Cerveza con burbujas

En diciembre de 2005, las familias Mahou-Gerv¨¢s recuperaron el control absoluto del grupo cervecero espa?ol Mahou con la compra del 33,4% al grupo franc¨¦s Danone. Menos de un a?o m¨¢s tarde, consecuencia de la jubilaci¨®n obligada del director general, Carlos Walter Schmacher, los propietarios de la empresa l¨ªder en el sector cervecero espa?ol han hecho una apuesta de futuro para el grupo poniendo su gesti¨®n en manos de Alberto Rodr¨ªguez-Toquero. Su desembarco en la firma cervecera se considera como un paso adelante en el proceso de relevo generacional de la empresa, sobre todo con la mirada puesta en el desarrollo de nuevos proyectos en el exterior.

Madrile?o de 44 a?os, Alberto Rodr¨ªguez-Toquero tiene la experiencia que puede proporcionar haber desarrollado pr¨¢cticamente toda su vida como ejecutivo en el sector de las bebidas. Inici¨® su actividad profesional en el grupo Coca-Cola en 1986 y desde esa fecha hasta su salida de la multinacional pas¨® por todos los puestos de responsabilidad en una l¨ªnea ascendente hasta la direcci¨®n general del grupo en Espa?a entre 2000 y 2003.

Casado y con cuatro hijos, a Alberto Rodr¨ªguez-Toquero se le considera como un hombre profundamente hogare?o a quien le gusta la vida familar. Es quiz¨¢ por ese motivo por el que en 2003, cuando se le propuso que ascendiera en el propio grupo Coca-Cola para desarrollar su trabajo en el exterior, opt¨® por abandonar la empresa y aparcar moment¨¢neamente su actividad como consejero delegado durante los ¨²ltimos dos a?os en la agencia de publicidad Arnold Worldwide Spain.

Al nuevo director general del grupo cervecero se le considera entre sus compa?eros como un hombre educado y correcto en el trato que se hace no s¨®lo apreciar, sino querer, por sus subordinados. Hace valer sus ideas sin autoritarismo y por la convicci¨®n. Cuando en 2003 en una fiesta navide?a se anunci¨® su salida de Coca-Coca, dicen que los aplausos duraron m¨¢s de 10 minutos. En el trabajo se le califica como tremendamente minucioso, pero capaz de poner patas a cualquier idea. Es un hombre defensor del trabajo en equipo, poco amigo de las estridencias, detallista en los n¨²meros y riguroso en la gesti¨®n.

Es uno de los muchos miles de nuevos golfistas o jugadores de p¨¢del de este pa¨ªs, pero su mayor apuesta deportiva la tiene con la carrera de San Silvestre que, en 2005, cubri¨® en 1.15 horas, una marca que quiere rebajar este a?o.