"?Qu¨¦ asco! Ya fuman otra vez"
La entrada en vigor del reglamento regional lleva de nuevo el humo a los bares de oficinas
Las mesas de la cafeter¨ªa de un edificio de oficinas en Sanchinarro s¨®lo han pasado dos meses libres de ceniceros repletos de colillas. Es el tiempo que media entre las respectivas entradas en vigor de dos normativas que, en teor¨ªa, deber¨ªan complementarse y, en realidad, se contradicen en aspectos fundamentales: la del Gobierno central y la de la Comunidad de Madrid.
Cristina y Elena, dos ingenieras de 30 a?os sentadas frente a frente, se lamentaban ayer por la aplicaci¨®n del reglamento del Ejecutivo regional, que rebaja algunos aspectos de la ley estatal. Ellas, que desde el 1 de septiembre -fecha en la que venci¨® la moratoria concedida por el Ministerio de Sanidad a los bares y restaurantes para que acometieran las obras de adaptaci¨®n a la nueva ley- hab¨ªan logrado llegar a sus casas sin "apestar" a tabaco, tendr¨¢n que soportar de nuevo los humos ajenos mientras se toman el caf¨¦ despu¨¦s de la comida.
UGT est¨¢ a favor de la prohibici¨®n, pero hay afiliados que se alegran de que Madrid la levante
En la puerta de este edificio que acoge dos empresas luce un cartel que informa de la prohibici¨®n de fumar en sus instalaciones. Avanzando un metro, en la cafeter¨ªa se lee otro cartel que desmiente al anterior. El comedor se ha reservado para los no fumadores y la cafeter¨ªa para los que s¨ª lo son. A pesar de que la ley exige que las dos zonas est¨¦n divididas f¨ªsicamente y completamente compartimentadas, todo lo que separa a unos y otros es una maceta que llega a la altura de la cintura. El humo no encuentra ning¨²n impedimento entre los dos espacios.
Encantadas de encontrar a alguien que escuche su malestar -"Justo lo est¨¢bamos comentando ahora", dice Elena cuando se le pregunta si quiere hablar sobre el tema-, su amiga no puede reprimir una mueca al mirar a un grupo de fumadores: "?Qu¨¦ asco!, ya nos hab¨ªamos acostumbrado y ahora, otra vez".
A su lado, tres hombres y una mujer toman sus caf¨¦s en la barra. Todos son fumadores. Este invierno no tendr¨¢n que pedir, como se tem¨ªan, vasos de pl¨¢stico y sacar sus bebidas fuera para fumar al mismo tiempo. "Con lo estresados que estamos, no tenemos tiempo para tomarnos algo aqu¨ª y luego salir para el pitillo", comenta ?scar, de 33 a?os, satisfecho con la decisi¨®n de la presidenta regional, Esperanza Aguirre.
Un grupo de brit¨¢nicos que pasar¨¢n en Espa?a unas semanas para realizar un proyecto de ingenier¨ªa est¨¢ espantado ante la imagen de las colillas en el suelo. William es de Escocia y dice que en su pa¨ªs tienen una ley similar a la espa?ola, que impide fumar en todos los espacios p¨²blicos. Sus compa?eros cuentan que el a?o pr¨®ximo entrar¨¢ en vigor una legislaci¨®n similar en todo el Reino Unido. Ninguno es fumador y todos preferir¨ªan que las cosas estuvieran como hace una semana: libre de humos.
Los camareros, principales perjudicados por la inhalaci¨®n constante, no parecen muy preocupados. Uno de ellos dice que le da igual lo que haga la gente, que lo ¨²nico que le preocupa es que, con las colillas, los clientes "engorrinan" mucho m¨¢s el local.
Desde UGT-Madrid, una portavoz explica que es muy pronto para estimar el porcentaje de centros de trabajo que habilitar¨¢n zonas especiales para los fumadores. "De lo que estamos seguros es de que lo har¨¢n muchas empresas", dice resignada. Porque el enemigo lo tiene en casa. Ella comenta que algunos trabajadores de la UGT, sindicato que defiende la prohibici¨®n y contrario al reglamento aprobado por la Consejer¨ªa de Sanidad, se acercaron durante el d¨ªa de ayer a la cafeter¨ªa dispuestos a dar buen uso a su paquete de tabaco. "Por ahora se ha dado la orden terminante de no fumar en todo el edificio; pero no sabemos si esto cambiar¨¢", admite. Y es que una cosa son los principios y otra renunciar a la tradici¨®n de "caf¨¦ y pitillo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Ley antitabaco
- Bares
- Decretos auton¨®micos
- Legislaci¨®n espa?ola
- Restricciones tabaco
- Legislaci¨®n auton¨®mica
- Restricciones consumo
- Tabaquismo
- Hosteler¨ªa
- Adicciones
- Tabaco
- Consumo
- Madrid
- Enfermedades
- Comunidades aut¨®nomas
- Medicina
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica sanitaria
- Turismo
- Comunidad de Madrid
- Sanidad
- Espa?a
- Salud
- Industria
- Legislaci¨®n