El grito
La indefensi¨®n y la injusticia se reparten por el mundo de manera tan abundante que resulta muy dif¨ªcil elegir, de entre todos los desheredados de la Tierra, a aquellos que est¨¢n peor. Pero estoy segura de que las peque?as y remotas comunidades ind¨ªgenas se encuentran a la cabeza de este ranking desolador. Son tribus diminutas que se van extinguiendo ag¨®nicamente ante nuestra m¨¢s perfecta indiferencia, perseguidos, asesinados, cazados como animales en sus selvas por los madereros, los narcotraficantes, las guerrillas. Son seres fuera de la historia que no saben leer ni escribir, que vienen de otro mundo y carecen de la menor posibilidad de defenderse, porque no conocen ni las palabras ni las costumbres de sus verdugos. Por eso, su ¨²nica arma, su ¨²nica v¨ªa de protesta, es la inmolaci¨®n. Acaba de suicidarse un l¨ªder ind¨ªgena de la tribu nukak, en Colombia. Tom¨® el veneno que utilizan para pescar, desesperado ante la inminente extinci¨®n de su gente. Los nukak son n¨®madas y viv¨ªan en la selva. Pero llegaron los narcotraficantes, y luego el ej¨¦rcito, y los paramilitares, y las guerrillas, todos batallando unos contra otros para hacerse con el control de la droga en la zona. Atrapados en mitad de la guerra, los nukak tuvieron que huir. Ahora malviven refugiados a las afueras de una ciudad en condiciones miserables y s¨®rdidas. Ya han fallecido m¨¢s de la mitad de desnutrici¨®n, diarrea y gripe; si no regresan pronto a la selva, morir¨¢n todos. De ah¨ª la angustia del l¨ªder de la tribu, el grito desesperado de su suicidio. Se llamaba Mao-be.
Y no son los ¨²nicos ind¨ªgenas abandonados a su suerte. Hace meses que Survival intenta hacer p¨²blica la desesperada situaci¨®n de los bosquimanos en Botsuana. Pero los medios no solemos prestar atenci¨®n a estas historias marginales, a la feroz realidad de los desamparados m¨¢s desamparados del planeta. El Gobierno de Botsuana expuls¨® a los bosquimanos de sus tierras y ellos se resistieron a dejarlas. La reserva fue bloqueada para que nadie pudiera entrar, ni los periodistas ni los abogados, y los bosquimanos han sido detenidos, torturados y asesinados con total impunidad. ?Vamos a seguir ignorando pl¨¢cidamente todo esto? ?El suicidio de Mao-be, los susurros de agon¨ªa de los marginados?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.