Europa bloqueada
La Uni¨®n Europea se encuentra en una pausa inc¨®moda tanto en el terreno de la ampliaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de Bulgaria y Rumania, como en el de la Constituci¨®n Europea. Una vez m¨¢s, todo ocurre al margen de los intereses de los ciudadanos. Los l¨ªmites geogr¨¢ficos de Europa se est¨¢n fijando por la fuerza de los hechos y de electoralismos varios, sin que medie un necesario debate p¨²blico sobre esta trascendental cuesti¨®n. Es necesario definir qui¨¦n podr¨¢ ingresar una vez que la Uni¨®n haya puesto su casa en orden, y qu¨¦ pasar¨¢ con los que se queden fuera y con esa otra vecindad, la mediterr¨¢nea, que tanto interesa a Espa?a.
Turqu¨ªa es zarandeada de mala manera. La hostilidad hacia Ankara de la que muchos creen beneficiarse da?a a aquel pa¨ªs, a sus reformas y, por tanto, a los intereses de todos, y genera animadversi¨®n a la UE al presentarla como un club cristiano. Es evidente que Turqu¨ªa ha de recorrer un largo camino, pero deben mantenerse la esperanza y el proceso de ingreso. Con iniciativas para castigar penalmente la negaci¨®n del genocidio armenio, como ha hecho la Asamblea francesa, la UE y Ankara se alejan en el peor momento para ambas partes.
Aunque la integraci¨®n dentro de la UE avanza en campos como la pol¨ªtica de seguridad com¨²n, hay otros que deben ser prioritarios pero siguen sometidos a la cultura del veto, como ocurre con la inmigraci¨®n. En otros asuntos, como la energ¨ªa, los tratados no prev¨¦n una pol¨ªtica com¨²n. Para paliar estas deficiencias se redact¨® la Constituci¨®n Europea. El texto se hundi¨® en los refrendos en Francia y Holanda, pero en 15 de los 25 Estados miembros, que incluyen m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n, fue ratificado. ?Qu¨¦ hacer? Los gobiernos no presentan propuestas antes de las elecciones francesas de la pr¨®xima primavera por miedo a que sean trituradas. Los primeros ministros se niegan a debatir el problema en foros como el Parlamento Europeo. Pero los Veinticinco est¨¢n obligados a presentar alternativas para superar el bloqueo. Y sobre todo Espa?a, por haber sido el primer pa¨ªs en aprobar en refer¨¦ndum el Tratado Constitucional europeo.
No es el caso, y Zapatero, como otros, prefiere esperar y ver, pese a contar con semejante fuerza moral ante los dem¨¢s l¨ªderes.
Incluso la canciller Angela Merkel, que tomar¨¢ las riendas del club el 1 de enero, no ve una soluci¨®n a corto plazo. Va tomando cuerpo la idea de rebajar la frustrada Constituci¨®n a un "minitratado", en palabras de Nicolas Sarkozy, aspirante por la derecha a la presidencia francesa. La UE necesita una reforma institucional no ya para avanzar, sino para funcionar. Los ciudadanos necesitan, m¨¢s que nunca, propuestas que superen los intereses nacionales y pongan en pie un proyecto bloqueado.
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