Suelos exprimidos
El pasado d¨ªa 3, este peri¨®dico publicaba un extenso informe en el que, bajo el t¨ªtulo "Euskadi construye menos pisos que nadie", se dejaba traslucir la preocupaci¨®n por el supuestamente escaso dinamismo del sector de la construcci¨®n en el paisito. De acuerdo a los datos que all¨ª se ofrec¨ªan, en el Pa¨ªs Vasco se construyeron, entre 1998 y 2005, 6,4 viviendas por cada 1.000 habitantes, mientras la media espa?ola se habr¨ªa situado en 10,4. En dicho informe, el gerente de la Uni¨®n de Constructores de ?lava calificaba la situaci¨®n como "preocupante", se?alando al mismo tiempo que la pol¨ªtica de vivienda "adolece de grandes deficiencias".
Es de sobra conocida la actitud insaciable del sector del ladrillo. Cuantas m¨¢s viviendas se construyan, mejor, sin que importe demasiado d¨®nde, c¨®mo, o para qu¨¦ se construyan. De ello puede dar buena cuanta la situaci¨®n creada en la costa de Levante, en donde las viviendas de multiplican como champi?ones, aunque no haya infraestructuras capaces de soportar semejante fen¨®meno. En la construcci¨®n parece haberse instalado una fe ciega en la Ley de Say, seg¨²n la cual toda oferta acaba encontrando su propia demanda. Y es que, efectivamente, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, quien saca una vivienda al mercado, parece acabar vendi¨¦ndola. Ahora bien, ?significa eso que existe una demanda capaz de justificar el actual boom de la construcci¨®n? Y, m¨¢s en concreto: ?existe realmente en Euskadi una demanda de vivienda no satisfecha que justifique la preocupaci¨®n por un ritmo menor de construcci¨®n que en otras zonas de Espa?a?
Si nos atenemos a lo que dicen las encuestas, o las asociaciones de consumidores, la gente est¨¢ preocupada no por la ausencia de viviendas en el mercado sino por el precio de las mismas. Eso por lo que respecta a la vivienda en propiedad, pues el otro gran problema del pa¨ªs es la escasez de vivienda de alquiler, sobre todo si lo comparamos con otros pa¨ªses de nuestro entorno, en los que se construye mucho menos que aqu¨ª. Hace unos meses, el Observatorio para la Sostenibilidad en Espa?a hac¨ªa publico un informe en el que se se?alaba que nuestro pa¨ªs es uno de los que m¨¢s viviendas tiene por mil habitantes, y el que m¨¢s construye, con 18,1 nuevas viviendas por mil habitantes/a?o, frente al ratio europeo de 5,7. Durante el periodo 2000-2005, la construcci¨®n de viviendas en Espa?a se aceler¨® hasta llegar a un promedio de una vivienda por cada dos habitantes. En Euskadi tenemos un mill¨®n de viviendas y poco m¨¢s de dos millones de habitantes. Y lo cierto es que, ahora que se est¨¢n desmantelando las aduanas, el paso de la frontera se adivina por las gr¨²as que se aprecian en el paisaje.
Seg¨²n la teor¨ªa, un aumento de la oferta disminuir¨ªa el precio, pero est¨¢ m¨¢s que demostrado que este mercado no funciona as¨ª. Las viviendas construidas aumentan sin cesar, pero los precios no s¨®lo no descienden, sino que contin¨²an subiendo, con lo que la demanda no cubierta sigue estando insatisfecha. Y, por el contrario, el constante aumento de la construcci¨®n acaba teniendo consecuencias irreparables cobre nuestra calidad de vida y sobre nuestro futuro. Construir viviendas no es lo mismo que producir pel¨ªculas, ya que cada metro cuadrado de suelo que se utiliza para la construcci¨®n deja de ser utilizable para otros usos alternativos. Y en Euskadi no estamos precisamente sobrados de suelo. No es sostenible ning¨²n crecimiento econ¨®mico basado en la destrucci¨®n del territorio, pues ello significa pan para hoy y hambre para ma?ana. En consecuencia, m¨¢s que lamentarnos por el d¨¦bil ritmo de la construcci¨®n en nuestro pa¨ªs, deber¨ªamos preocuparnos por el hecho de que, habiendo tantos miles de viviendas vac¨ªas o en venta, sea tan dif¨ªcil acceder a una de ellas.
En los ¨²ltimos veinte a?os el Pa¨ªs Vasco ha perdido poblaci¨®n, mientras que otras comunidades han tenido un fuerte crecimiento demogr¨¢fico. Adem¨¢s, nuestro territorio soporta una densidad de poblaci¨®n dif¨ªcilmente superable, y la superficie de suelo no ocupada por el cemento es cada vez menor. Ello tambi¨¦n deber¨ªa constituir un motivo de preocupaci¨®n, capaz de reorientar el sector de la construcci¨®n hacia la rehabilitaci¨®n y mejora de la vivienda ya existente, en vez de a la ocupaci¨®n sistem¨¢tica de nuevos suelos.
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