Un buc¨®lico Hitler sale a subasta
21 acuarelas y dibujos pintados por el l¨ªder nazi entre 1915 y 1918 se venden hoy en Cornualles
Escenas en acuarela de bosques, casas, iglesias... y la firma del autor en el extremo izquierdo de las cartulinas. No es de un artista cualquiera, sino de Adolf Hitler, el asesino nazi. Una serie de 21 obras en papel del responsable del Holocausto salen hoy a subasta en Lostwithiel, un bello y tur¨ªstico pueblo de Cornualles, al suroeste de Reino Unido. Los subastadores, la firma local Jefferys, han recibido quejas del p¨²blico pero justifican la comercializaci¨®n de la pol¨¦mica colecci¨®n de obras por su valor hist¨®rico.
Dos tipos de seguridad hacen guardia en el hotel Restormel Lodge, en Lostwithiel, un pueblo de casas de piedra, tiendas de antig¨¹edades y callejuelas floridas. En el sal¨®n central se exhiben desde ayer 21 acuarelas y dibujos de paisajes rurales. Poco impactan las escenas reproducidas, en ambientes desolados y ausentes de vida humana, hasta que la vista choca con las siglas AH o el nombre A Hitler. Jefferys las atribuye al mayor asesino del siglo XX, y tiene documentos que as¨ª lo confirman. Las ofrece hoy en venta p¨²blica con precios de salida entre 2.200 y 4.400 euros. "Art¨ªsticamente carecen de valor. Su excepcionalidad est¨¢ en la firma", admite Ian Morris, encargado de la subasta.
La empresa ha recibido quejas y peticiones para suspender la venta, pero sale al paso de la pol¨¦mica en aras de la historia. "Hitler pint¨® estas acuarelas de joven, entre 1915 y 1918, mucho antes de entrar en pol¨ªtica. En esa ¨¦poca quer¨ªa ser pintor y le interesaba tambi¨¦n la arquitectura. Las valoramos como documentos hist¨®ricos", a?ade Morris. Expertos ubican los paisajes en la frontera entre B¨¦lgica y Francia, donde el entonces cabo Hitler serv¨ªa de enlace de las tropas b¨¢varas en la I Guerra Mundial. Una familia belga de Huy descubri¨® la colecci¨®n en una maleta que, seg¨²n se cree, abandon¨® en su granja un refugiado en los a?os veinte del siglo pasado. Es la primera vez que las acuarelas se exponen al p¨²blico.
Y han generado un gran revuelo. Hab¨ªa ayer m¨¢s periodistas extranjeros que turistas en Lostwithiel. Pero la gente del pueblo apoya la decisi¨®n de Jefferys y no teme da?ar la reputaci¨®n de su pintoresco enclave permitiendo asociarlo con Hitler. "Algunas personas se ofender¨¢n y lo juzgar¨¢n de mal gusto, pero vender estas obras es moralmente correcto. Yo no las comprar¨ªa, pero si me las encontrara en mi desv¨¢n, tambi¨¦n las vender¨ªa. A la gente le gusta guardar souvenirs de guerra", defiende el padre anglicano Fred Stevens ante el p¨²lpito de la Iglesia de San Bartolom¨¦.
"Son obras de un amateur sin talento", observa Andrew Derring, profesor jubilado, frente a la serie de dibujos. "No dan pistas sobre el car¨¢cter de su autor. No son suficientemente buenas para destilar de ellas la personalidad de su creador. Pero adquirir una obra de Hitler tampoco significa que le apoyas o excusas sus cr¨ªmenes de guerra. Fue una parte muy importante de nuestra historia, que no podemos negar ni ignorar", concluye.
Las acuarelas son de peque?o formato e incluso del tama?o de una postal. El joven Hitler vendi¨® cientos de dibujos de paisajes y arquitect¨®nicos a los turistas y a los enmarcadores de cuadros de M¨²nich y Viena. Era su forma de ganarse la vida al ver frustrada en dos ocasiones su ambici¨®n de ingresar en la Academia de las Artes de Viena.
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