Guerra sucia en las pantallas
Los anuncios televisivos suben el tono y llegan a niveles nunca vistos en el ¨²ltimo tramo de la campa?a electoral
En Tennessee, donde hay una furiosa pelea entre el dem¨®crata afroamericano Harold Ford y el republicano Bob Corker por un esca?o del Senado, una rubia en un anuncio de televisi¨®n dice que Ford fue a una fiesta de Playboy; la publicidad acaba con un primer plano de la mujer que gui?a el ojo a la c¨¢mara y susurra: "Harold, ll¨¢mame". En media docena de Estados, el actor Michael J. Fox, con convulsiones en la pantalla debido a la enfermedad de Parkinson que sufre, apoya a los dem¨®cratas que favorecen la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre y acusa a los republicanos de decidir "qui¨¦n debe vivir y qui¨¦n debe morir". En Nueva Jersey, dos adversarios se acusan mutuamente de ayudar a criminales.
Nada nuevo bajo el sol: en el ¨²ltimo tramo de unas competid¨ªsimas elecciones en las que est¨¢ en juego algo tan importante como el control del Congreso, los anuncios televisivos suben el tono y llegan a niveles nunca vistos... hasta las pr¨®ximas elecciones. "Los votantes podr¨ªan pensar que se enfrentan a opciones imposibles, porque muchos candidatos subrayan no los contrastes, sino los extremos", escribe Marie Horrigan en Congressional Quarterly.
En Carolina del Norte, el anuncio del republicano Vernon Robinson -que trata de conquistar un esca?o ocupado por el dem¨®crata Brad Miller- se ajusta bien a este an¨¢lisis: sobre una m¨²sica siniestra, un locutor desgrana el apocalipsis: "Los norteamericanos son atacados por el extremismo islamista en cualquier rinc¨®n del mundo; los homosexuales se burlan del santo matrimonio, las lesbianas y las feministas atacan todo lo que es sagrado, los jueces liberales reescriben la Constituci¨®n..." Al final del anuncio aparece Robinson prometiendo combatir este panorama y salvar a los habitantes de su distrito.
Una de las claves para que la base republicana reaccione y vaya a votar el 7 de noviembre es que la Coalici¨®n Cristiana no se quede en casa. Para animar a los votantes religiosos, los grupos paralelos a los partidos que hacen publicidad por su cuenta dan rienda suelta a los anuncios m¨¢s agresivos. En Tennessee, el Partido Dem¨®crata ha denunciado la publicidad contra Ford: el candidato, ha dicho, fue uno de los 3.000 invitados que asistieron a la fiesta de Playboy en 2005. El mensaje de la actriz que gui?a el ojo a Ford es tan soez que el candidato republicano ha dicho que no tiene nada que ver con esa publicidad. Pero Ken Mehlman, presidente del partido, ha dicho que no le parece mal.
Para Alex Johns, del John Sorenstein Center of the Press, Politics And Public Policy en la Universidad de Harvard, anuncios como este "marcan nuevos l¨ªmite inferiores" sobre lo que est¨¢ y no est¨¢ permitido hacer en campa?a y son "una verg¨¹enza" cuyas consecuencias pueden no ser siempre positivas para el partido que los crea.
El enfrentamiento m¨¢s llamativo tiene un protagonista peculiar e inesperado: el actor Michael J. Fox, que lucha desde hace a?os por el avance de la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre para buscar tratamientos a enfermedades como la que ¨¦l padece, el Parkinson. Fox aparece en anuncios que apoyan a candidatos dem¨®cratas en varios Estados. En Maryland, por ejemplo, Fox apoya al candidato dem¨®crata al Senado, Ben Cardin, y acusa al presidente George W. Bush y a los pol¨ªticos republicanos de "poner l¨ªmites a las investigaciones m¨¢s prometedoras" para enfermos de Alzheimer, Parkinson o diabetes.
La gran estrella radiof¨®nica de la derecha m¨¢s conservadora estadounidense, Rush Limbaugh, acus¨® al actor de "no haber tomado su medicaci¨®n" para que las convulsiones provocadas por su enfermedad impactaran m¨¢s a los espectadores, e incluso sugiri¨® que los espasmos no eran reales sino fingidos. Limbaugh complet¨® esa opini¨®n con un ataque a los dem¨®cratas por "explotar la enfermedad" del actor y otro contra el actor por "exagerar los efectos de su enfermedad".
Al d¨ªa siguiente, Limbaugh ofreci¨® una media disculpa al actor: "Gente que ha visto a Michael J. Fox me ha dicho que est¨¢ as¨ª todo el tiempo. Le pedir¨¦ disculpas", pero insisti¨® en que est¨¢ siendo explotado por los dem¨®cratas.
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