La otra, la otra
Cualquier ingenuo pudo caer en el error de pensar que si por emitir nuestra Telemadrid fuera de la ley su segunda cadena, el Ministerio de Industria la ha multado con un mill¨®n de euros y le ha dado el plazo de un mes para que deje de hacerlo, la novedad o la rareza consiste en que un organismo p¨²blico se atreva a emitir en anal¨®gico sin estar autorizado y se sit¨²e fuera de la ley en plan desaf¨ªo.
Pero como todos los males que puedan venirnos a esta nuestra Comunidad parten de lo mismo, de quien habita en Moncloa, se comprende que David P¨¦rez, diputado popular en la Asamblea de Vallecas, diga que el intento del Gobierno de hacer cumplir la ley es un "ataque antidemocr¨¢tico" y que a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero le corresponde "el dudoso honor de ser el primer presidente de la democracia que cierra un medio de comunicaci¨®n".
Visto as¨ª, de tan h¨¢bil manera, no es raro que al diputado se le vinieran a la boca dos totalitarios como Hugo Ch¨¢vez y Fidel Castro.
Llevado del mismo olor a azufre con que detecta el presidente venezolano el paso del diablo de los totalitarismos, el diputado David P¨¦rez identific¨® en seguida a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero con Hugo Ch¨¢vez y con Fidel Castro para denunciar "el acoso socialista a la libertad de expresi¨®n", que es una libertad que el Partido Popular ve amenazada lo mismo si se trata de hacer cumplir la ley de costas que si se intenta poner orden en las ondas.
Es posible que alguien pueda llegar a creer que P¨¦rez no fue justo ni con Castro ni con Ch¨¢vez por una raz¨®n muy sencilla: el dudoso honor de acabar con emisiones ilegales no les ha podido ser reconocido, debido a que en sus pa¨ªses nadie se atreve a provocarlos con la misma gallard¨ªa con que Telemadrid lo hace en democracia.
Podr¨ªa pensarse en este caso, eso s¨ª, que Telemadrid persiguiera con su desaf¨ªo que el presidente alcanzara ese dudoso honor del que carecen Castro y Ch¨¢vez y que Esperanza Aguirre no quiere escatimarle. Y si con esta intenci¨®n hubiera obrado la presidenta -ultraliberal ella, m¨¢s ultra o m¨¢s liberal seg¨²n se tercie- habr¨ªa que verla en este caso como una libertaria, si no fuera que la Real Academia Espa?ola dice en su diccionario que libertaria es la "que defiende la libertad absoluta, y por tanto, la supresi¨®n de todo gobierno y de toda ley", y ha de dudar uno de que Esperanza Aguirre aspire a suprimirse a s¨ª misma.
Pero entre todas las libertades nos consta que la de mercado no es para ella la que menos importa, por lo que es seguro que comprender¨¢ la atenci¨®n que se debe a la solicitud que ha hecho al Gobierno la asociaci¨®n de radios privadas para que proceda al cierre de las emisoras que, por medio del pirateo, incurren en irregularidades semejantes a las de la televisi¨®n p¨²blica madrile?a. Quiz¨¢ su respeto por el negocio privado s¨ª la lleve a instar al nuevo ministro de Industria Joan Clos a que, convertido en ministro mordaza, como Francisco Granados, correligionario de Esperanza Aguirre, ha tenido a bien definirlo, proceda al dudoso honor de cerrar lo que est¨¢ fuera de la ley y constituye un acoso a la libertad de negocio.
Claro que Francisco Granados pronostica a Joan Clos que pasar¨¢ a la historia como ministro mordaza, sin advertir de que cualquier ministro, incluso vicepresidente, es carne de pronto olvido, y ni siquiera nos acordamos ya de Francisco ?lvarez Cascos y de sus intentos de amordazar o de sus logros en ese sentido.
Por lo dem¨¢s, lo siento por La Otra, nombre seductor de la cadena, supuestamente ilegal, que adem¨¢s de evocar a la segundona, a la cenicienta, a la proscrita, tiene un tufo de clandestinidad que recuerda a la antigua mantenida, la querida de pap¨¢ de la que tendr¨¢n recuerdo incluso algunos parlamentarios.
Ella dec¨ªa en la copla popular: "Yo soy la otra, la otra / y a nada tengo derecho / porque no llevo un anillo / con una fecha por dentro". Y no por ad¨²ltera, que no es ahora delito perseguible, sino porque el inquisidor, que para colmo viene de Barcelona, la ha pillado en plena faena con su cuerpo anal¨®gico, y no con el digital que le corresponde, su casa, que no es una manceb¨ªa, aunque a veces corra el riesgo de ser tomada por tal, puede acabar pagando un mill¨®n de euros y cerrando sus puertas a las ondas.
Lo antidemocr¨¢tico ahora, por lo visto, es para el diputado David P¨¦rez que se cumpla la ley. As¨ª que ya nos explicar¨¢ P¨¦rez en qu¨¦ consiste la democracia.
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