho de que HP unifique el poder en una persona sorprende en Wall Street, porque sigue la tendencia opuesta a la que se observa en las grandes corporaciones, que separan estas funciones en personas diferentes para preservar la independencia de sus consejos y la supervisi¨®n del trabajo del consejero delegado, intentando as¨ª evitar abusos como el de Enron, WorldCom o Tyco.
La mayor parte de los analistas opina que las ventas de ordenadores o de impresoras de HP no se ver¨¢n afectadas por este esc¨¢ndalo de espionaje, aunque, como reconoce la propia Dunn, puso a la compa?¨ªa ante una situaci¨®n embarazosa que no era deseable. "Hablo desde el coraz¨®n cuando digo que esta situaci¨®n es la ¨²ltima que deseaba, pretend¨ªa o esperaba", dijo la consejera en un mensaje dirigido a sus 150.000 empleados.
Y es que nadie pod¨ªa imaginar esta crisis en HP hace dos semanas, como se?alan diversos analistas en Wall Street, que califican de "torpe" la acci¨®n de Dunn y que ha sido utilizada por Perkins para atacarla personalmente. "Tom es un hombre muy poderoso y esta pol¨¦mica es resultado de la man¨ªa que me tiene", se?ala la propia Dunn, mientras recuerda que ¨¦l fue uno de los m¨¢s interesados por destapar a la garganta profunda y que se mostr¨® a favor de la investigaci¨®n. Sin embargo, el fiscal general del Estado de California, Bill Lockyer, considera que en este caso se violaron varias leyes que protegen el derecho a la intimidad y se dispone a presentar cargos criminales contra los implicados.
Las afirmaciones de Lockyer, uno de los mayores actores en la persecuci¨®n del fraude en Enron, colocan as¨ª un nuevo nubarr¨®n sobre HP, mientras el regulador del mercado de valores (SEC), el Departamento de Justicia y el FBI tambi¨¦n examinan el caso. La cadena de espionaje es compleja y la investigaci¨®n de este asunto se extiende a otros Estados. En paralelo, el Congreso aprovecha el drama de HP para retomar un debate que mantiene desde hace meses para legislar a escala federal sobre la materia, ya que el pretexting es un m¨¦todo de obtenci¨®n de datos personales bastante extendido en EE UU, pero que no es considerado ilegal en las legislaciones de los diferentes Estados.
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