Los japoneses animan el Arco 2006
En opini¨®n de la mayor¨ªa de los aficionados y profesionales, el Premio Arc de Triomphe es la prueba cumbre del calendario europeo de carreras de caballos: se corre a final de temporada, re¨²ne a los tres a?os con los veteranos de promociones anteriores -lo mejor de hoy con lo mejor de ayer- y tiene como escenario el suntuoso hip¨®dromo parisino de Longchamp. El campo de participantes suele ser numeroso, llegados de todos los pa¨ªses europeos con tradici¨®n turf¨ªstica y a veces alg¨²n aspirante de tierras m¨¢s all¨¢ del oc¨¦ano. Pero este a?o una serie de azares -lesiones, retiradas estrat¨¦gicas, incluso la inesperada muerte de al menos un par de candidatos- dej¨® reducido el n¨²mero de contendientes a solamente ocho, el segundo m¨¢s reducido en los ochenta y cinco a?os de historia de la prueba. Y sin embargo ha resultado una de las ediciones m¨¢s emocionantes y con ambiente m¨¢s caldeado -?sobre todo en las apuestas!- de las que recordamos los asiduos de larga data. ?Por qu¨¦?
'Deep Impact' realiz¨® una gran carrera, pero no pudo ganar. Se le impuso 'Rail Link'
Gracias sin duda a los japoneses. El gran atractivo del Arco de este a?o era la participaci¨®n de un campe¨®n llegado del pa¨ªs del sol naciente, Deep Impact. No es desde luego la primera vez que un caballo japon¨¦s corre en la gran prueba. En 1999 estuvo a punto de ganar otro, llamado sorprendentemente (para los japoneses, digo yo) El C¨®ndor Pasa. Su jinete, Masayoshi Ebina, sali¨® disparado con ¨¦l y adquiri¨® una ventaja incre¨ªble: al entrar tan destacado en la recta final, pareci¨® por un momento inalcanzable. El favorito, el inolvidable Montjeu, iba malamente encerrado en el pelot¨®n muchos cuerpos m¨¢s atr¨¢s. Por fin encontr¨® paso y, olvidando su habitual galope desde?oso con la cabeza principescamente alta, se lanz¨® estir¨¢ndose como un enorme galgo en su persecuci¨®n: le alcanz¨® y logr¨® batir a El C¨®ndor por s¨®lo medio cuerpo. Fue un primer aviso... Pero el aspirante de este a?o, Deep Impact, ten¨ªa mucha m¨¢s reputaci¨®n que su antecesor: de doce actuaciones contaba con once victorias y un segundo puesto. Y adem¨¢s iba montado por el mejor jinete nip¨®n, Yutaka Take, ¨ªdolo en su pa¨ªs como las estrellas de rock o los futbolistas lo son en otros. M¨¢s de tres mil japoneses se desplazaron desde su pa¨ªs para animarle, convencidos de que ser¨ªa el primer caballo criado y entrenado fuera de Europa capaz de ganar el Arco.
Por supuesto, sus adversarios tampoco carec¨ªan de credenciales. Entre ellos destacaban Hurricane Run, vencedor del a?o pasado y que aspiraba a la dif¨ªcil proeza de repetir victoria, junto al alem¨¢n Shirocco, que no hab¨ªa perdido ni una carrera este a?o. El preparador de ambos es Andr¨¦ Fabre, el Napole¨®n de los entrenadores franceses. La pista estaba excelente, la tarde c¨¢lida y soleada y la afici¨®n japonesa, mod¨¦licamente entusiasta y cort¨¦s, se volc¨® en las taquillas de apuestas y en las voces de aliento sobre su campe¨®n. Deep Impact realiz¨® una gran carrera, pero no pudo ganar. Se le impuso el tres a?os Rail Link, un magn¨ªfico representante de la edad cl¨¢sica... ?entrenado tambi¨¦n por Andr¨¦ Fabre, que as¨ª consigue el s¨¦ptimo Arco de su vida profesional! Segunda lleg¨® la ¨²nica yegua del repertorio, Pride, que a sus seis a?os era tambi¨¦n la abuela de los participantes. Y tercero, cerca, muy cerca, Deep Impact. Sin duda ninguna tenemos que agradecer a nuestros cofrades japoneses el haber dado emoci¨®n deportiva a la tarde de Longchamp. Y algo m¨¢s, last but not least: apostaron con tal generosidad a su caballo que contribuyeron a que quienes jug¨¢bamos otra opci¨®n, por modesta que fuese nuestra inversi¨®n, obtuvi¨¦ramos excelentes dividendos. Lo menos que lealmente podemos desearles es que tengan mejor suerte la pr¨®xima vez. ?Quiz¨¢ en 2007?
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