No somos iguales
Las ¨²ltimas noticias sobre esc¨¢ndalos por corrupci¨®n urban¨ªstica han causado perplejidad e irritaci¨®n entre los ciudadanos. Lo entiendo perfectamente. Yo mismo he sentido bochorno y verg¨¹enza por el c¨²mulo de "pelotazos" que alcanzan en su responsabilidad a las m¨¢s altas instituciones de la Comunidad de Madrid y a todos los partidos, incluido el m¨ªo.
Los ciudadanos tienen todo el derecho a sentirse defraudados, porque las consecuencias del urbanismo especulativo y corrupto no acaban en el enriquecimiento ileg¨ªtimo e ilegal de unos pocos, sino que suponen una grave amenaza para el desarrollo de nuestra regi¨®n y para el propio bienestar de sus habitantes: encarece el precio de la vivienda, colapsa los servicios p¨²blicos, agrava el problema del tr¨¢fico y deteriora el medio ambiente.
Comprendo que muchos ciudadanos sientan la tentaci¨®n de valorar el comportamiento de todos los pol¨ªticos por igual. Es l¨®gico. Pero, con toda humildad, tambi¨¦n tengo que sostener que la generalizaci¨®n es injusta. Hay una responsabilidad compartida en las instituciones y en los partidos que gobernamos en distintos ¨¢mbitos de esta regi¨®n. Pero no todos tenemos la misma responsabilidad, ni el mismo comportamiento y no afrontamos el problema del urbanismo especulativo de la misma manera.
Los responsables pol¨ªticos honrados, que somos la mayor¨ªa, tambi¨¦n somos v¨ªctimas de los casos de corrupci¨®n: como ciudadanos y como pol¨ªticos, al vernos sumidos en el riesgo del desprestigio a causa del comportamiento delictivo de unos cuantos. Todos los madrile?os recuerdan los acontecimientos del verano de 2003, y saben que he sufrido en mi propia piel las consecuencias de un compromiso firme contra la especulaci¨®n y los "pelotazos" urban¨ªsticos.
Pero no pretendo eludir responsabilidades. Todo lo contrario. Me reafirmo en la convicci¨®n de que podemos y debemos vencer a la corrupci¨®n urban¨ªstica, por muy poderosos que sean sus protagonistas. Desde la pol¨ªtica y desde la ¨¦tica podemos y debemos acabar con el sumidero de las irregularidades y hacer del urbanismo una herramienta al servicio de la calidad de vida de los ciudadanos.
Decididamente, no somos iguales. El PSOE act¨²a en defensa de un urbanismo decente. Los casos de corrupci¨®n que han surgido en nuestras filas, siendo graves, son limitados y excepcionales. Y siempre respondemos de manera contundente y expeditiva, expulsando de nuestras filas a los autores y requiriendo la actuaci¨®n de la Justicia. De Aldea del Fresno a Ciempozuelos. As¨ª lo haremos siempre.
El urbanismo intensivo, que antepone el negocio de las recalificaciones al inter¨¦s de la mayor¨ªa, forma parte estructural del discurso y la acci¨®n del Partido Popular en la Comunidad de Madrid y en muchos de los ayuntamientos donde gobierna. Los casos de irregularidades y de corruptelas en el PP son extraordinarios por su n¨²mero y dimensi¨®n. Y la respuesta del partido que preside Esperanza Aguirre es siempre la de negar, tapar, amparar y facilitar el "pelotazo". De Majadahonda a Villanueva de la Ca?ada, pasando por Boadilla, Brunete, Torrelodones, Las Rozas, Moralzarzal, Moraleja de Enmedio y un largu¨ªsimo etc¨¦tera constatado en medios de comunicaci¨®n y tribunales varios.
Cuando el PSOE comprueba que alguno de sus militantes mantiene comportamientos contrarios a la ley y a la ¨¦tica, act¨²a con determinaci¨®n e higiene democr¨¢tica. Mientras tanto, el PP mantiene en cargos institucionales y org¨¢nicos a personas de comportamiento tan reprochable y probado como el ex secretario general Ricardo Romero de Tejada -miembro del Consejo de Administraci¨®n de Caja Madrid-, el ex director general de Urbanismo Enrique Porto -a¨²n responsable territorial del PP madrile?o- o el alcalde de Villanueva de la Ca?ada, Luis Partida, -todav¨ªa presidente de la Federaci¨®n de Municipios de Madrid-.
La planificaci¨®n y ordenaci¨®n del territorio en la Comunidad de Madrid, sin embargo, requiere de un tratamiento que ha de ir m¨¢s all¨¢ de la respuesta r¨¢pida y eficaz a la corrupci¨®n urban¨ªstica. Hemos de trascender el inevitable juego de los reproches entre partidos y la simple l¨®gica electoralista.
El urbanismo madrile?o necesita de un cambio de rumbo. Un modelo de desarrollo s¨®lido, sostenible y justo requiere de una pol¨ªtica territorial pensada y aplicada para afrontar importantes necesidades de nuestra sociedad: facilitar el acceso a la vivienda de los m¨¢s j¨®venes; garantizar servicios p¨²blicos de calidad en los nuevos barrios; asegurar la movilidad y tiempos de desplazamiento razonables; impulsar la actividad econ¨®mica y el empleo; y preservar el entorno natural, entre otros.
?ste es el objetivo: un urbanismo al servicio del desarrollo sano de Madrid, del bienestar de su gente y del equilibrio medioambiental. Y para alcanzarlo, cinco medidas: una nueva Ley del Suelo de la Comunidad de Madrid que combata la especulaci¨®n y promueva la vivienda protegida; un Plan de Estrategia Territorial que determine los usos del suelo en funci¨®n del inter¨¦s colectivo y m¨¢s all¨¢ de las presiones de propietarios y promotores de suelo; un C¨®digo ?tico exigente que garantice transparencia y limpieza en las tramitaciones urban¨ªsticas; un servicio de inspecci¨®n y disciplina urban¨ªstica bien dotado y eficaz; y una estrecha colaboraci¨®n de las instituciones auton¨®micas y locales con la Justicia para castigar la corrupci¨®n.
?sta es mi propuesta. Porque no somos iguales.
Rafael Simancas es secretario general del Partido Socialista de Madrid.
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