Patriota de partido y de regi¨®n

Los amigos y compa?eros de partido de Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra hacen votos por que las cr¨®nicas que hablen de su despedida le hagan justicia y no dibujen un perfil a base de "brochazos de antinacionalismo, exabruptos y rancio espa?olismo". Para estos amigos y compa?eros de partido, esa imagen es falsa. Ibarra es un pol¨ªtico "poli¨¦drico" que ha ejercido el poder, en la regi¨®n y en el partido, a plenitud; ha alzado su voz ante todos los Gobiernos de Espa?a para defender a Extremadura, y ha intervenido en todos los avatares, muchos dram¨¢ticos, del PSOE y de Espa?a de los ¨²ltimos 25 a?os. Siempre con altas dosis de protagonismo. Pero, ante todo, su apuesta ha sido por Extremadura. Nunca ha aceptado formar parte del Gobierno central. Primero se lo pidi¨® Felipe Gonz¨¢lez; despu¨¦s, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.

Extremadura ha sido su raz¨®n de ser en pol¨ªtica, obsesionado por sacarla del furg¨®n de cola. En los m¨ªtines de los a?os 80 y principios de los 90 hablaba de agua corriente para las casas, escolarizaci¨®n para todos los ni?os, expropiaciones de fincas yermas. Luchaba por la dignidad. Clamaba por la igualdad de todos los ciudadanos de la regi¨®n para que nunca m¨¢s "ning¨²n extreme?o tuviera que despojarse de la boina para inclinarse ante los se?oritos sentados en los casinos".

Y buena parte de sus objetivos empiezan a cumplirse por su apuesta por la sociedad de la informaci¨®n. La renta bruta sigue alejada de la media europea pero en los ¨²ltimos cuatro a?os se ha situado en la segunda comunidad espa?ola, tras Castilla y Le¨®n, con m¨¢s nivel de convergencia de la Uni¨®n Europea. Y se enorgullece de ser la ¨²nica autonom¨ªa donde la banda ancha llega a todos los municipios. "Ibarra ha acabado con la idea de la Extremadura negra, de la Espa?a profunda", se?ala un miembro de la direcci¨®n socialista. Zapatero le jalea sin parar, por su gesti¨®n en materia de educaci¨®n, sanidad y vivienda y mira hacia otro lado, al igual que el resto de los dirigentes del PSOE, cuando le pone en un brete por sus apoyos sonoros a ex altos cargos de Interior con condenas penales, como Rafael Vera, en la actualidad. O cuando, en su momento, arremeti¨® contra el Estatuto de Catalu?a. Pero cambi¨® el discurso despu¨¦s de que el Estatuto pasara por el Congreso de los diputados y tuviera una gran transformaci¨®n. Muchos sostienen que sigue sin convencerle del todo, pero lo explic¨®: "Como s¨¦ que me quieren utilizar para golpear a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, me entran ganas de abrazar a Carod Rovira". Ah¨ª brota su patriotismo de partido.

Sus amigos y compa?eros admiten que les ha hecho pasar malos ratos por su "heterodoxia". En momentos muy adversos del PSOE ha expresado opiniones contrarias a la doctrina oficial. Pero no hay nadie que le guarde rencor, porque su probada lealtad al partido, a sus l¨ªderes y a los presidentes del Gobierno, primero Felipe Gonz¨¢lez y despu¨¦s Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ha hecho concluir siempre que "es un hombre de convicciones, pero sobre todo es un hombre bueno", se?alan veteranos socialistas.

As¨ª ha actuado durante a?os y en su historial figuran decenas de acontecimientos en los que su hacer pol¨ªtico trascendi¨® a su regi¨®n. Junto a Bono y Chaves -"los tres tenores"- mantuvo en muchos momentos la moral del partido cuando Gonz¨¢lez dej¨® la secretar¨ªa general y se produjo el enfrentamiento entre Joaqu¨ªn Almunia y Jos¨¦ Borrell. Y adem¨¢s de fuerza moral, ten¨ªa en su haber apabullantes victorias electorales.

Como hecho extraordinario se cita en su haber el logro de haber mantenido la amistad, y el afecto, de Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, aunque eso no le priv¨® de abandonar la ejecutiva del ex secretario general cuando la pelea fratricida del PSOE se le hizo insoportable.

A Zapatero le hubiera gustado asistir dentro de nueve meses a "otra victoria de Juan Carlos", pero ha cre¨ªdo indecoroso pedirle todav¨ªa m¨¢s, dicen en su entorno. "Se va por la puerta grande, es un triunfador", remachaba ayer en el pasillo del Congreso el diputado extreme?o Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n en un corrillo de parlamentarios socialistas de toda Espa?a. Todos asintieron.