Italia desmantela una red clandestina que espi¨® a m¨¢s de 100.000 personas
La trama, surgida de Telecom Italia, ten¨ªa ramificaciones en la polic¨ªa y los servicios secretos
Una red clandestina, nacida en el interior de la sociedad Telecom Italia y con ramificaciones en la polic¨ªa y los servicios secretos, espi¨® durante una d¨¦cada a m¨¢s de 100.000 pol¨ªticos, financieros, personajes del mundo del f¨²tbol y ciudadanos an¨®nimos. Los presuntos creadores de la red fueron detenidos el mi¨¦rcoles, pero se desconoce a¨²n si por encima de ellos exist¨ªa una c¨²pula que utilizaba la informaci¨®n para fines pol¨ªticos o econ¨®micos. La organizaci¨®n podr¨ªa estar conectada con asuntos como la desaparici¨®n en Mil¨¢n de Abu Omar, un egipcio supuestamente secuestrado por la CIA.
El asunto recordaba a anteriores redes secretas italianas, desde Gladio a la logia mas¨®nica P2 de Licio Gelli (amigo de Giuliano Tavaroli, uno de los principales implicados en el caso Telecom). Y en ¨¦l se anudaban varios esc¨¢ndalos recientes: el espionaje pol¨ªtico del centro-derecha contra los candidatos de la oposici¨®n en la regi¨®n romana, la corrupci¨®n en el f¨²tbol y el secuestro de Abu Omar por parte de agentes de la CIA.
Entre los espiados figuraban financieros como Giuliano y Luciano Benetton, Carlo de Benedetti, Diego della Valle (due?o de los calzados Tod's y del equipo de f¨²tbol Fiorentina), Emilio Gnutti (uno de los inversores que frenaron la OPA del BBVA sobre Banca Nazionale del Lavoro) y Cesare Geronzi (presidente del banco Capitalia). Tambi¨¦n aparec¨ªan Piero Marrazzo, presidente de la regi¨®n Lazio, y la eurodiputada ultraderechista Alessandra Mussolini.
En el rengl¨®n del calcio se contaban Franco Carraro (ex presidente de la Federaci¨®n de F¨²tbol), Massimo de Santis (¨¢rbitro implicado en la manipulaci¨®n de resultados en el f¨²tbol profesional) y el futbolista Bobo Vieri. Fueron igualmente espiados cientos de empleados de Telecom y Pirelli.
El caso resultaba a¨²n confuso, por su gigantesca dimensi¨®n, para los propios fiscales. Uno de ellos coment¨® que se asemejaba a Echelon, el sistema de espionaje mundial creado por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, pero a escala italiana.
Datos en la hoguera
Muchos datos ardieron el a?o pasado en una gran hoguera encendida cerca del aeropuerto de Malpensa: los implicados sab¨ªan que la Fiscal¨ªa de Mil¨¢n segu¨ªa sus pasos y decidieron destruir pruebas. Pese a todo, la juez Paola Belsito afirm¨® que el archivo de la red era "m¨¢s completo que el de la propia polic¨ªa".
Todo empez¨® en los a?os setenta, con la amistad de tres j¨®venes. Dos de ellos, Giuliano Tavaroli y Marco Mancini, eran modestos carabinieri en Mil¨¢n. El tercero, Emanuele Cipriani, era empleado de banca. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, Tavaroli era jefe de seguridad de Telecom Italia, con total autonom¨ªa presupuestaria y sin otro superior que el propio presidente de la sociedad, el reci¨¦n dimitido Marco Tronchetti Provera.
Mancini era el n¨²mero dos del Sismi, el servicio de inteligencia militar. Y Cipriani era due?o de Polis Distinto, una gran agencia de detectives de Florencia. Los fiscales consideran que fueron Tavaroli y Cipriani quienes organizaron la red, con la cooperaci¨®n de Mancini.
Tavaroli y Cipriani fueron detenidos el mi¨¦rcoles, junto con otras 18 personas (funcionarios y polic¨ªas que cooperaban con la red). Mancini ya fue detenido meses atr¨¢s por su implicaci¨®n en el secuestro del islamista radical Abu Omar, en el que presuntamente cooper¨® con la CIA, y actualmente permanece en libertad condicional.
Seg¨²n las primeras estimaciones, Tavaroli y Cipriani acumularon, gracias al espionaje ilegal, una fortuna superior a los 20 millones de euros. Funcionaban de una forma relativamente simple. Tavaroli, como jefe de seguridad de Telecom, conoc¨ªa los mecanismos usados por la polic¨ªa para efectuar escuchas telef¨®nicas legales. Y empez¨® a utilizarlos por su cuenta.
Cipriani aportaba datos complementarios, gracias a la corrupci¨®n de decenas de funcionarios y empleados de banca, pagados generosamente con fondos de Telecom. Los fiscales quieren averiguar si Tavaroli sustra¨ªa dinero a la empresa de telecomunicaciones, gracias a su total autonom¨ªa, o si exist¨ªa connivencia por parte de los m¨¢ximos responsables de Telecom.
El tercer hombre, Marco Mancini, jefe operativo del espionaje militar, cooperaba en los "casos extraordinarios" y aprovechaba para su trabajo los recursos de sus amigos. Tavaroli explic¨® a la polic¨ªa, por ejemplo, que "tras la matanza de Al Qaeda en Madrid" facilit¨® a Mancini la identidad del due?o de un tel¨¦fono m¨®vil "que interesaba mucho a los servicios secretos espa?oles".
Secuestro de Abu Omar
Mancini no actu¨®, al parecer, por su cuenta en el secuestro de Abu Omar. El fiscal Armando Spataro proporcion¨® al Parlamento datos que indicaban que el director del Sismi, Nicol¨® Pollari, confirmado en el cargo por Romano Prodi tras el cambio de Gobierno, dio la orden de colaborar con la CIA en el secuestro ilegal de personas sospechosas de cooperar con el terrorismo isl¨¢mico.
Entretanto, el ministro de Justicia italiano, Clemente Mastella, anunci¨® ayer la apertura de una investigaci¨®n interna para averiguar si "las estructuras de la Administraci¨®n de Justicia" estaban implicadas en la red de espionaje masivo. Mastella, un centrista ha
bituado a saltar del centro-izquierda al centro-derecha, afirm¨® que el asunto constitu¨ªa "un grave atentado contra las libertades civiles y democr¨¢ticas no s¨®lo por las escuchas ilegales, sino por la abusiva, descontrolada y quiz¨¢ instrumental difusi¨®n de datos importantes conseguidos durante las investigaciones".
El ministro dio a entender que aprovechar¨ªa el esc¨¢ndalo de Telecom para acabar con las "filtraciones" a la prensa de las conversaciones grabadas por la polic¨ªa con mandato judicial. Esas "filtraciones" son frecuentes, e ilegales. Tambi¨¦n suelen ser, sin embargo, decisivas para frenar casos de corrupci¨®n que por la v¨ªa reglamentaria podr¨ªan durar de forma pr¨¢cticamente indefinida.
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