Goran Paskaljevic gana la Espiga de Oro

Optimistas, el filme coral con el que el serbio Goran Paskaljevic ajusta las cuentas con la confusa situaci¨®n moral de su pa¨ªs, se alz¨® ayer con dos de los mayores premios de esta 51? edici¨®n de la Seminci de Valladolid, la Espiga de Oro a la mejor pel¨ªcula y el galard¨®n al mejor actor, que fue para Lazar Ristovski, un rostro habitual en las pel¨ªculas del serbio. Mejor actriz fue Laura Linney por su sensible interpretaci¨®n en el filme australiano Jindabyne, de Ray Lawrence, que vio tambi¨¦n premiados a sus compositores, Paul Kelly y Dan Luscombe, por la mejor partitura; todas estas decisiones no admiten mayores reparos.

M¨¢s objetable, por claramente excesivo, resulta el segundo premio, la Espiga de Plata, que recay¨® en el filme iran¨ª Zemestan (Es invierno), de Rafi Pitts, una tan bien intencionada como humilde y hasta confusa denuncia de las condiciones de vida del proletariado iran¨ª de hoy, por la que el operador Mohammad Davoodi obtuvo, con todo merecimiento, el premio a la mejor fotograf¨ªa. Que este filme menor desplazara a las dos propuestas espa?olas, Mujeres en el parque, de Felipe Vega, y El ciclo Dreyer, de ?lvaro del Amo, o a la hispano-argentina Derecho de familia, de Daniel Burman, se antoja casi un abuso, como lo es, igualmente, que el anodino trabajo del debutante argentino Hern¨¢n Gaffet en Ciudad en celo se alzara con el premio al mejor director novel.

En lo que hace al resto de los premios menores, el del P¨²blico fue, con toda l¨®gica, para el filme franc¨¦s Days of glory, de Rachid Bouchareb, la ¨²nica superproducci¨®n a concurso, mientras la Cr¨ªtica internacional prefiri¨® premiar las s¨®lidas virtudes de Das Fr?ulein, de Andrea Staka, la historia de c¨®mo la llegada de una refugiada bosnia a un restaurante regentado por serbias en Z¨²rich modifica las vidas de todas ellas. Finalmente, el jurado de la secci¨®n Tiempo de Historia, de lejos, la m¨¢s interesante del certamen, premi¨® el impresionante documental Las alas de la vida, de Antoni P. Canet, el doloroso, aleccionador y emocionante recorrido por los ¨²ltimos a?os de un enfermo terminal, con el Primer Premio, mientras que Goodbye, America, del brasile?o Sergio Oksman, un retrato tierno e ir¨®nico del actor Al Lewis, y Three comrades, de la rusa Masha Novikova, sobre la amistad entre tres hombres desde los tiempos de la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica hasta la guerra de Chechenia, recib¨ªan sendos segundos premios.

El nuevo rumbo elegido por la Seminci, que este a?o decidi¨® prescindir de grandes pel¨ªculas ya premiadas en otros cert¨¢menes para ir en busca de propuestas nuevas y, es de suponer, m¨¢s imaginativas, se ha demostrado radicalmente equivocado y hasta lesivo para la continuidad del evento. La mediocridad de la selecci¨®n oficial corri¨® pareja con el a¨²n menor inter¨¦s de la secci¨®n paralela Punto de Encuentro, mientras que algunos de los ciclos, como el dedicado al gran director indio Satyajit Ray, con siete t¨ªtulos proyectados en DVD, el protagonizado por la profesi¨®n period¨ªstica o el que pretend¨ªa mostrar las relaciones entre v¨ªdeojuegos y cine resultaron poco menos que propuestas de videoclub. Todo ello en un festival que, hasta el pasado a?o, se hab¨ªa caracterizado por la f¨¦rrea coherencia de su programaci¨®n y por la calidad de sus ciclos y publicaciones.