AL: administrar la impaciencia social
Como todos los a?os desde hace tres, un grupo de economistas latinoamericanos y espa?oles se re¨²ne en la Fundaci¨®n Cidob para reflexionar sobre Am¨¦rica Latina (AL), en los d¨ªas previos a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, esta vez en Montevideo. El objetivo de la reuni¨®n es que sus conclusiones sean trasladadas a los mandatarios. La primera cita, en 2004, fue la m¨¢s ambiciosa, pues pari¨® la llamada Agenda del Desarrollo de Barcelona, que intentaba ser una especie de alternativa al Consenso de Washington; la segunda fue en Salamanca, el a?o pasado, y centr¨® sus conclusiones en los equilibrios entre el Estado y el mercado. La tercera ha tenido lugar en Barcelona el fin de semana y el eje de la discusi¨®n ha sido la necesidad de una reforma fiscal en ingresos y gastos.
M¨¢s significativa que el comunicado final (que, a fuerza de consensuarse, lleva en ocasiones al t¨®pico) ha sido la riqueza de la discusi¨®n y la comparaci¨®n con los documentos anteriores de Barcelona 2004 y Salamanca 2005, lo que permite observar la variaci¨®n de las tendencias. En la Agenda del Desarrollo se insist¨ªa, con prevalencia, en la recurrencia y la severidad de las crisis financieras sistem¨¢ticas, as¨ª como en las grandes deudas (p¨²blicas y privadas) y en bancos mal regulados. En Salamanca se mencionaba el papel del FMI, que, despu¨¦s de tanta presencia, no es ahora sino un actor secundario; y se dec¨ªa que AL crec¨ªa menos que otras zonas emergentes por las consecuencias devastadoras de las crisis macroecon¨®micas y financieras de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
La discusi¨®n del fin de semana pasado no fue sobre las crisis, sino sobre c¨®mo administrar la abundancia. Am¨¦rica Latina crecer¨¢ este a?o por cuarto a?o seguido (un 5% como media) y espera continuar igual en 2007. Pese a ello, los dos pa¨ªses m¨¢s grandes de la regi¨®n, M¨¦xico y Brasil, son menos din¨¢micos que sus hom¨®logos de otras zonas emergentes como China e India. Pero el centro del debate fue la urgencia de una reforma fiscal que aborde el problema de la desigualdad. La baja calidad del gasto p¨²blico dificulta hacer del mismo un verdadero instrumento de justicia y desarrollo. Los economistas abordaron el concepto de "violencia fiscal", una violencia sutil y devastadora, totalmente legal, votada por los parlamentos y sancionada por los ¨®rganos legales, que est¨¢ formada por todo el entramado del sistema fiscal, con sus reglas, procesos e instituciones, que se consiguen distorsionar y alterar en favor de un sector empresarial, gremio social o grupo pol¨ªtico. Se trata de la apropiaci¨®n legal de los recursos fiscales a trav¨¦s de salarios, pensiones, subsidios, exenciones, exoneraciones, rescates, etc¨¦tera. Determinadas ¨¦lites, aprovechando los resquicios, no pagan impuestos.
A ello se le a?ade la confiscaci¨®n del gasto social por parte de otros poderes f¨¢cticos. Habiendo unanimidad entre los economistas presentes (lo cual indica una cierta y buscada homogeneidad ideol¨®gica) en que la redistribuci¨®n se produce a trav¨¦s del gasto y no de los ingresos fiscales, la idea quiebra si los principales beneficiarios del gasto social en AL est¨¢n en los quintiles m¨¢s favorecidos de la poblaci¨®n. La suma de excepciones en los impuestos y el apoderamiento del gasto p¨²blico elevan las inequidades del sistema.
Enrique Iglesias, secretario de las cumbres iberoamericanas, baj¨® a tierra el economicismo rampante de algunos momentos de la reuni¨®n en su intervenci¨®n final: primero fueron las reformas (el Consenso de Washington), despu¨¦s se reclamaron las instituciones (las pol¨ªticas p¨²blicas tienen un gran papel), y ahora es el momento de la pol¨ªtica pura: elecci¨®n tras elecci¨®n, AL est¨¢ cambiando (y no mediante golpes de Estado).
No hay que tener miedo del resultado de las elecciones, sino a no saber administrar la impaciencia social; las ¨¦lites creen que las cosas van mejor, pero la sociedad da muestras de un gran pesimismo ante la persistencia de los d¨¦ficit sociales y de la mala distribuci¨®n de los ingresos.
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