Restaurantes de fusi¨®n, por fin
Me promet¨ª a m¨ª misma no pronunciar jam¨¢s la palabra fusi¨®n a no ser que estuviese hablando de n¨²cleos at¨®micos. No hay nada que me produzca m¨¢s terror que la palabra fusi¨®n unida a la palabra restaurante. Pero ni aun as¨ª consigo siempre esquivar los rigores de la fusi¨®n culinaria. Por desgracia, el otro d¨ªa tuve que sociabilizarme y me toc¨® asistir a una cena de cumplea?os. Fue en el Born, donde se ve que hay mucha marcha, y en un restaurante de fusi¨®n que eligi¨® la que cumpl¨ªa a?os. Para que ustedes comprendan sus gustos, s¨®lo les dir¨¦ que adora la serie Sexo en Nueva York, que su idea de una noche divertida es una noche sin hombres y que canta completamente en serio las canciones de Melendi.
No hace falta que les diga que el restaurante fue letal. Result¨® ser uno de esos lugares que basan su personalidad en poseer un mobiliario muy desconjuntado y muy inc¨®modo. A m¨ª me toc¨® sentarme en un banco de iglesia y para ir al lavabo tuve que saltar por encima de un sof¨¢ orejero. Por si esto fuera poco, la carta conten¨ªa platos tan creativos como el rodaballo agridulce. Pero, sin duda, lo m¨¢s fusionante de todo era que los camareros vest¨ªan bermudas, no entend¨ªan el idioma de los aut¨®ctonos y se esforzaban en conseguir que esper¨¢semos una hora entre el primer plato y el segundo. Por eso, hoy les propongo una ruta por unos cuantos restaurantes que practican de verdad la fusi¨®n. Aunque sea sin querer.
Empezamos en la calle Mil¨¤ i Fontanals, n¨²mero 68, de Barcelona. All¨ª tenemos un gran ejemplo de bar que ha cambiado de due?o y de tipo de cocina, pero no de decoraci¨®n. Antes se llamaba Compa?¨ªa General Cervecera y se dedicaba a las tapas. Lo habr¨¢n visto al pasar, porque en un alarde de creatividad, al antiguo due?o se le ocurri¨® decorar los cristales con las siluetas a tama?o natural, grabadas en negro, de diferentes personajes populares catalanes. Entre ellos, Serrat, la Caball¨¦, Mary Santpere y Lloll Bertran.
Pero, como les dec¨ªa, este bar ahora ya no es la Compa?¨ªa General Cervecera. Ahora es un restaurante tibetano. Y, como les dec¨ªa tambi¨¦n, los nuevos propietarios del bar no ha cambiado ni una baldosa del local. Las mesas de m¨¢rmol, el color de las paredes y los pictogramas de los lavabos son los de antes del traspaso. El ambiente no se diferencia en nada del que hab¨ªa y, de hecho, los parroquianos que tomaban sus aceitunas y sus cervezas de pie en la barra siguen tomando sus aceitunas y sus cervezas de pie en la barra, mientras los comensales degustan platos del T¨ªbet.
Y claro, Serrat, la Caball¨¦, Lloll Bertran y Mary Santpere siguen ah¨ª, porque me imagino que los actuales propietarios no saben que son personajes populares, o si lo saben les debe de dar igual. Por eso, el ¨²nico detalle que han tenido estos due?os ha sido customizarles. Customizar a Serrat, Lloll Bertran, Montserrat Caball¨¦ y Mary Santpere con un peque?o, pero decisivo detalle. Simplemente les han pintado un punto entre los ojos. Se trata de ese punto que, seg¨²n creo, sirve para distinguir el estado civil en algunas culturas, como la hind¨². Es muy gracioso ver a la Lloll con su vestido corto y ese punto en la frente tan espiritual.
Otro ejemplo lo encontramos en la calle de Rocafort, esquina con Mallorca. All¨ª hay un restaurante japon¨¦s en el que se puede comer a cualquier hora o comprar comida para llevar. Pero no hace mucho este restaurante era un bar de men¨² de los de toda la vida. Y el caso es que tambi¨¦n la decoraci¨®n sigue siendo la de antes. Fuera, en la fachada, todav¨ªa se puede leer el nombre del antiguo bar. Y lo gracioso es que est¨¢ escrito en unas baldosas de La Bisbal, de color azul y blanco, enmarcadas por hierro forjado. En el interior no hay biombos con dibujos de osos panda, no hay mobiliario lacado de negro, ni macetas con ca?as de bamb¨². Las mesas son de m¨¢rmol blanco con patas de hierro y el aparador, que ahora contiene el at¨²n y el salm¨®n, tal vez todav¨ªa conserve restos de antiguos chocos. Los dos ¨²nicos detalles que han aportado los nuevos propietarios han sido un cerdito dorado de la suerte y unas bombillas de colores. Estas bombillas, qui¨¦n sabe, tal vez son las que el anterior due?o pon¨ªa por Navidad.
Pero, para m¨ª, uno de los ejemplos m¨¢s gloriosos de fusi¨®n se encuentra en la plaza de toros Monumental. All¨ª, en la calle de Marina con Diputaci¨®, est¨¢ el restaurante Doner Monumental, que, como su nombre indica, ofrece comida ¨¢rabe. Antes era un bar gallego. Y no s¨®lo sigue conservando el aire de bar de toda la vida, sino que tambi¨¦n conserva dos m¨¢quinas tragaperras y unas cuantas botellas de orujo en el aparador. Y, lo mejor de todo, una receta de pulpo a la gallega colgada en la pared.
Supongo que la cuadratura del c¨ªrculo de la fusi¨®n se producir¨¢ cuando los actuales restaurantes chinos se empiecen a traspasar y sean adquiridos por nuevos due?os que quieran convertirlos, por ejemplo, en restaurantes catalanes, gallegos o vascos. Alg¨²n d¨ªa iremos a cenar a un lugar llamado La B¨®ta del Rac¨®. All¨ª comeremos escalivada, pan con tomate, espetec y queso de tup¨ª de Sort. Y lo haremos rodeados de farolillos rojos, cascadas de colores a modo de mural y, c¨®mo no, los cl¨¢sicos manteles rosa con sus no menos cl¨¢sicos agujeros por quemadura de cigarrillo.
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