Chicos sin chicas
Cuando le¨ª que Esperanza Aguirre "subvenciona un colegio en Las Tablas que segrega por sexos" advert¨ª enseguida la mala intenci¨®n de sus adversarios pol¨ªticos al tratar de atribuir a la presidenta el gusto de fomentar la separaci¨®n entre los chicos y las chicas, como si de un alma piadosa se tratara. Y al subrayar el hecho de que el nuevo colegio, donde los dos sexos se juntar¨¢n s¨®lo hasta primaria, est¨¦ vinculado al Opus Dei, o que sean sacerdotes de Escriv¨¢ de Balaguer los que cuiden de las almas de sus alumnos y alumnas, seguramente persegu¨ªan dar a entender que la presidenta coincide en la preocupaci¨®n de los religiosos de la Obra en librar al alumnado de la tentaci¨®n.
Pero no me parece a m¨ª que Aguirre participe de semejantes inquietudes espirituales, aunque est¨¦ en su derecho, ni que sus encuentros con el Opus tengan que ver con otra cosa que con la condici¨®n de emprendedores mundanos que poseen tambi¨¦n los miembros de esa organizaci¨®n, lo cual necesariamente los hace interlocutores inevitables de la derecha pol¨ªtica y de la izquierda sonrosada en los negocios. Estoy seguro de que Aguirre, que por raz¨®n de edad no tuvo en las aulas chicos al lado, hubiera deseado tenerlos. Y no por entretenerse en picard¨ªas, que tampoco hay que descartarlas, sino por haber podido empezar a competir con ellos desde peque?ita. Sobre todo si ha escuchado a la profesora de la Universidad Carlos III, Mar¨ªa Calvo, que sostiene que el fracaso escolar se debe a que los chicos y las chicas aprendan juntos, y que son los chicos en este caso los perjudicados y acomplejados por esa uni¨®n.
Pero as¨ª como creo que la presidenta no teme a que ellos y ellas descubran juntos el sexo en la cercan¨ªa de los pupitres, es probable que su responsabilidad la lleve a considerar que el sexo distrae mucho y tiene sus efectos sobre la capacidad de concentraci¨®n. Que es seguramente lo que han valorado los due?os del colegio de Las Tablas, sin dejar de tener en cuenta especialmente que al pecado no hay que darle facilidades.
Pero porque defiende el derecho de los alumnos a instruirse tambi¨¦n en el pecado es por lo que el portavoz socialista en la Asamblea ha calificado de "machista y apoyado por la extrema derecha" el ideario de este colegio. En lo de la extrema derecha, no s¨¦, pero en lo de machista puede que est¨¦ equivocado. Los machistas necesitan siempre tener mujeres al lado, aunque sea para acosarlas, y para entrenarse en eso desde peque?itos les viene bien estar juntos, con lo cual quiz¨¢ no les satisfagan estas segregaciones.
De modo que el problema puede ser m¨¢s religioso que social, pero ahora que ya los chicos estudian en las ursulinas y las chicas en los jesuitas con toda naturalidad, atra¨ªdos con normalidad por los pechos nacientes de la chica de al lado, o busc¨¢ndose en el recreo para dar riendas sueltas a la libido, han de volver otra vez a buscar la colaboraci¨®n de los compa?eros de su mismo sexo para iniciarse en el pecado con el consiguiente peligro de acabar en el matrimonio homosexual y comprometiendo a Gallard¨®n para que los bendiga.
Quiz¨¢ esto haga reflexionar a monse?or Rouco Varela sobre los peligros de las segregaciones con el fin de ver con qu¨¦ pecado se corre m¨¢s riesgo y sin que por eso haya de propugnar la entrada de mujeres en los seminarios.
Pero es posible que la profesora Calvo, defensora de estas segregaciones, que llaman ahora diferenciaci¨®n, piense que estoy banalizando este asunto, Dios me libre, como si el pecado o las diferencias entre uno y otro pecado no siguieran teniendo su importancia, y que para que no creamos que su discurso es reaccionario, tenga que recordarnos, como lo hizo en televisi¨®n en su d¨ªa, que en Suecia es lo que se lleva, es lo m¨¢s in.
Me encontrar¨¢ del lado de la profesora que se le opon¨ªa, Elena Mart¨ªn, de la Aut¨®noma, para quien la variable social es la que m¨¢s condiciona el fracaso escolar, no la de g¨¦nero. La de g¨¦nero, desde luego, es la que preocupa m¨¢s a los gestores del colegio de Las Tablas, por sus repercusiones en la vida eterna y porque complica demasiado la tarea de los sacerdotes del Opus: el sexo preocupa m¨¢s que la pobreza. La variante social es en cambio la que tendr¨ªa que preocupar m¨¢s a Esperanza Aguirre. Pero quiz¨¢ precisamente por eso subvenciona ella colegios como el de Las Tablas.
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