El Zaragoza choca con su equipo
Lanzado por un gol de Cani, el Villarreal se reencuentra y remonta en la segunda parte
El Villarreal se enfrentaba a su espejo y le venci¨®. Gan¨® el encuentro en los segundos 45 minutos en los que se dej¨® el alma por revertir el mal inicio de Liga y una primera parte en la que el Zaragoza, comandado por un gran Aimar, fue superior y se puso en ventaja en el marcador. Sin embargo, apareci¨® Riquelme en el segundo acto, se le aliaron los compa?eros, marc¨® Cani a su club de toda la vida, Forl¨¢n se reencontr¨® con el gol y el Villarreal, por fin, respira. Y disfruta nuevamente con su juego, como lo hace el Zaragoza, que si trata de parecerse a alguien, ¨¦ste no es otro que el oponente que ayer ten¨ªa enfrente.
Las expectativas previas ten¨ªan fundamento. El encuentro se convirti¨® en una porf¨ªa por ejercer la jerarqu¨ªa del juego, por apoderarse del esf¨¦rico. A diferencia de muchos conjuntos, Villarreal y Zaragoza no son nada sin el bal¨®n. La posesi¨®n s¨ª es importante para ellos. El choque nac¨ªa, pues, predestinado y cargado de simbolismos, con dos equipos plagados de suramericanos, la mayor¨ªa argentinos. Y Cani enfrent¨¢ndose a su pasado. Dej¨® al Zaragoza para crecer como jugador justamente en el momento en el que el cuadro ma?o mejor pinta. Pero si algo destacaba ayer en el c¨¦sped de El Madrigal, era la presencia de dos futbolistas con may¨²sculas, uno por cada bando: Riquelme y Aimar.
VILLARREAL 3 - ZARAGOZA 2
Villarreal: Viera; Venta (Josemi, m. 35), Fuentes, Q. ?lvarez, Arruabarrena; Cani, Senna, Tacchinardi, (Somoza, m. 65) Riquelme; Jos¨¦ Mari (Marcos, m. 74) y Forl¨¢n. No utilizados: Barbosa (p. s.), Jos¨¦ Enrique, Pe?a y Nihat.
Zaragoza: C¨¦sar; Diogo (Movilla, m. 46), Piqu¨¦, G. Milito, Juanfran; Ponzio, Zapater, Aimar, D?Alessandro (Lafita, m. 75); Sergio Garc¨ªa (?scar, m. 59) y Ewerhon. No utilizados: Miguel (p.s.), Herrero, Celades y Long¨¢s.
Goles: 0-1. M. 22. Aimar. 1-1. M. 48. Cani. 2-1. M. 59. Forl¨¢n. 3- 1. Riquelme, de penalti. 3- 2. M. 90. Piqu¨¦ marca de cabeza.
?rbitro: P¨¦rez Lasa. Amonest¨® a D?Alesandro, Aimar, Tacchinardi, Gabi Milito, Piqu¨¦, Jos¨¦ Mari, Ewerthon y Josemi. Expuls¨® por doble amonestaci¨®n a Gabi Milito (m.78). Unos 18.000 espectadores en El Madrigal.
Pablo Aimar ha imitado a su amigo Riquelme. El argentino de R¨ªo Cuarto, a punto de cumplir los 27 a?os, ha tenido que buscarse un club hecho a sus medidas y posibilidades. Amado y cuestionado a la vez, Aimar siente la extra?a sensaci¨®n de que su enorme talento no ha salido a la luz de manera constante en las m¨¢s de cinco temporadas que visti¨® la camiseta del Valencia en las que consigui¨® t¨ªtulos y reputaci¨®n ambigua: para los rom¨¢nticos, su f¨²tbol se eleva a la categor¨ªa de arte. Para los pragm¨¢ticos sus formas resultaban nocivas para un colectivo industrializado y laborioso. Aimar ha tenido que buscar un nuevo acomodo en Zaragoza, donde se siente protagonista y apreciado sin discusi¨®n, un club con menor vuelo y pretenciosas ambiciones. Un equipo que hable su mismo idioma, en el que el hedonismo, el buen juego, sea un fin en s¨ª mismo. Al igual que en su d¨ªa hizo su amigo Riquelme, que encontr¨® en el Villarreal su mundo feliz.
Aimar fue el primero en aparecer en escena. A su velocidad de pensamiento y piernas ha unido la cualidad del sigilo, de aparecer en el ¨¢rea en las zonas de remate de manera imprevista. A los 22 minutos de juego sigui¨® atentamente la internada de Sergio Garc¨ªa, quien est¨¢ supliendo con ¨¦xito la ausencia de Diego Milito, para terminar resolviendo de forma sencilla, natural, para hacer bueno el env¨ªo de su compa?ero. Un gol calcado al marcado al que logr¨® frente al Espanyol dos jornadas atr¨¢s. Segundo tanto del trescuartista argentino al que se le acusaba en su etapa del Valencia de no tener gol. A orillas del Ebro lo ha encontrado.
Riquelme contest¨® despu¨¦s con un intento de gol ol¨ªmpico que el poste, una vez rebasado el bal¨®n a C¨¦sar, evit¨®. Solamente un acto espor¨¢dico pod¨ªa cambiar el signo del partido. Aturdido por el mal inicio de campeonato, algo habitual en el Villarreal en las ¨²ltimas temporadas, a los jugadores de Pellegrini se le aparecieron todos los fantasmas, ante un rival demasiado semejante y con el punto m¨¢s de brillantez que produce el efecto de los buenos resultados.
Lleg¨® el descanso y ocurri¨® la metamorfosis. El Villarreal puso el gesto serio y acorral¨® sin medida a un incr¨¦dulo Zaragoza, que a los tres minutos de iniciarse la segunda mitad vio c¨®mo quedaba anulada su desventaja. Y, como no pod¨ªa ser de otra manera, fue Cani, el palo de la misma astilla, quien ofici¨® de primer verdugo. Animado por conseguir a la cuarta jornada el primer gol en la Liga, el conjunto castellonense prosigui¨® con su asedio hasta lograr Forl¨¢n, pasados diez minutos del empate, dar la vuelta al marcador, incrementado con el gol de Riquelme que le da la primera victoria de la temporada al Villarreal. Venci¨® Riquelme a Aimar. Gan¨® el f¨²tbol. Los dos lo merecieron.
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