Un halo de esperanza
Los cambios sociales en nuestros d¨ªas han provocado un dram¨¢tico panorama de soledad en nuestros ancianos. Muchas de estas personas no pueden acceder a una plaza en una residencia p¨²blica debido, en gran medida, a las enormes listas de espera existentes por la ausencia de residencias para cubrir esta demanda y por la pesada maquinaria burocr¨¢tica a la que las familias deben enfrentarse. Adem¨¢s, la carest¨ªa actual de las residencias privadas amparadas en la econom¨ªa de mercado las convierten en un art¨ªculo de lujo, demasiado precio para personas con tan bajo poder adquisitivo. Adem¨¢s, todo el peso de sus cuidados, mientras otorgan la deseada plaza, recae sobre los impotentes familiares que ven mermadas sus fuerzas d¨ªa tras d¨ªa. Por ello, lo ¨²nico que reclamo es que nuestras administraciones hagan el esfuerzo de habilitar m¨¢s plazas para nuestros ancianos, a los que tanto debemos y a los que tan r¨¢pido abandonamos, y que escuchemos a los familiares, grandes olvidados en esta situaci¨®n.
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