Drogba noquea a un Bar?a acomodado
El Chelsea, liderado por el centrocampista africano, derrota a los azulgrana, muy mansos anoche en Stamford Bridge
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No hay mejor escenario para descifrar al Bar?a que Stamford Bridge, y a juzgar por el partido de ayer, el equipo ha perdido ambici¨®n, que no autoridad, se administra como campe¨®n y no compite en calidad de aspirante a renovar el t¨ªtulo. Los azulgrana presentaron su candidatura a la pasada Copa de Europa en un memorable partido en la cancha del Chelsea y fue tambi¨¦n en el feudo del club de Kings Road donde acab¨® su sue?o europeo en 2005 despu¨¦s de encajar una sonora derrota. No hab¨ªa perdido un encuentro desde entonces, y ya contaba 15, hasta que de vuelta al cuadril¨¢tero de Stamford Bridge volvi¨® a morder el polvo, noqueado por un crochet de Drogba, seguramente el futbolista m¨¢s en forma del f¨²tbol europeo.
CHELSEA 1 - BARCELONA 0
Chelsea: Hilario; Boulahrouz, Terry, Carvalho, Ashley Cole; Essien; Makelele, Lampard; Ballack; Shevchenko (Robben m. 76) y Drogba (Kalou, m. 90). Jugadores no utlizados: Ma-Kalambay, J. Cole, Geremi, Bridge y Ferreira.
Barcelona: Vald¨¦s; Zambrotta, Puyol (Oleguer, m. 73), M¨¢rquez, Gio (Iniesta, m. 55); Edmilson, Xavi, Deco; Messi, Gudjohnsen (Giuly, m. 59) y Ronaldinho. Jugadores no utilizados: Jorquera, Thuram, Motta y Saviola.
Goles: 1-0. M. 47. Ashley Cole pasa a Drogba, que se revuelve sobre si mismo, supera a Puyol y bate de potente chut a V¨ªctor Vald¨¦s.
?rbitro: Frank de Bleeckere (B¨¦lgica). Mostr¨® la cartulina amarilla a Gio, Lampard, Xavi y Deco.
Unos 40.000 espectadores en Stamford Bridge.
El gol del ariete marc¨® la diferencia en un partido que discurri¨® seg¨²n los intereses del Chelsea, un equipo que se maneja mejor que el azulgrana con marcadores cortos porque tiene un mejor control emocional. Jug¨® el Bar?a a verlas venir, porque ha perdido intensidad y agresividad, y cuando fue exigido por el marcador, no pudo levantar el partido, convencido quiz¨¢ de que tiene arreglo. El azulgrana es hoy un equipo demasiado manso, ganso y acomodado para plantearse los encuentros uno a uno, como en tiempos recientes, y le puede en cierto modo una visi¨®n demasiado global de las cosas, como si todo tuviera remedio.
Tanto Mourinho como Rijkaard fueron al fin y al cabo sumamente respetuosos con la jerarqu¨ªa de sus plantillas, s¨ªntoma del respeto con el que afrontaban un partido de palabras mayores, por muy desbravado que se anunciara. A excepci¨®n de Thuram, los azulgrana formaron con el equipo titular, discutible como todos y, sin embargo, cantado si se tiene en cuenta los galones: jugaban Edmilson, Xavi y Messi mientras Motta, Iniesta y Giuly aguardaban en el banquillo. La apuesta de Mourinho atendi¨® por igual la dificultad del partido que los gustos del presidente; actuaba el Chelsea a partir de parejas m¨¢s que de especialistas (Essien-Makelele, Shevchenko-Drogba, Ballack-Lampark y Carvalho-Terry) mientras el marroqu¨ª Boularhrouz.cuidaba de la marca de Ronaldinho y Cole de Messi.
Renunci¨® el Chelsea a los jugadores de banda a cambio de tapar la salida del Bar?a por los costados y procur¨® resolver el partido en las acciones de estrategia que se ganaba a partir de la calidad f¨ªsica y t¨¢ctica de sus futbolistas y de la potencia de un pura sangre como Drogba. No abundaban las ocasiones en un encuentro muy t¨¢ctico, empe?ados todos en neutralizarse m¨¢s que en imponerse desde el riesgo, convencidos de que cualquier error se penalizaba con la derrota, advertidos de que se impon¨ªa no perder el sitio ni el bal¨®n. Terreno abonado para el Chelsea
Al Bar?a le costaba romper el partido por m¨¢s inter¨¦s que pusiera Xavi, exquisito en el manejo de la contienda, siempre aplicado en la lectura del juego. A veces guardaba la pelota y en otras aceleraba el f¨²tbol con sus deliciosos pases interiores. Ausente Ronalidnho, que se apartaba en las jugadas divididas, Xavi s¨®lo encontraba acompa?amiento en Messi, el ¨²nico delantero profundo. Le cost¨® desbordar a Cole y por contra era el ¨²nico que le¨ªa las maniobras de Xavi, cuya velocidad mental y circulaci¨®n de pelota superaba a su propio equipo, m¨¢s pendiente del marcador que del juego.
El volante gener¨® las dos opciones de gol antes de alcanzar el descanso, ambas resueltas por el debutante Hilario, m¨¢s resuelto por bajo que por alto. Los centrocampistas como Xavi necesitan de los delanteros para triunfar. Un ariete como Drogba, en cambio, es capaz de ser el origen y final del gol. As¨ª ocurri¨® nada m¨¢s reanudarse el encuentro cuando reogi¨® un centro insustancial de espaldas de Cole, se dio media vuelta para ganarse un palmo de terreno, superar a Puyol y rematar a gol.
El gol cambi¨® el paisaje del partido, que por momentos evoc¨® al de marzo de 2005, cuando el Bar?a encaj¨® tres tantos en 19 minutos, superado en cada transici¨®n organizada por jugadores de gran despliegue como Lampard. Le redimi¨® la mala punter¨ªa de Sheva. No le qued¨® otro remedio a Rijkaard que replantear la contienda: pas¨® a jugar con una defensa de tres a cambio de ganar a un medio como Iniesta, y abri¨® el campo con un extremo como Giuly. El encuentro recuper¨® su tono copero, por tenso y competido, con un ir y venir en cada ¨¢rea. Al Bar?a le falt¨® entonces grandeza como equipo y singularidad en sus jugadores, apagados como quedaron Messi y Ronaldinho, demasiado alejados del juego, pendientes s¨®lo de una acci¨®n redentora. A diferencia del Chelsea, el Bar?a no acababa las jugadas, para suerte del Hilario, que apenas fue exigido, y el partido agoniz¨® sin mayor novedad. Pareci¨® muy contento el Chelsea y dio la sensaci¨®n de que al Barcelona no le preocupaba demasiado la derrota. Queda mucho camino hasta los partidos sin remedio.
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