"S¨¦ qui¨¦n va a ser el alcalde: un tipo ¨²nico"
Miguel Sebasti¨¢n brome¨® por 'sms' con sus amigos sobre su candidatura y su pasado en el BBVA
"S¨¦ qui¨¦n va ser el pr¨®ximo alcalde de Madrid: Un tipo ¨²nico". Miguel Sebasti¨¢n remiti¨® este sms a algunos amigos suyos el mi¨¦rcoles por la ma?ana. Unas horas m¨¢s tarde, el director de la Oficina Econ¨®mica de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero era presentado como candidato del PSOE a la alcald¨ªa de Madrid.
El mensaje hac¨ªa referencia a una propuesta socialista -la instauraci¨®n de un tipo ¨²nico en el IRPF- que ¨¦l aval¨® en su etapa en el servicio de estudios del BBVA y que acab¨® con su despido del banco. Y ese sms demuestra, seg¨²n uno de los destinatarios, "el gran sentido del humor" del candidato. "Un tipo ¨²nico" que rechaz¨® ser ministro de Econom¨ªa, pero al que esta vez no ha temblado el pulso al aceptar el reto de competir con Alberto Ruiz-Gallard¨®n en la capital. Todos los consultados, amigos y enemigos, 22 personas de su entorno personal y profesional, aseguran que si lo ha asumido es porque est¨¢ convencido de que va a ganar.
"?Un defecto? No tiene equilibrio entre su vida personal y el trabajo. Lo entrega todo a su profesi¨®n", dice un compa?ero del PSOE
"Es carism¨¢tico, vehemente y muy provocador. Llevaba siempre la contraria para estimular el debate. Y lo consegu¨ªa", recuerda una alumna
Probablemente, Miguel Sebasti¨¢n Gasc¨®, doctor en Econ¨®micas, 49 a?os, soltero, recorri¨® el mi¨¦rcoles, como tantas otras ma?anas, la Dehesa de la Villa, el parque junto al que ha elegido vivir -necesita un espacio verde cerca- siguiendo a sus dos perros b¨®xer, Cayo y Pulpo. Quiz¨¢ medit¨®, antes de ir a su despacho en Moncloa, sobre el giro radical que iba a dar su vida. En las primeras horas de la ma?ana del mi¨¦rcoles 25 de octubre, probablemente -el candidato y su familia se han negado a hablar con EL PA?S para elaborar este perfil biogr¨¢fico- Sebasti¨¢n se par¨® a teclear otro sms: "Poned la televisi¨®n a la una. Siento no hab¨¦roslo dicho antes", envi¨® a una
amiga.
Miguel creci¨® en los a?os del desarrollismo en una familia de la burgues¨ªa madrile?a. Era el octavo de 10 hermanos, de los que dos ya han fallecido. Con los dem¨¢s, afirman sus allegados, mantiene lazos muy estrechos. En su piso del barrio de Salamanca, los seis chicos y las cuatro chicas disfrutaron de las comodidades que les proporcion¨® el trabajo de su padre como agente de bolsa, y de una esmerada educaci¨®n en los colegios Estudio -heredero de los principios de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza- y Alam¨¢n, ambos privados.
Tras cursar COU en el San Pablo CEU, donde sus compa?eros aseguran que ya apuntaba maneras de l¨ªder, en 1975 entr¨® en la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad Complutense. Ah¨ª, Sebasti¨¢n no se preocup¨® ¨²nicamente de conseguir un brillante expediente acad¨¦mico y se involucr¨® en las movilizaciones contra la dictadura a trav¨¦s del Partido Socialista del Pueblo (PSP) de Enrique Tierno Galv¨¢n.
Secundino Gonz¨¢lez, compa?ero del PSP, recuerda que Sebasti¨¢n "llevaba el pelo largo a lo hippy" y que fue detenido por hacer propaganda a favor de la abstenci¨®n en el refer¨¦ndum para la Reforma pol¨ªtica. "Unos cuantos compramos al d¨ªa siguiente todos los ejemplares del Ya en los quioscos cercanos a su casa para que sus padres no se enterasen", dice. El grupo de Sebasti¨¢n abandon¨® el partido en 1978, cuando el partido del viejo profesor se integr¨® en el PSOE. "Era demasiado moderado, demasiado socialdem¨®crata para ¨¦l", recuerdan sus compa?eros. Casi 30 a?os despu¨¦s, Sebasti¨¢n sostiene que el PSOE es el partido m¨¢s liberal de Espa?a.
Esa idea, usada contra ¨¦l en algunos sectores del PSOE, es un ejemplo del tono provocador con el que le gusta empezar a argumentar. "Le encanta sentarse a debatir con cuatro o cinco personas y darle mil vueltas a un tema. Le molesta mucho que le sigan la corriente sin pensar", dice un amigo suyo. Otros destacan las dotes teatrales que despliega durante las discusiones. ?Defectos? "No tiene equilibrio entre vida personal y trabajo. Lo entrega todo a su profesi¨®n", dice un compa?ero del PSOE. Un analista econ¨®mico lo compara con el ex ministro Miguel Boyer: "Por el papel de asesor que han realizado con sus presidentes, a quienes introdujeron en el mundo econ¨®mico y empresarial. Y, sobre todo, por ser arist¨®cratas de la inteligencia. Es ese ligero desprecio por la inteligencia menor".
En 1980, ya licenciado, march¨® a la Universidad de Minnessota con cuatro compa?eros. "Empezamos viviendo todos en una gran casa. Al cabo de un a?o, Miguel se independiz¨®", recuerda Soledad N¨²?ez, directora general del Tesoro y compa?era en EE UU. "Estudi¨¢bamos mucho. Pas¨¢bamos horas en la biblioteca". Miguel, dice Soledad, era el m¨¢s brillante. Y el m¨¢s bromista: "Se pon¨ªa caretas y me daba unos sustos de muerte. Hac¨ªa un fr¨ªo terrible all¨ª y el coche se estropeaba a menudo cuando ¨ªbamos a clase. ?l era el ¨²nico capaz de volverlo a arrancar".
En Minnesota, se hizo con un gran dan¨¦s, al que llam¨® Sam. En 1985 volvi¨® con ¨¦l a Espa?a y con el t¨ªtulo de doctor en Econ¨®micas bajo el brazo. Sigue compartiendo con su amiga Soledad las "excelentes paellas y tortillas de patata gigantes" que cocina en las reuniones en su casa de Almer¨ªa, donde le gusta bucear.
En 1987 empieza a dar clases en la Complutense y hasta 2004 no deja la docencia. Tras su paso por la Direcci¨®n de Planificaci¨®n del Ministerio de Hacienda, el Servicio de Estudios del Banco de Espa?a y la Sociedad Intermoney, en 1998, un cazatalentos lo fich¨® para BBVA. Ah¨ª comenzar¨ªa una tortuosa andadura de tres a?os.
"Era brillante, de los mejores", recuerdan fuentes cercanas al banco. Pero sus investigaciones como jefe de estudios empezaron a incomodar a quienes le hab¨ªan contratado. "No entendi¨® que era libre de pensar lo que quisiera, pero no de decirlo". Seg¨²n estas fuentes, redact¨® informes muy cr¨ªticos con la pol¨ªtica econ¨®mica del gobierno del PP, especialmente contra los presupuestos y la reforma fiscal. La gota que colm¨® el vaso fue la defensa del tipo ¨²nico en el IRPF, que se propuso desde la cocina del PSOE. Rato se hart¨® y pidi¨® su cabeza a Francisco Gonz¨¢lez, presidente del BBVA. ?ste se la entreg¨®.
"Se preocup¨® m¨¢s de salir en los peri¨®dicos con sus estudios que de defender los intereses de quien le pagaba. Creo que en los ¨²ltimos tiempos estuvo buscando que le echaran para preparar su carrera pol¨ªtica", dicen fuentes cercanas a la entidad.
Cierto o no, ah¨ª comienza, quiz¨¢, una de sus ¨¦pocas m¨¢s duras. "Se sinti¨® impotente, apartado por razones pol¨ªticas de un cargo al que se hab¨ªa entregado durante tres a?os", cuentan quienes le conocieron en aquella ¨¦poca. Una hepatitis le dej¨® tres meses en cama. "Fue muy cr¨ªtico con algunos aspectos de la universidad. Por envidia y recelo, muchos desconfiaron de ¨¦l", dice un compa?ero.
Pero poco a poco se repuso. "Le vino muy bien para saber qui¨¦n estaba con ¨¦l y qui¨¦n no. Fortaleci¨® su c¨ªrculo", recuerda un amigo suyo. Una tarde, la Complutense se llen¨® de coches oficiales. Rodrigo Rato iba a presentar su tesis. "La lectura era p¨²blica. No era una tesis acad¨¦mica. Era un resumen de logros del gobierno del PP. Se mont¨® un gran revuelo. Miguel estuvo a punto de entrar en el aula para rebatir a Rato", recuerda un compa?ero.
Todo el mundo usa la palabra "brillante" para definirle. Imaginativo, provocador y tenaz en la elaboraci¨®n de argumentos. Entre sus alumnos causaba admiraci¨®n. "Era carism¨¢tico, vehemente y muy provocador. Llevaba siempre la contraria para estimular el debate. Y lo consegu¨ªa", recuerda una estudiante. "Ten¨ªa una frase m¨ªtica cuando alguien no escuchaba: '?A la puta calle!". "Pero era el profesor m¨¢s guapo. Ten¨ªa el trasero m¨¢s bonito. Siempre enfundado en unos vaqueros apretados".
Los que han trabajado con ¨¦l destacan su capacidad para formar equipos y la intensidad con la que defiende sus argumentos. "A veces arrolla a la gente, algunos pueden sentirse inc¨®modos", dicen. Pero tambi¨¦n resaltan su generosidad y fidelidad: "Nunca se adue?a de la idea de otro. Deja que los dem¨¢s se luzcan. Por eso tiene tan buenos equipos". Su c¨ªrculo de amigos es absolutamente protector. Todos exigen que se le trate bien.
En 2000 el PP logra la mayor¨ªa absoluta. Sebasti¨¢n invita a cenar a un grupo de economistas y les propone formar un grupo de ide¨®logos afines al PSOE. "Propuso llamarlo Haza?a. Por lo que iba a representar la victoria socialista al cabo de cuatro a?os", recuerda un miembro de aquel grupo. Ese ser¨ªa el embri¨®n de Economistas 2004, un laboratorio de ideas econ¨®micas del PSOE.
Miguel Sebasti¨¢n fue disc¨ªpulo brillante del ex gobernador de Banco de Espa?a, Luis ?ngel Rojo. Y ¨¦ste fue quien le aval¨® ante Zapatero. Aunque ¨¦se es s¨®lo un detalle de una de las grandes historias de amor de la pol¨ªtica espa?ola. "Sebasti¨¢n se acerc¨® al PSOE cuando nadie daba un duro por ellos. Cuando todo el mundo dec¨ªa que no hab¨ªa economistas que apoyaran al partido, ¨¦l ilusion¨® a muchos", recuerda un militante.
Zapatero oye maravillas de Sebasti¨¢n. Se re¨²nen. "Fue un flechazo. Se enamor¨® de ¨¦l", recuerda un socialista que asisti¨® a la cita. Sebasti¨¢n se convierte al poco en coordinador del programa electoral del PSOE junto a Jes¨²s Caldera. "A partir de ah¨ª, Zapatero empez¨® a utilizarle para todo", dice un compa?ero de partido.
La noche del 14 de marzo de 2004, el PSOE gana las elecciones. Primero la euforia y luego las decisiones. "Te toca", le dice Zapatero a Sebasti¨¢n. El martes rechaza el ofrecimiento de ser ministro de Econom¨ªa. "Ven¨ªa del mundo de la empresa y no se ve¨ªa con la suficiente experiencia pol¨ªtica", dice uno de sus amigos ¨ªntimos. "No estaba seguro de dejar que su vida privada quedase expuesta", dice otro. Otras fuentes apuntan a que no encontr¨® a las personas adecuadas para formar equipo. ?Y ahora? "Despu¨¦s de tres a?os dirigiendo la Oficina Econ¨®mica del presidente considera que ya tiene experiencia", responde uno.
Ahora, Miguel Sebasti¨¢n vuelve a entrar en escena en la partida m¨¢s dif¨ªcil del PSOE desde que le arrebat¨® el Gobierno central al PP en marzo de 2004. Un amigo, tras conocer su nombramiento, tambi¨¦n por sms, contest¨®: "Hay que reconocer que los tienes bien puestos".
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