Tint¨ªn en Sabadell
En Sabadell se celebraba ayer una trobada tintinaire y para all¨ª raudo se fue este cronista. ?Qu¨¦ es una trobada tintinaire? Pues, como su nombre indica, un encuentro de locos del h¨¦roe de c¨®mic Tint¨ªn, suma creaci¨®n de Georges Remi (Bruselas, 1907-Lovaina, 1983), que firmaba sus ¨¢lbumes con el seud¨®nimo de Herg¨¦. Para quien se pregunte si una cita as¨ª da para tanto, conviene contestar que desde que en 1979, todav¨ªa en vida de su creador, se celebr¨® en Bruselas una exposici¨®n sobre los objetos, todos ellos perfectamente documentados, que aparecen en las aventuras del joven reportero, de la que posteriormente se edit¨® un libro -El museo imaginario de Tint¨ªn- que no falta en la biblioteca de cualquier tintin¨®filo, las conferencias, charlas, exposiciones, estudios y encuentros de todo tipo se han sucedido con ¨¦xito en los lugares m¨¢s insospechados de todo el mundo.
Sabadell celebr¨® ayer una 'trobada tintinaire' que reuni¨® a seguidores del gran reportero nacido de la fantas¨ªa de Herg¨¦
El encuentro de Sabadell era modesto. Unos talleres de dibujo para ni?os en los jardines de Caixa de Sabadell, varios puestos con gadgets para comprar o intercambiar, la actuaci¨®n del acordeonista Joan Alavedra con aires inspirados en las aventuras del joven reportero y una peque?a exposici¨®n dedicada a la pasi¨®n por el alpinismo de Tint¨ªn. Por la tarde estaba previsto representar una obra teatral de inspiraci¨®n tintinesca y la soprano Rosa Nonell iba a meterse en la piel de Bianca Castafiore, el ruise?or de Mil¨¢n, para protagonizar un recital en el que, por supuesto, no iba a faltar la gran creaci¨®n de la diva tan poco cara a Haddock, el aria de las joyas del Fausto de Gounod, que los lectores de Herg¨¦ conocimos por escrito mucho antes de saber c¨®mo sonaba. ?Recuerdan? "Ah, me r¨ªo de verme tan hermosa en este espejo. ?Eres t¨², Margarita?".
Pero lo que conced¨ªa a la ma?ana en Sabadell un aire tintinaire inconfundible eran los coches de ¨¦poca llevados hasta el recinto: un Ford A, de 1930, igual que el que aparece en El loto azul; un Ford, de 1900, como el de Tint¨ªn en el Congo, y un magn¨ªfico Citro?n 15 negro como el que ruge en El asunto Tornasol. El mundo del motor fue especialmente caro a Herg¨¦. En los 22 ¨¢lbumes se han llegado a contar hasta 153 modelos, incluidos camiones, autocares y furgonetas, todos ellos reproducidos con suma precisi¨®n. Son muy pocos los coches de las aventuras de Tint¨ªn que no han podido ser identificados con total seguridad. Concretamente, hay dudas sobre dos b¨®lidos, ambos pilotados por el reportero del mech¨®n enhiesto, que aparecen en Los cigarros del fara¨®n: uno podr¨ªa ser un Amilcar de carreras y el otro un Alfa Romeo o un Bugatti. Sobre todos los dem¨¢s no hay dudas de identificaci¨®n. El ¨¢lbum en el que aparece una mayor variedad de modelos, hasta 14, es El asunto Tornasol. Mi preferido es desde luego el Lancia Aurelia que conduce el temerario Arturo Benedetto Giovanni Giuseppe Arcangelo Alfredo Cartoffoli de Mil¨¢n, tan temerario como para conseguir hacer casta?ear los dientes del capit¨¢n Haddock.
Del encuentro de Sabadell hay otra iniciativa que merece rese?arse: un partido de f¨²tbol-sala entre Borduria y Syldavia. De nuevo a los legos estos dos pa¨ªses imaginarios les dir¨¢n muy poco, pero quienes hemos aprendido tanta geograf¨ªa de la mano de Herg¨¦ y sus h¨¦roes los tenemos perfectamente identificados. Ambos son pa¨ªses centroeuropeos. Syldavia es una monarqu¨ªa comandada por la dinast¨ªa de Ottokar, mientras que Borduria est¨¢ sometida por el dictador Pleksy-Gladz, en clara alusi¨®n a los pa¨ªses de m¨¢s all¨¢ del tel¨®n de acero. Por cierto, los coches bordurios de El asunto Tornasol son todos modelos occidentales, pero sutilmente modificados para incluir la marca del dictador, una uve invertida como sus vistosos mostachos.
Pero el coche no es el ¨²nico medio de transporte que fascin¨® a Georges Remi. La aviaci¨®n ocup¨® tambi¨¦n un amplio espacio en su imaginario, y Tint¨ªn se sube a todo tipo de aparatos, incluido el c¨¦lebre cohete a cuadros rojos y blancos que le llevar¨¢ a la Luna convirti¨¦ndolo en el primer hombre que holl¨® nuestro sat¨¦lite. En el aeropuerto de Sabadell, desde hoy y hasta el 12 de noviembre, puede verse una exposici¨®n dedicada a la aeron¨¢utica en la obra de Herg¨¦. Pero si hay un medio que, m¨¢s que los coches y los aviones, resulta fascinante en el universo tintinesco ¨¦ste es sin duda el de los barcos. Hace tres a?os se tradujo ?Truenos y rayos!, Tint¨ªn, Haddock y los barcos, de Yves Horeau (Zendrera Zariquiey), un completo repaso a los buques que aparecen en las aventuras de Tint¨ªn. Karaboudjan, Aurora, Peary, Unicornio, Pachacamac, Sirius y Ramona, entre otros, son nombres que a algunos se nos han quedado grabados en la memoria desde la infancia. Esos barcos no permitieron viajar muy lejos, descubrir mundos extraordinarios y a personajes entra?ables, primero entre todos el irascible y tierno capit¨¢n Haddock. De modo que s¨ª, que Tint¨ªn da para mucho.
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